Mientras la actividad industrial se ubica en niveles récord, según las estadísticas del Indec, el fenómeno económico de los trabajadores pobres se consolida. La multitudinaria marcha de la CGT evidenció el empeoramiento del poder de compra y el rol de los empresarios que se quedan con las ganancias que genera el proceso de recuperación económica post pandemia.
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En junio, la utilización de la capacidad instalada en la industria se posicionó en 69,1%, nivel superior a la utilización del mismo mes de 2021, que fue de 64,9%. Además, el índice también se incrementó en comparación al mes de mayo, cuando había sido del 68,4%. Se trató del quinto incremento consecutivo en la medición intermensual y la cifra se acerca a tocar el récord histórico de la serie que estima el organismo estadístico (69,2% en noviembre de 2017).
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Empresarios que ganan y trabajadores que pierden
Del dato debería desprenderse una consecuente recuperación del salario por la bonanza en la actividad y el buen pasar de las compañías. Sin embargo, los datos contradicen esta teoría: los asalariados perdieron nueve puntos de participación en la riqueza desde 2016 y en los primeros dos años del Frente de Todos, la participación de los trabajadores en el total de riqueza generada se redujo, mientras se incrementó el reparto en manos del empresariado.
Así lo sostuvo un informe que elaboraron en el marco del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) y el área de Economía y Tecnología del Flacso. Entre 2016 y 2021, hubo un incremento relevante en la participación relativa de los empresarios, de siete puntos porcentuales, sobre el “valor agregado total”. El informe subrayó que la industria y el comercio son los sectores en los que se puso de manifiesto una mayor recuperación de los márgenes de ganancia
A contramano, la participación relativa de los asalariados registrados y no registrados disminuyó nueve puntos: del 52% al 43%. La mayor pérdida se concretó durante el gobierno actual, lo cual deja un saldo final en el que la relación de fuerzas se invierte respecto de cómo estaba en 2016.
Si se añade a los cuentapropistas en la estimación, la caída de la participación de los trabajadores en su conjunto se suaviza un poco. Esto se explica por los cambios del mercado de trabajo y el crecimiento de las formas de empleo autogestionado; de los técnicos o profesionales independientes a los choferes de Uber o los repartidores de apps de delivery.
La economía crece pero el salario no
Luego de un atenuado incremento entre 2016 y 2017, el valor agregado total comenzó a caer y la curva no para hasta 2021, mientras que se extiende en lo que va de este año, cuando se consolida la recuperación post pandemia del coronavirus. De hecho, en 2021 superó incluso el 10%, pero no ocurre lo mismo con los asalariados registrados y no registrados, ya que si bien sus ingresos se elevan también entre 2016 y 2017 posteriormente se reducen sistemáticamente, incluso en el 2021.
Es decir: cuando al país le fue mal, los trabajadores asalariados perdieron, pero también cayeron cuando se recuperó el ritmo de crecimiento económico. Del otro, el excedente empresario tiene cuantitativamente altas y bajas durante el período considerado, pero su rasgo más significativo es el considerable incremento que exhiben en el 2021, cuando alcanzó el valor máximo del periodo bajo análisis.
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A nivel sectorial, en el caso industrial, el “excedente de explotación” subió del 36,3% del valor agregado al 51,8% entre 2017 y 2021: una recomposición de 15,5 puntos porcentuales. En ese mismo período, el excedente apropiado por los empresarios que operan en el comercio mayorista y minorista aumentó del 38,5% al 46,8% (8,2 puntos porcentuales de ascenso), en tanto que en el resto de las actividades el incremento fue del 39,7% al 45,5% (5,8 puntos).
A lo largo del período de referencia, los asalariados perdieron 7,7 billones de pesos, prácticamente equivalente a 70 mil millones de dólares de diciembre del 2021, los cuales representan el 19,5 % del valor agregado promedio entre 2016/21. La mayor pérdida fue durante el Gobierno actual: poco más del 50% en ambas variables (la incidencia en el valor agregado y el diferencial entre la productividad y los salarios) e incluso superior a la registrada anualmente durante el Gobierno anterior. Esto ocurrió, a pesar de que en el año de la pandemia la pérdida alcanzó su menor cuantía, pero fue más que compensada en el año 2021 ya que más que duplicó su alcance