En medio de la negociación sobre la concreción de un canje o la declaración default, el caso argentino devela uno de los problemas más grandes que tiene el mundo y que la pandemia del coronavirus vino a profundizar. La deuda mundial alcanzó en 2019 los 255 billones de dólares y este año ya supera el 322 % del producto interior bruto anual del planeta.
De acuerdo al Instituto de Finanzas Internacionales (IFF), el peso de los compromisos que existen actualmente suponen 40 puntos porcentuales (87 billones de dólares) más que la acumulada al inicio de la anterior gran crisis económica, en 2008. Pero un dato que grafica el desbalance general es que la deuda en moneda extranjera contraída por los países emergentes supera los 5,3 billones de dólares.
Sólo durante el año pasado, la deuda global de los mercados emergentes subió en más de 3,4 billones de dólares, por lo que el total superó los 71 billones. Además, la relación con el PIB anual alcanzó un máximo del 220%, frente al 147 % registrado en 2007, antes del comienzo de la anterior crisis financiera.
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Según el informe del think tank con sede en Washington, Argentina, Brasil, Chile y Sudáfrica mostraron un aumento mayor a los 25 puntos.
¿Default mundial?
En una entrevista a la señal TN, el Presidente hizo mención a una conversación mantenida con el economista de la Columbia University, Jeffrey Sachs: “Me dijo que no me preocupe porque hay como 40 países que entrarán en default por culpa de la pandemia. El mundo cambió totalmente”.
En consecuencia, el estudio del IFF también considera que los efectos del covid-19 empeorarán las condiciones de forma drástica. De hecho, en el último mes, la deuda registró el crecimiento más alto de historia para ese lapso de tiempo: 2,1 billones de dólares, más del doble de los 0,9 billones mensuales en que aumentó como media entre 2017 y 2019.
El informe recordó que más de 20 billones de dólares en bonos y préstamos globales tienen vencimiento antes del fin de 2020, y que de ellos 4,3 billones son deudas que deben cancelar los países emergentes.
Por ello, el IFF aseguró que estas naciones deberán refinanciar U$S 730.000 millones de su deuda durante este año.
A principios de marzo, el Líbano entró en cesación de pagos por no hacer frente al desembolso de U$S 1.200 millones en eurobonos. Por su parte, Ecuador, que el 20 de abril recibió la calificación de “default restringido” por parte de la calificadora de riesgo Fitch Ratings, luego de que el Gobierno acordara diferir el pago de unos U$S 800 millones.
En ese sentido, el portal The Economist realizó un ranking de 66 países emergentes que se encuentran en mayor peligro financiero y Argentina se ubicó en el décimo lugar. Apenas fue superado por Venezuela, el Líbano, Zambia, Bahréin, Angola, Sri Lanka, Túnez, Mongolia y Omán. El índice fue construido sobre cuatro parámetros: deuda total y en moneda extranjera en relación con el PBI, el riesgo-país (costo crediticio) y la cobertura de reservas extranjeras.
¿A quién le debemos?
Los siete megabancos de Wall Street controladores de las principales trasnacionales son: Bank of America, JP Morgan, Citigroup/Banamex, Wells Fargo, Goldman Sachs, Bank of New York Mellon y Morgan Stanley.
Sin embargo, ese núcleo es a la vez condicionado por el Big 4 (los cuatro grandes), tal como son conocidos en el mundillo bursátil: Black Rock, State Street Corp., FMR (Fidelity) y Vanguard Group.
Para el caso argentino, cerca de U$S 25.000 millones de deuda pública se encontraría en manos de fondos mutuos. La alemana Allianz SE (PIMCO) y los estadounidenses Franklin Resources, el propio Blackrock y Fidelity surgen como principales tenedores.