Los cuellos de botella por escasez de divisas abundan en la historia argentina. El estallido de las crisis cambiarias en los dos últimos años de Mauricio Macri como presidente reflotó el problema, que ni siquiera fue resuelto con aún mayor endeudamiento. El gobierno de Alberto Fernández tomó una medida adicional en pos de reforzar las alicaídas reservas internacionales, tras una sangría que se aceleró en los últimos meses.
“¿Y cómo vamos a salir del agujero? ¡Pues cavando!” podría denominarse a la estrategia que aplicó Cambiemos para resolver la falencia de dólares. En diciembre de 2015 levantaron los controles cambiarios y generaron una fuerte devaluación, ante la abrupta disparada de la demanda. Para compensar la asimetría en el mercado, en lugar de desarrollar el sector exportador que genera divisas, Macri recurrió al megaendeudamiento.
“Llegaron; sacaron el cepo; nos endeudaron por U$S 100.000 millones; se fugaron U$S 100.000 millones; repusieron el cepo; se fueron. Y ahora se quejan por la falta de dólares”, resumió el politólogo Javier Cachés en la red del pajarito. Esto viene a responder una crítica lanzada por el expresidente del Banco Central Federico Sturzenegger, una de las cabezas del PRO que llevó a la crisis cambiaria de 2018. En Twitter, el economista había planteado: “El cepo es el problema no la solución. Elimina la oferta de dólares, por eso cuanto más cepo más dólares faltarán. En 2015 abrimos el cepo en un día y en los dos años siguientes el Central compró 40.000 millones de dólares. De hecho, nos criticaban porque el dólar estaba barato”.
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El cepo cambiario fue impuesto en septiembre de 2019, más de un mes antes de que Macri pierda definitivamente las elecciones presidenciales. La razón: se cortó el grifo de la deuda para financiar fuga, el pilar fundacional del modelo amarillo. No obstante, esto no fue abrupto, sino un proceso que se inició en abril de 2018, con la primera crisis cambiaria, que derivó en el pedido de socorro al FMI.
Nada de esto impidió el inevitable derrumbe de un modelo económico insustentable. Alberto Fernández mantuvo los controles al acceso de dólares para atesoramiento y fue un paso más allá con las regulaciones con un impuesto PAIS del 30%. Si bien esto frenó el drenaje de reservas, este volvió a acelerarse en los últimos meses.
En lo que va del año, los activos del Banco Central acumulan una retracción de U$S 2.327 millones, según un informe de la consultora PxQ. En sólo las primeras nueve jornadas de septiembre, la caída fue de U$S 388 millones.
El exitoso canje del 99% de la deuda soberana en dólares que consiguió el ministro de Economía, Martín Guzmán, no contrajo esta fuga minorista. El país precisa las divisas para crecer y desarrollarse. Esto derivó en la necesidad de un trabajo coordinado entre el BCRA y el Palacio de Hacienda que se dio durante las últimas semanas sin demasiados problemas internos pese a puntos de vista no idénticos entre las partes, confiaron a El Destape fuentes que participaron de las mesas de discusión.
La decisión final que se comunicó en la noche del martes cortó la bicicleta financiera que había armado el macrismo. Las empresas salían a buscar dólares al extranjero porque les resultaba más conveniente, producto del contado con liquidación. “La medida intenta corregir el desastre de la administración anterior”, argumentaron desde el Ejecutivo.
Uno de los puntos dentro de la batería de políticas incluye que las empresas privadas con deudas en el exterior por las que pagan cuotas mayores a U$S 1 millón mensuales estarán obligadas reestructurar el 60% al nuevo valor. No obstante, lejos de los pronósticos apocalípticos, se trata de poco más de una docena de compañías en total, confirmaron a El Destape desde organismos reguladores. “Son grandes y predispuestas y están los bancos, que son pocos, también están abiertos”, detallaron.
Ante la necesidad de contar con nuevas medidas de ahorro en pesos por el encarecimiento del dólar, el senador Oscar Parrilli presentó en la noche del lunes un proyecto que propone crear nuevos instrumentos de ahorro en pesos con tasas altas. Como adelantado a esta medida, planteó que se reúnan esos fondos para que el Gobierno los destine a la construcción de viviendas y a obras productivas clave.