El Presidente Alberto Fernández decidió este viernes un profundo cambio de gabinete, dando cuenta del resultado electoral adverso sufrido por el Frente de Todos en las elecciones legislativas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.
Se incorporaron al elenco presidencial personalidades de gran recorrido de gestión en los gobiernos peronistas y consecuente volumen político, imprescindible para afrontar los desafíos planteados por la complejidad del resultado electoral y la Argentina emergente del impacto del virus. Mi mayor deseo de éxito a los compañeros designados.
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El equipo económico no sufrió modificaciones, produciéndose en los hechos una ratificación del rumbo seguido en el área. El Presidente rechazó de plano los planteos respecto a una excesiva prudencia fiscal y monetaria para impulsar la recuperación de la actividad que se viene verificando desde el segundo semestre.
Estos reclamos se venían expresando desde distintos grupos de trabajo político-técnicos del Frente de Todos, como el que me corresponde coordinar en el Senado bonaerense y que fueron vertidos en esta columna.
Sin embargo, la potencia de la formulación alcanzó el máximo nivel político cuando Cristina, a través de una carta abierta, recogió la subejecución presupuestaria del volumen de gasto primario contenido en la Ley de Presupuesto sancionada para el año 2021. El texto describió con nitidez la contracción de recursos que debieran haber estado en el circuito de producción y consumo nacional.
El Presidente desestimó elípticamente la objeción a la política monetaria y fiscal restrictiva exhibiendo un informe de la consultora PxQ dirigida por el ex viceministro de economía Emmanuel Álvarez Agis. Dicho informe contiene las siguientes líneas de pensamiento:
- El nivel de reservas internacionales es determinante de la capacidad para ejecutar una expansión monetaria que financie un déficit de las cuentas públicas. Situando el nivel de reservas líquidas y de libre disponibilidad en u$s 8.356 millones.
- El informe no precisa período de corte de la comparación interanual. Asumiremos que primer semestre 2020/primer semestre 2021. En ese lapso comparado, establece que el gasto primario corriente neto de las partidas destinadas a atender el impacto del virus creció en términos reales un +12% interanual, contradiciendo los análisis basados en la contracción.
- Establece que la recuperación de la economía en el corriente año torna innecesario el mantenimiento de potentes estímulos fiscales a la demanda. El textual del informe afirma “Como se observa más abajo, el nivel de actividad de 2021 se encuentra en todos los meses por encima del promedio del nivel de actividad del 2020, año de la pandemia. Por tanto, tendría sentido que el gasto público de un año “sin pandemia” fuera menor que en el año de pandemia, máxime si el país sufriera de un faltante de divisas.”
El Presidente ha ratificado el rumbo económico a pesar el resultado electoral y ha utilizado argumentativamente el informe reseñado. Esto obliga a evaluar algunas cuestiones.
La primera es el enfoque monetarista de la restricción a la expansión monetaria y fiscal, a la evolución del sector externo, contenido en el informe. Si el tamaño de la economía argentina en su capacidad de producir y distribuir bienes y servicios se acota a menos de u$s 10.000 millones atesorados en el Banco Central, estamos ante una visión muy limitada de las herramientas con las que se cuenta para superar esta crisis.
En parte, porque en un contexto como el presente la demanda de bienes se concentra en consumos básicos de alimentos y energía, extendiéndose a indumentaria y vivienda. Ningún sector que no pueda ser abastecido sin grandes insumos importados que exigen divisas para sostener la producción. El requerimiento masivo de bienes más sofisticados ligados al complejo electrónico que ocurre en períodos de alta distribución del ingreso no se encuentra presente a la salida de la pandemia.
El problema es la oferta monopólica de esos bienes básicos que el gobierno se niega a regular, que valúa sus ganancias obtenidas del aumento de la demanda en dólares y presiona en los mercados cambiarios alternativos.
Los argentinos y las argentinas no pueden consumir masivamente alimentos, energía, ropa y ladrillos, no porque deban ser importados y no están los dólares, dado que todos esos bienes son de producción nacional. No pueden consumir porque los monopolios oferentes dolarizan sus ganancias. Eso es lo que genera la falta de divisas y el estrecho límite que pone el informe de la consultora PxQ para estimular la demanda.
Será tema de otra de otra columna analizar en profundidad las razones por las que con un superávit de balanza comercial de u$s 12.528 millones en el 2020, las reservas internacionales brutas cayeron en el año u$s 5.452 millones. O por qué durante el 2021 el BCRA destina u$s 1.000 millones mensuales en financiar la salida de capitales a través del mercado cambiario “contado con liquidación”, previa desregulación de su funcionamiento por parte del Ministerio de Economía.
Así como regular los mercados monopólicos de bienes básicos es clave para superar la crisis, ensanchar los límites que pone el sector externo, atesorando más reservas en el BCRA, también requiere decisión política.
Si aceptamos esos límites difícilmente numerosos argentinos y argentinas puedan superar la pobreza legada por el macrismo + pandemia en el nefasto lustro 2015-2020
El hecho concreto es que sostener la economía en equilibrio fiscal cuando el año 2021 se inició con 10,1% de desempleo, después de una caída del PIB de -9,9% en el 2020 y un arrastre de casi el -14% en el referido lustro nefasto, es un error que se ha cuantificado en las urnas.
Es tiempo de romper límites. En definitiva, esa siempre fue la esencia y la razón de ser del peronismo.