Mientras el poder adquisitivo se desploma, la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo del Ministerio de Economía, a través del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), reveló brechas salariales entre hombres y mujeres que se profundiza en el sector mejor pago. Para el trabajo informal, también se vislumbra una clara diferencia entre ambos sexos respecto a la cantidad de tiempo dedicado a las actividades no remuneradas.
El trabajo se basó en datos correspondientes a percentiles de salario de los trabajadores registrados por género. El percentil es una medida estadística de posición, que divide la distribución ordenada de los datos en cien partes iguales. Al comparar los salarios bajo esta división, los resultados son más elocuentes. Para el percentil 10, la brecha es del 23,6% para el percentil 25 asciende a 27,5% y para 50 crece al 28,6%. En tanto, la brecha del salario bruto para el percentil 75 es del 23%, para el de 90 aumenta al 30% y para el último percentil es del 41%.
El mercado de trabajo es uno de los ámbitos en que se manifiestan estas brechas. Sea en términos de participación, trayectoria, intensidad o remuneración, mujeres y varones alcanzan resultados marcadamente diferentes en el ámbito laboral. La vinculación entre esta problemática social y las características de la estructura productiva particular en que trabajadores y trabajadoras toma cada vez más fuerza.
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Un 45% de las mujeres del mercado laboral posee estudios terciarios (completos o incompletos), mientras que esa proporción es inferior al 30% en varones. En cambio, la situación es distinta cuando se analiza la composición por calificación del puesto, en la que se observa que casi el 30% de las mujeres se inserta en puestos no calificados, mientras que esa proporción es de 15% en varones.
Que las mujeres tengan en promedio mayor nivel educativo que los varones sugiere que el mercado de trabajo posiblemente no premie esa mayor educación en términos de acceso a puestos más calificados, lo cual constituiría en sí misma otra brecha de género. Por otra parte, las mujeres realizan jornadas semanales un 25% más cortas.
El "uso del tiempo" nos es igual para toda la población
Las mujeres duplican a los varones en las horas diarias que dedican al cuidado de integrantes del hogar: 6:31 horas versus 3:40 en el tiempo que le destinan por día a las tareas domésticas. Los datos surgen de la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo que difundió el Indec. El documento apuntó a relevar cómo la población distribuye el día para las distintas actividades cotidianas. En cuanto al trabajo no remunerado, o trabajo doméstico no pago, la diferencia es muy amplia.
Las encuestas fueron realizadas en 28.520 viviendas particulares de todo el país. En cuestión de género, las diferencias de uso del tiempo entre varones y mujeres se mantienen en todos los rangos etarios.
En las actividades vinculadas al mercado laboral, el porcentaje de varones que lo realiza (55,9%) supera al de las mujeres (37,7%). A contramano, las mujeres participan en el trabajo no remunerado en mayor proporción: el 91,7% realiza trabajo doméstico, de cuidado o de apoyo a otros hogares o voluntario, mientras que, en el caso de los varones, lo hace el 75,1%.
A su vez, la participación de las mujeres en las distintas formas de trabajo no remunerado es siempre mayor que la de los varones. Esto se refleja en el trabajo doméstico (90% contra 69,1%), en el de cuidado a miembros del hogar (31,4% contra 20,3%) y el de apoyo a otros hogares, a la comunidad y voluntario (9,3% contra 6,1%).
Respecto al trabajo doméstico, también se evidencia una diferencia de casi 1:30 horas entre mujeres (4:06 horas) y varones (2:38 horas). Mientras tanto, en el trabajo de apoyo a otros hogares, para la comunidad y voluntario no se registran variaciones (3:58 horas para las mujeres y 3:41 para los varones).