Cuando los bolsillos están vacíos, lo barato sigue siendo caro. Tal como sucede con el fenómeno de la carne, la baja registrada en los precios de los insumos para la construcción no alcanza siquiera a un atisbo de recuperación. Los costos de la construcción desaceleraron marginalmente producto de la apertura importadora para insumos que se oficializó en agosto. No obstante, la actividad acumula en los primeros once meses del año un desplome de 28,5 por ciento y el índice relevado por el Grupo Construya se ubica en niveles inéditos hasta la aparición de la pandemia. La explicación es clara: pese a la morigeración del aumento –aunque se mantienen altos los costos asociados a la actividad—, construir es carísimo. A esto se suma que la tensión cambiaria de las últimas semanas entregara para las estadísticas de diciembre nuevamente números preocupantes para el sector.
En agosto el gobierno de Javier Milei simplificó la importación de acero y otros insumos claves para la economía con el objetivo de alentar la competencia y bajar los costos. También flexibilizó los controles que se realizan sobre piezas clave de la construcción, como el acero. En este caso, se imponía al importador una visita obligatoria a la planta de origen dos veces por año. Ahora basta con hacer una vez cada dos años, con el riesgo que implica eso en materia de ingeniería y arquitectura. Además, brinda un esquema de beneficios impositivos para quienes importen insumos. Con esta decisión, el 31 por ciento de las importaciones de acero ya no tendrá intervención. La medida alcanza a los principales productos de acero para la construcción como chapas (techos, cerramientos, estructuras portantes), perfiles, hierro redondo para hormigón, mallas y vigas, y tubos.
En el caso de los insumos, en el acumulado anual la suba de precios se mantuvo unos pocos puntos por debajo del promedio de inflación, aunque no alcanzó para reactivar su consumo. De acuerdo con el informe del INDEC, los datos del consumo aparente de los insumos para la construcción en octubre de 2024 muestran, con relación a igual mes del año anterior, bajas de hasta más de 50 por ciento.
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La actividad no acompaña
Los principales descensos fueron: 51,2 por ciento en artículos sanitarios de cerámica; 34,9 por ciento en mosaicos graníticos y calcáreos; 32,9 por ciento en hierro redondo y aceros para la construcción; 27,3 por ciento en hormigón elaborado; 27,2 por ciento en el resto de los insumos (incluye grifería, tubos de acero sin costura y vidrio para construcción); 27 por ciento en yeso; 26,3 por ciento en ladrillos huecos; 24,2 por ciento en pisos y revestimientos cerámicos; 19,9 por ciento en cemento portland; 16,6 por ciento en asfalto; 12,8 por ciento en placas de yeso; 9,6 por ciento en pinturas para construcción; y 4,9 por ciento en cales.
Esto a pesar de cierta estabilización en el costo de la construcción, donde influyó la disminución de “la inflación en materiales”, que fue de 1,2 por ciento mensual en noviembre, de 116,7 por ciento interanual y de 46,1 por ciento acumulada en los primeros nueves meses del año. Es decir, en el año los materiales subieron menos de la mitad que el promedio del resto de los precios. Pero nadie pone un ladrillo. En parte, porque a la baja la contrarrestó un aumento por encima de la inflación acumulada (112 por ciento) en gastos generales asociados a la construcción (114,1 por ciento). Los costos de construcción registran un aumento del 145 por ciento respecto del año pasado.
De acuerdo con el INDEC, los mayores aumentos respecto de igual mes del año pasado en gastos generales fueron: andamios (126,5 por ciento), camión volcador (155,3 por ciento), contenedor tipo volquete (153,2 por ciento), camioneta (148,5 por ciento), pala cargadora (123,8 por ciento) y retroexcavadora (122,7 por ciento). “Respecto a la construcción, esperamos una aceleración en diciembre vía mano de obra y gastos generales (que incluye al gasto en salario de serenos), debido al último convenio de la UOCRA firmado a fines de noviembre que establece un aumento de 4 por ciento mensual para los meses de octubre, noviembre y diciembre más un bono de fin de año”, agrega un informe de lcg.
Construcción: ventas y expectativas
En noviembre el Índice Construya (IC), que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción que fabrican las empresas que lo conforman, registró una baja de 3,23 por ciento mensual desestacionalizada, y se mantuvo 24,8 por ciento por debajo del nivel de noviembre de 2023. “En los últimos meses las ventas dejaron de recuperarse, el mercado está buscando su nuevo nivel. Con el resurgimiento del crédito hipotecario, esperamos que se vaya produciendo una recuperación gradual del nivel de actividad a partir del próximo año”, explican desde Construya. El acumulado de enero-noviembre cerró un 28,5 por ciento por debajo del mismo período del año anterior.
Al momento de explicar esta caída en la actividad, aunque con guarismos distintos, tanto las empresas vinculadas a obras privadas como públicas relevadas por la encuesta cualitativa del INDEC, coinciden en las mismas problemáticas: caída de la actividad económica, altos costos de la construcción, atrasos en la cadena de pagos, inestabilidad de los precios, falta de créditos, altos costos de los créditos para la construcción y para la compra de inmuebles. Por su parte, el atraso cambiario también juega en contra de la construcción como reserva de valor.