La pandemia profundizó la recesión generada por las políticas desplegadas por Cambiemos, ante lo que el Gobierno respondió con un aislamiento obligatorio y medidas fiscales y crediticias por hasta el 5,2% del PBI. Esto tuvo un impacto directo en la actividad y el empleo, que podrían haber sido aún más graves si se iba en la dirección contraria, como demostraron Estados Unidos y Brasil. A medida que se flexibiliza la cuarentena aparecen algunas señales de recuperación.
En el marco de la reapertura paulatina del confinamiento en la mayoría del país, la producción industrial se recuperó creció 22,4% en mayo comparada con los registros de abril. Aún así, la producción se contrajo un 18,1% de forma interanual y el acumulando para los primeros cinco meses del año una baja de 12,3% anual, de acuerdo a la estimación de la consultora Orlando Ferreres & Asociados.
Si bien aún no salieron los pronósticos de la actividad, se espera también una mejora, ante las mayores flexibilizaciones en la mayoría de las provincias y las consiguientes habilitaciones laborales. En concreto, más del 80% de los trabajadores del sector privado fueron autorizados para ejercer sus funciones.
“En este contexto dinámico, estamos trabajando para paliar los efectos de la pandemia, acompañando a los sectores más desprotegidos y, al mismo tiempo, avanzamos en medidas específicas para la salida del Covid-19”, explicó el secretario de Política Económica, Haroldo Montagu, en una reunión virtual con ejecutivos de empresas del sector automotriz, energético y de consumo masivo.
“En la mayoría de las provincias vemos una potencial reactivación ya que más del 80% del empleo privado está habilitado para volver a la actividad”, precisó Montagu. No obstante, dejó en claro que la fase cinco del aislamiento requerirá de “mayor responsabilidad por parte de las empresas", además de los trabajadores y la población en general, para cumplir con los protocolos sanitarios.
El gabinete económico, encabezado por Santiago Cafiero y del que participa el ministro de Economía, Martín Guzmán, aplicó políticas públicas en base a tres pilares: transferencias de efectivo, subsidios a la producción y al trabajo y la extensión del seguro de desempleo. “Argentina fue uno de los primeros países en tomar estas tres medidas al mismo tiempo”, resaltó Montagu.
Por caso, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), mantuvo a entre 2,7 y 4,5 millones de argentinos por encima de la pobreza, de acuerdo a las cifras que maneja el Gobierno. Esta herramienta que tracciona el consumo fue entregada a 8,7 millones de personas que forman parte de la población más vulnerable.
El programa de asistencia al trabajo y la producción (ATP), con eje cuidar los puestos laborales y sostener la producción, llegó a más de 250.000 empresas y 2,3 millones de trabajadores. Además, más de 100.000 empresas accedieron en los últimos meses a créditos productivos con garantías y subsidios por parte del Estado, como los préstamos bancarios al 24%.