"Creo que lo Macri ha hecho es mostrar realmente lo que un gobierno puede hacer para cambiar el futuro de su país y de su población", aseguraba Laurence Fink, director de Blackrock, en un evento organizado por el Consejo de las Americas a los seis meses de asumida la alianza Cambiemos. Su interlocutor era el entonces ministro de Economía Alfonso Prat-Gay que le expresaba su admiración al financista y "el honor de estar" en el encuentro a su lado.
Pasaron cuatro años de ese encuentro que sellaría la alianza del macrismo con grandes fondos de inversión con quienes llevó a cabo el proceso más devastador (por monto y velocidad de emisión) de endeudamiento de la Argentina. Actualmente el fondo de Fink es el que tiene la posición más beligerante y la que exige mayores recortes presupuestarios para evitar un recorte de sus ganancias.
Era la época en la que el gobierno gustaba pavonearse con inversores que le endulzaban el oído y lo felicitaban por las condiciones "pro mercado". "Creo que hay democracias que están tratando de conducir el enojo social a construir algo mejor. Es lo que Macri ha hecho en esto seis meses. Hoy estamos hablando sobre un cambio de dirección en Argentina y ese es el contexto por el cual estamos acá", presentaba Fink a su "entrevistado".
El director del gigante de Wall Street aseguró que el gobierno anterior había "dejado un país aislado" de los capitales extranjeros, algo que volvería a hacer el macrismo un año antes de asumir, por lo que debió acudir al Fondo Monetario. "Es un honor para mí estar acá", comenzó su discurso Prat Gay. "Había un reclamo incluso de los que tenían programas sociales, porque era un techo que no les permitía mejorar, si no, no se explica la victoria de Macri", aseguró el ministro.
La historia que prosiguió a este encuentro cambió el futuro del país y de su población, aunque no en el sentido de la charla. El balance de cuatro años de gestión macrista fue la inflación más alta de los último 28 años, por encima de 50 por ciento, la peor desocupación desde 2006, un saltó del dólar de 600 por ciento (más que se duplicó cada año), la pobreza más elevada desde 2008, el PBI per cápita más bajo desde 2009, una deuda que llegó al 80 por ciento del PBI y la pérdida de 141 mil empleos registrados del sector privado.
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