Argentina atraviesa una crisis muy peculiar: mientras los salarios permanecen hundidos ante el avance de la inflación, la economía parece gozar de buena salud y el empleo se recupera. Esta semana, el Gobierno difundió informes que explican el buen momento que pasa la actividad y la producción, pero que contrastan con la distribución de la riqueza.
El organismo estadístico reveló que la actividad económica creció 1,1% en junio respecto a mayo y encadenó tres aumentos consecutivos. Además, registró un incremento de 6,4% en la comparación interanual. Con relación a igual mes de 2021, 14 sectores de actividad que conforman el índice tuvieron subas en junio, entre las que se destacaron las de hoteles y restaurantes (+39,2%), explotación de minas y canteras (+14,2%) y transporte y comunicaciones (+10,8%).
En detalle, el sector comercio mayorista, minorista y reparaciones (+8,4% ia) fue el de mayor incidencia en la variación interanual, seguido por industria manufacturera (+6,2% i.a) y transporte y comunicaciones (+10,8% i.a). Con estas cifras, el país se encamina a lograr un crecimiento económico anual por segunda vez consecutiva, algo que no sucedía desde hace más de una década.
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De hecho, un documento difundido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe sostuvo que la economía crecerá 3,5% para 2022, por encima del promedio esperado de la región, de 2,7%, en un contexto de inflación global y endurecimiento de las condiciones financieras, que fueron acentuados por la guerra en Ucrania. Y hay más datos que respaldan este pronóstico.
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La industria creó más de 7.200 puestos de trabajo registrados solo en junio. De este modo, lleva 26 meses consecutivos de creación de empleo registrado y supera en 86.000 los puestos de diciembre de 2019, periodo de prepandemia, cuando Mauricio Macri dejó la gestión.
Según los datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI), el sector manufacturero alcanzó un total de 1,22 millones de trabajadores y trabajadoras formales, lo que representa el mayor nivel en cuatro años. De las 24 ramas industriales, 21 crearon empleo registrado en junio. Se destacaron los rubros de alimentos (+1.912 empleos), automotriz (+997 empleos), confecciones de prendas de vestir (+664 empleos), equipos electrónicos (+632 empleos), textiles (+553 empleos), maquinarias (+449 empleos) y materiales de construcción (+360 empleos).
En junio, 20 ramas industriales registraron mayor empleo respecto a niveles de prepandemia, esto es, diciembre de 2019. Las que más contribuyeron a la creación de puestos de trabajo son la industria alimenticia con 14.400, la automotriz con 8.831, la de caucho y plástico con 8.134, la textil con 7.037, la de productos elaborados del metal con 6.244 y la de maquinarias con 6.047.
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El empleo formal en la producción de maquinarias alcanzó los 56.500 puestos formales, que también es la mejor cifra de los últimos cuatro años, con récord histórico en maquinaria agrícola. En la industria naval se llegó al mayor nivel de empleo desde 2016. Y, en el rubro siderúrgico, caucho y plástico, materiales de construcción, electrodomésticos, el sector automotriz y la industria textil, el nivel de empleo en junio de 2022 fue el mejor desde 2018.
Los datos de mejora del empleo industrial son consistentes con los de la producción manufacturera. En junio de este año, la producción fabril fue 14,6% mayor a la de diciembre de 2019.
Y mientras tanto, los salarios buscan salir de la asfixia
El Consejo del Salario viene de fijar una suba en tres tramos del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMNV) que lo llevará $ 57.900 en noviembre. El aumento implicará una mejora de unos $ 10.000 respecto al monto vigente a agosto, pero marca un retroceso respecto al poder de compra que el SMNV tenía en 2015. A valores actuales, el monto debiera estar en $ 71.600.
Según el último informe de la CTA, una de las patas de la mesa negociadora de consejo del salario mínimo, apuntó que el poder de compra del salario mínimo, vital y móvil mantuvo una tendencia negativa entre 2011 y 2020. Las caídas fueron especialmente fuertes en los dos últimos años del gobierno de Macri así como en 2020, en todos los casos superiores al 10% en cada año", señala el informe de Cifra, de CTA.
Pese a lo que asegura el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, durante 2021 el salario no logró recomponer su poder adquisitivo aunque se evitó una nueva caída, más allá de algunos gremios puntuales, con aumento real de apenas el 1,2% en el promedio del año. En los primeros siete meses del año en curso el salario mínimo tuvo una disminución de 1,6% en términos reales, detalló el informe.
Anticipando un piso de inflación de 6% para el mes de agosto, el salario mínimo real se ubicaría más de 36% por debajo del nivel que tuvo en 2015. Serían necesarios $ 71.600 en agosto para alcanzar el mismo poder de compra que el salario mínimo tenía en 2015, y casi 119.000 serían equivalentes a la línea de pobreza para una "familia tipo".
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