La debilidad política expuesta esta semana por la administración de Javier Milei -y ratificada este jueves en el Congreso- combinada con datos económicos que reflejan una recesión más profunda y extendida de lo esperado, empezaron a reflejarse en la suba sostenida del riesgo país otra vez arriba de los 1.500 puntos, que obligó a redoblar la intervención del Banco Central en el mercado financiero para evitar que se dispare la brecha con el dólar oficial y presione sobre la inflación, que sigue sin bajar al ritmo esperado por el equipo económico.
Los principales informes económicos que llegan a la city insisten, coincidiendo con la lectura del Fondo Monetario Internacional, en poner la acumulación de reservas como eje central de la política económica, confrontando con la visión de Milei y el ministro Luis Caputo que insisten en concentrar todos los esfuerzos en bajar la inflación.
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Pero le daban un margen de credibilidad a la posición oficial. Esa situación empezó a cambiar a partir de encuestas que reflejan una pérdida de paciencia de la sociedad, datos económicos locales como la profundidad de la recesión e internacionales como la caída del precio de la soja a lo que se sumó ahora la visión de una incapacidad política de Milei de sostener mayorías legislativas que garanticen la continuidad.
La presión se expresa ahora en el reclamo de una devaluación en septiembre que acompañe la baja del impuesto país, para que tenga bajo impacto inflacionario y mejore la competitividad del tipo de cambio. “Si la reducción de impuestos a las importaciones se compensa con un aumento del tipo de cambio, podría hacer que el peso sea más competitivo para los exportadores sin correr el riesgo de un gran aumento de la inflación”, estimó el Bank of America (BofA), el mismo al que el Gobierno anunció que le girará por anticipado los fondos para garantizar el pago de la renta de los bonos globales en enero de 2025.
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“Por el contrario, podría ser contraproducente abaratar las importaciones cuando el Gobierno necesita acumular reservas para pagar la deuda y cumplir con los objetivos del FMI”, agregó en el informe que difundió esta semana a sus clientes. El equipo económico, en cambio, quiere que la reducción del impuesto PAIS de 17,5% a 7,5% se traslade a los precios, para intentar perforar el piso de inflación de 4% que todavía no logró, pese a la recesión y caída del consumo histórica que se registra en la economía.
BofA reconoció que “el Gobierno ha rechazado una devaluación de la moneda” pero advirtió que “está incentivado a no revelar su estrategia para evitar un comportamiento especulativo” y consideró que “compensar los recortes de impuestos a las importaciones en realidad no es devaluar los precios finales de importación”. “Todavía podría pensarse que el Gobierno quiere liberar el cepo este año y que todo lo que dice es para que el mercado "baje la guardia" y no se anticipe”, evaluó la consultora 1816, cuyos informes están entre los más buscados por el mercado.
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Sin embargo, dijo que son bajas las chances de una unificación cambiaria ya que “la retórica es cada vez más contundente ("es mentira que con cepo no se puede crecer", dijo el Presidente hace unos días)” y “las medidas también" (vender CCL, promesa de bajar el impuesto PAIS sin compensar con A3500). “La inquietud (reflejada en el nivel del riesgo país) es hasta dónde bajarán las reservas netas los próximos meses si la política cambiaria sigue priorizando una desinflación rápida”, evaluó.
La consultora también sostuvo que “pese al anuncio del Mecon, el Gobierno no giró aún los intereses de ene-25 al BONY y el Tesoro tampoco le compró todavía los dólares al BCRA”. Según 1816, “a priori pensamos que no habrá nuevo programa” con el FMI “salvo que se libere el FX, como pasó en Egipto y Etiopía este año”.
Milei y Caputo se vienen manifestando contrario a la política de acumulación de reservas, pero sin embargo lo vienen haciendo con compras sostenidas del BCRA en un mes donde tradicionalmente por la estacionalidad del comercio exterior es de ventas netas en el mercado de cambios. Con un volumen operado de US$3.500 millones en el mercado, el BCRA logró acumular US$ 414 millones aunque una parte es destinada a intervenir en el mercado financiero con la política de emisión cero, mantiene una discrecionalidad que le permite compensar a mediano plazo.
El BCRA había logrado cumplir la meta de acumulación de reservas acordada con el FMI para el segundo semestre de US$ 10.900 millones pero está en duda de que alcance la del tercer trimestre, que después de pagos de deuda y de importaciones se reducía a US$ 8.700 millones.
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Por eso, la agresiva compra de divisas de agosto, inducida en parte por la especulación de importadores de esperar la baja de impuestos de septiembre, es vista como un gesto de acercamiento al FMI para lograr que apruebe la novena revisión que incluye un desembolso de US$ 500 millones.
El FMI, en tanto, según reveló el investigador Damián Pierri, “comenzó a publicar la posición de liquidez en moneda extranjera (LME) del consolidado” de los bancos centrales más los Tesoro de los países. y marcó que “a diferencia de países comparables que estabilizaron, Argentina tiene una posición muy negativa, toda en cabeza del Tesoro”.
La información del FMI “muestra como países con elevada fragilidad externa, para estabilizar, pasaron de LME negativa a positiva” explicó Pierri en la red social “X” y señaló que los casos expuestos por el FMI, Turquía y Egipto, no son arbitrarios. “Turquía tuvo una postura similar a la Argentina en lo que respecta a la tasa de interés y el tipo de cambio. Devaluó y bajó la tasa. Tuvo que corregir su nivel de LME revirtiendo, principalmente, la posición vendedora de futuros del BC”, dijo.
En marzo pasado, “Egipto consiguió salir de su cepo con un préstamo y un nuevo acuerdo. Exactamente ese mes, su posición de LME pasó de -U$S 6.740 mln a +U$S 1.966 mln debido a una mejora en el stock de reservas del BC por U$S 4.698 mln, de la mano de un préstamo del FMI”.
En cambio, frente a esos ejemplos, en Argentina el equipo económico trabajó en sanear el Banco Central pero el Tesoro enfrenta vencimientos por US$ 33.574 millones y especula que aún después de un “reordenamiento” o canje de deuda necesitará financiamiento por US$ 10 mil millones para pasar liquidez en moneda extranjera positiva.