Los últimos datos que difundió el Indec sobre el aumento de la canasta básica volvieron a confirmar la principal problemática que atraviesa el país: la inflación pulveriza los ingresos de los sectores vulnerables y los medios. La suba de septiembre fue superior a la inflación registrada en el mismo mes y se profundiza la brecha entre salarios y precios. Millones de personas se encuentran atrapadas en un callejón plagado de aumentos del que no pueden escapar.
El costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) registró en septiembre un incremento de 7,1%, con lo que una familia tipo compuesta por dos adultos y dos hijos menores necesitó percibir ingresos por $ 56.732 para adquirir la cantidad mínima de comida y no caer en la indigencia. En tanto, el valor de la Canasta Básica Total (CBT), que marca el umbral por debajo del cual se cae en la pobreza, fue en septiembre de $ 128.214 para el mismo grupo familiar, también con un aumento del 7,1% mensual. En ambos casos se trata de un aumento de casi un punto porcentual más que la inflación del mismo mes.
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Las variaciones interanuales de la Canasta Básica Alimentaria y de la Canasta Básica Total resultaron del 89% y 81,8%, respectivamente. En lo que va del año, esta última acumuló un incremento del 68,4%, mientras que la suba en 2022 de la primera fue mayor: 72,1%.
Hace apenas un año, para no ser pobre, una familia precisaba generar ingresos por $ 70.532. Al mismo tiempo, necesitaba de $ 30.013 para no ser considerada indigente. El contraste con el salario es evidente y los pronósticos no prevén mejorías sustanciales.
Para la mitad del año, las estimaciones ya eran sombrías. Según las últimas estadísticas oficiales disponibles sobre los ingresos totales obtenidos en cada hogar del país, la mitad registró una percepción promedio de hasta $ 88.468 para fines del segundo trimestre. Para junio, el costo de la Canasta Básica Total era de $ 104.217. Por ende, cinco de cada diez hogares obtuvieron ingresos por debajo de la línea de pobreza.
Otro dato relevante fue lo sucedido con la población asalariada a nivel individual. De acuerdo al Indec, hasta el octavo decil, el promedio de ingresos fue de $ 84.326. Esto quiere decir que el sueldo de ocho de cada diez trabajadores no alcanzó para sostener los ingresos que un hogar y el grupo familiar necesita para no ser considerado pobre
El descenso de los salarios
De acuerdo a los datos difundidos por el Ministerio de Trabajo, los salarios del sector registrado crecieron por debajo de la inflación en agosto. Las remuneraciones de los trabajadores del sector formal son mejores a las de los informales, lo cual empeora el panorama para el resto de los trabajadores.
El índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) se define como la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses. En agosto, el aumento nominal fue del 4,6% contra una inflación del 7% en el mismo periodo, y contra una suba del 7,1% de la CBT. La caída interanual fue del 3,5% y en comparación con diciembre de 2019 se encuentra un 2,4% por debajo.
En lo que corre de octubre, el relevamiento de precios de alimentos de la consultora LCG registró un aumento promedio del 2,2% semanal, por lo que se trata de una tasa mensualizada del 9%. De convalidarse esta cifra, supone un aporte de 2,6 puntos a la inflación general.
A estas subas se suma el aumento del 4% en combustibles a principios de mes, la autorización de un incremento del 11% en las cuotas de las Prepagas y los aumentos previstos en tarifas de gas (aproximadamente del 10,4%) y de electricidad (14,9%), que aportarían un valor marginal de 0,2 puntos, pero aún no hay señales de su implementación en este mes.
Tomando en cuenta estas cuestiones y una inercia que se sostiene alta, la consultora proyectó una inflación para octubre en torno a 6%. Con registros que difícilmente perforen estos niveles en el cortísimo plazo, para diciembre se estima una inflación cercana al 100% anual, que funcionará como piso para 2023.