La fijación del programa “Precios Máximos” es una de las herramientas que emplea el Gobierno para desacelerar la inflación. El esquema con tope de valores permite establecer referencias para los consumidores. Sin embargo, las empresas usan diversos artilugios para escapar a as reglamentaciones y aplicar incrementos por fuera la norma
De acuerdo a un trabajo que mandó a realizar el Ministerio de Producción de la provincia de Buenos Aires y al que El Destape tuvo acceso, las compañías suben los precios de los productos con distintas estrategias. El documento reúne algunas de las prácticas identificadas durante las fiscalizaciones de precios en supermercados, autoservicios y tiendas. Se trata de maniobras engañosas para escapar a las multas.
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La imagen no es lo que parece
A modo de ejemplo, si en Precios Máximos está disponible un yogur de 190 gramos, aparece un envase de 180 gramo que es más caro. Si la lavandina común tiene el precio congelado, la góndola se llena de lavandina “microfiltrada”, más costosa.
Asimismo, se detectó que si la segunda marca tiene un buen precio, en la góndola ocupa más espacio la primera marca. Si la leche común no aumenta por decreto, las heladeras se llenan con siete u ocho variedades de sachets “con calcio”, “lactosa zero”, “plus hierro”, con precios más altos.
Técnicas para subir precios
- Se “modifica” el producto mediante cambios insignificantes. De esa manera, técnicamente se convierten en productos distintos y pueden ser vendidos a precios más altos que los fijados por normativas nacionales.
- Incluyen “nuevo” código de barras, “nuevo” packaging, “nuevo” gramaje en el envase, “nueva” fórmula de elaboración para vender el mismo producto pero más caro.
- Obstaculizan fiscalizaciones de precios con facturas de venta confusas, que incluyen variables arbitrarias (descuentos por prontopago, notas de crédito, costo de flete, recargos por logística, abastecimiento o reposición) y dificultan cómo determinar el verdadero precio de un producto.
- Boicotean los productos con precios fijados al 6 de marzo haciéndolos desaparecer de las góndolas y reemplazarlos por otros productos más caros. A raíz de esa práctica, el Gobierno emitió una resolución que destaca que lo importante a la hora de fiscalizar precios es contemplar “los principales atributos del producto”.
- La utilización del “frente de góndola”, es decir, el espacio real de exhibición: el producto de Precios Máximos pierde espacio y “nuevos productos” copan la góndola.
- El flete y los recargos por conceptos como logística, abastecimiento o reposición, dificultan determinar el precio final de venta de un producto. Y apunta a obstaculizar la aplicación de multas.
El caso de la lavandina
En el marco de la pandemia del coronavirus, la lavandina se convirtió en un producto de primera necesidad por sus propiedades desinfectantes. Está entre los ejemplos de trampas de fabricantes y productores.
Es que a la lavandina original, la sucede un nuevo producto “máxima pureza”, aunque la composición sea la misma. Un nuevo producto que no es nuevo, salvo por el precio. La lavandina “microfiltrada” ahora cuesta 50 pesos, mientras que la original cuesta 40 pesos.
Esta práctica de “nuevos productos” se combina con la estrategia en góndola. Ambos envases son muy parecidos y en la góndola aparecen convenientemente mezclados. Si el cliente lo mira con atención, verá una pequeña leyenda verde que dice “máxima pureza”.
Cambios al yogur
Una misma marca puede ir discontinuando un producto (el que estaba en la lista de Precios Máximos) y, al mismo tiempo, lanzar al mercado uno nuevo, pero que a la vez es el mismo. El resultado es que el “original” deja de existir paulatinamente y el “nuevo” empieza a copar las tiendas y mercados.
A modo de ejemplo: el yogur firme de 190 gramos cuesta 65,92 pesos en la lista de Precios Máximos. Pero el mismo fabricante lanzó al mercado otro, con un envase que sólo cambia la foto de la cuchara, y que cuesta 73 pesos.
Otro recurso es que un mismo fabricante limita o boicotea sus marcas más baratas y favorece sus líneas más caras (efecto “push/pull”), como a menudo ocurre, por ejemplo, con los repelentes para mosquitos.
Confusión y más confusión
Una muestra de deliberada manipulación en las góndolas lo aporta la crema dental Colgate, que tiene declaradas en la lista de Precios Máximos 64 variedades. Entre ellas aparece la Purificante, Clear Mint, Blanqueadora, Pro-alivio, Luminous White, Naturals, Tartar Control, Reinforced, Professional, D-tox, entre otras. Pero las hay de 180 gramos, de 140, de 90, de 30, de 40, de 70, y de 100.
En tanto, desde el 20 de julio, supermercados denunciaron que la empresa La Serenísima aplicó a sus productos un “costo de flete”, que implicó, en la práctica, un aumento de precios a sus productos, incluyendo los que forman parte de las listas de Precios Máximos.