Se aproxima una nueva visita del Fondo a nuestro país para iniciar formalmente las negociaciones para rediscutir la deuda argentina con el organismo. Con el préstamo más grande otorgado en la historia del FMI, el macrismo generó durante sus últimos dos años de mandato la inflación más elevada en 30 años y una caída acumulada de casi cinco puntos del PBI.
Cuánto le debe Argentina al FMI
En abril de 2018, el gobierno de Mauricio Macri acordó con el FMI un crédito inicial de U$S 50.000 millones que en poco tiempo se revisó hacia el alza y se elevó a U$S 57.000 millones, de los cuales efectivamente se desembolsaron US$ 44.100 millones entre 2018 y 2019. En sólo dos años, Argentina recibió del Fondo la mitad de lo que había recibido en toda la historia de relación con ese organismo.
El primer desembolso del crédito del Fondo se hizo efectivo en junio de 2018, por U$S 15.000 millones, que se destinaron a reforzar el presupuesto y las reservas. En octubre de ese año se hizo una primera revisión del acuerdo, acompañada de un segundo desembolso de U$S 5.700 millones, y se resolvió expandir el monto original hasta los U$S 57.000 millones.
En el plan rediseñado los desembolsos planeados para 2019 prácticamente se duplicaron hasta alcanzar los U$S 22.800 millones, quedando para 2020-2021 apenas U$S 5.900 millones.
A cambio de la ampliación, el país se comprometió a acelerar la consolidación fiscal, adelantando para 2019 la meta de déficit cero, originalmente prevista para 2020, y para ese año se había puesto como objetivo un superávit del 1% del PBI. También se planteó la adopción por parte del BCRA de un sistema de bandas cambiarias con una política basada en la expansión nula de la base monetaria.
El último desembolso tuvo lugar en julio de 2019, dejando las reservas en U$S 68.732 millones, para que luego de las PASO y con la caída de depósitos, se cierre el año con U$S 44.781 millones. Claramente, el plan no funcionó.
Economía en crisis
Las proyecciones iniciales del FMI para la economía argentina eran optimistas: preveían una rápida recuperación económica y una reducción significativa de la inflación. Sin embargo, la inflación de 2018 fue de 47,6% y significó la más alta desde 1991, pero 2019 se volvió a romper un récord, ya que el Índice de Precios al Consumidor se incrementó 53,8%.
Por su parte, el PBI cerró 2018 con una caída de 2,5% y terminó 2019 nuevamente con una baja de 2,2%, lo que representó una merma de casi 5 puntos en dos años. En paralelo, se intensificó la fuga de capitales, lo cual se vio reflejado en una tendencia a la baja de las reservas del Banco Central.
Ya asfixiado por la presión, Macri fijó medidas de control de capitales, estableció la obligación de liquidar divisas provenientes de operaciones comerciales en corto plazo y puso un límite para la compra de dólares primero en U$S 10.000 y luego de las elecciones generales en U$S 200.
El desembolso de septiembre de 2019, previsto en U$S 5.400 millones, nunca se realizó debido a la perspectiva de cambio de gobierno.