El Gobierno prorrogó por un mes más el diálogo por la reestructuración de los más de U$S 65.000 millones de deuda en moneda extranjera y con ley estadounidense. A pedido del presidente, Alberto Fernández, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ofrecerá hasta 50 de valor presente neto por cada bono en promedio. El funcionario agregó un cupón de exportaciones al menú para intentar destrabar las negociaciones.
Guzmán extendió hasta el 24 de julio las conversaciones con los acreedores. Este quinto aplazo del límite para las conversaciones con los bonistas involucra pocos días, luego de que algunas idas y vueltas con los principales grupos de inversores que hace poco habían tensado la negociación. La última había sido de sólo una semana, por la aparente cercanía que habían demostrado algunos fondos, pero que luego presentaron contraofertas incompatibles con el objetivo de sustentabilidad del Ejecutivo y del FMI. Las contrapropuestas incluso fueron diferentes la una de la otra, criticaron en el Palacio de Hacienda, lo que se explica por que cada uno tiene diferentes carteras de títulos.
El jefe de Estado le solicitó al ministro que no proponga más de U$S 0,50 por cada U$S 1 de deuda. El economista le agregó un bono atado a las las exportaciones argentinas, con un extra-cupón de hasta el 0,75% que pagará anualmente entre 2026 y 2046 que gatillará sólo cuando superen el valor FOB promedio de los últimos cinco años. Se le añadirá un mecanismo de seguridad, que será un valor piso de los U$S 65.200 millones vendidos al resto del mundo en 2019. Si la comercialización no excede este número, actualizado por un 3% anual, entonces tampoco se abonará en esa ocasión.
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El activo generará un giro de entre 0% y 0,75%, proporcional a la diferencia entre las exportaciones de un año y la media de los previos. El máximo surgirá si las ventas superan el 120% del valor, de acuerdo a la última documentación que le acercó el Gobierno a los acreedores.
Este instrumento es lo que se conoce globalmente como un instrumento de recuperación de valor (VRI, por sus siglas en inglés), similar al cupón PBI que se ofreció en la reestructuración de 2005 y de 2010. Suele esgrimirse como el caballo de batalla para destrabar negociaciones, siempre que no genere un conflicto en la sostenibilidad de la deuda en el futuro.