Los indicadores de desocupación del segundo trimestre del año evidenciaron el impacto significativo de la pandemia sobre el mercado de trabajo. Sin embargo, cabe destacar que la tasa de desempleo aumentó al 13,1% por la caída en el nivel de actividad, dado que la cantidad de personas sin empleo sólo subió 0,1% en comparación al mismo periodo del año anterior.
De acuerdo a un informe de la Subsecretaría de Planificación, Estudios y Estadísticas del Ministerio de Trabajo al que pudo acceder El Destape, el número de desocupados correspondiente al segundo trimestre se incrementó en sólo un 0,1% con respecto al mismo trimestre de 2019, un período donde no existían restricciones para producir y comerciar. El índice de desocupación no aumentó como resultado del crecimiento de la población desempleada sino debido a la contracción del número de personas económicamente activas (-18,7%).
"Si bien esto es, en parte, el resultado de la implementación de las propias medidas de aislamiento social, ya es que es difícil buscar empleo en ese contexto, es importante señalar que en otros países de la región donde se aplicaron medidas similares, la desocupación creció más que en la Argentina. Este es el caso de Chile y Perú, donde las personas desocupadas crecieron un 42,9% y un 29,6%, respectivamente", explicó el documento.
Cifras preocupantes
Durante el segundo trimestre, la población ocupada en el total de áreas urbanas del país cayó sensiblemente (-19,6%) como resultado de la contracción del empleo asalariado no registrado (-42%) y del trabajo independiente (-28%). El informe señaló que este escenario, inédito por la profundidad de la caída, era una "consecuencia esperable en el marco de las fuertes restricciones aplicadas a la producción y a la comercialización con el objetivo de contener la extensión de la pandemia".
"Para enfrentar este lamentable fenómeno es que rápidamente se puso en marcha el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la política de transferencia de ingresos dirigidas a trabajadores vulnerables de mayor cobertura de la historia Argentina", destacó el documento. Si se considera la sumatoria de las personas que se quedaron sin empleo en el segundo trimestre de 2020 (3,3 millones), más una estimación del número de desocupados y trabajadores informales relevados en este mismo período (6 millones), se llega a más de 9 millones de personas, un número apenas por encima de la población que accedió al IFE (8,7 millones).
Por su parte, el empleo asalariado registrado (incluyendo el sector público y el privado) se contrajo un 3%, en la comparación interanual. Una caída que podría presumirse moderada si se analiza la evolución de esta modalidad ocupacional en los países de la región. En Chile sufrió una caída del 10,8% y en Brasil de 6,2%.
Apaciguar la crisis
Desde el Gobierno se enfatizó sobre las políticas laborales contracíclicas puestas en marcha en el transcurso de la pandemia, las cuales fueron "determinantes" para la preservación de los puestos de trabajo asalariados formales. Entre las más relevantes se destacaron:
-Prohibición de los despidos sin justa causa y por las causas de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor (establecido en el decreto 397/2020).
-Subsidio del 50% del salario neto (con topes mínimos y máximos teniendo en cuenta el valor del salario mínimo) otorgado por el programa de Asistencia de emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).
-Aplicación de suspensiones colectivas reguladas por los Ministerios de Trabajo nacional y provinciales, e impulsada por el acuerdo firmado entre la UIA y la CGT, a través del cual a los trabajadores suspendidos se les sostiene como mínimo un 75% del salario neto.
Otro de los datos claramente negativos que surgieron de la Encuesta Permanente de Hogares, es la drástica contracción de la tasa de actividad (que paso del 47,7% en el segundo trimestre de 2019 al 38,4% en el segundo trimestre). Este fenómeno fue justificado por la implementación del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Por ese motivo se generó la pronunciada caída de la participación en el mercado de trabajo de la población de adultos mayores (de 64 años o más), que es uno de los grupos de riesgo más expuesto a sufrir complicaciones severas en caso de contagiarse de Covid 19.