A pesar de que los niveles de producción y de exportaciones se posicionan en niveles récord, el consumo de carne se consolida en los registros más bajos de los últimos 100 años. El acople con los valores externos y la suba de los commodities afectan el precio que no pueden abonar los trabajadores.
De acuerdo a la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), en marzo, el consumo de carne vacuna por habitante se ubicó en 49,3 kg/año, el más bajo en 100 años. En relación al promedio alcanzado en marzo de 2020, se registró una disminución de 2,5% y cuando se contrasta con el pico alcanzado en marzo de 2008 (66,2 kg por habitante), la contracción fue de 25,5%.
Asimismo, el volumen absorbido por el mercado interno descendió a 527,3 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h) en el primer trimestre y el promedio mensual habría sido de sólo 175,8 mil toneladas. La caída interanual fue del 4,3%, pero más importante aún es que se trató del peor primer trimestre de los últimos dieciocho años. Hay que remontarse hasta enero-marzo de 2003.
Puesta en términos absolutos, la baja del consumo interno fue equivalente a 23,6 mil toneladas con relación a enero-marzo de 2020.
Si se comparan los niveles de consumo, producción, y exportaciones, el desplome del circuito de comercialización interno es notorio en favor del mercado internacional.
Cuando se extiende el período de análisis, la faena de hacienda vacuna orientada al abastecimiento del mercado interno viene cayendo, si bien no de forma lineal, desde 2018, cuando la economía entró en recesión, cayó el nivel de empleo y el poder adquisitivo de la población.
En el último trimestre de 2017 se volcaron al mercado interno 222 mil toneladas de res con hueso (tn r/c/h) promedio mensual y a partir de entonces, este volumen fue descendió con avance y retrocesos, hasta ubicarse en un piso de e 175,8 mil promedio mensual en el primer trimestre del año. Es decir, en tres años la producción de carne vacuna vendida en el mercado interno se contrajo 21%.
¿Por qué sube el precio de la carne?
El ritmo de avance del valor nominal de la hacienda terminada continuó siendo inferior al de la invernada, término con el que se denomina al negocio de darle el último engorde a los terneros, para después venderlos a un frigorífico. En los últimos dieciocho meses, la invernada avanzó a una velocidad de 6% equivalente mensual, mientras que la hacienda lo hizo a un ritmo de 5,4% equivalente mensual.
En relación a mayo de 2020, cuando se empezó a flexibilizar la cuarentena más estricta, el precio promedio de la hacienda en pie se duplicó (aumentó 102,4%).
A la estructura de costos de la cadena hay que agregarle el impacto que tuvo el aumento de los precios internacionales de las commodities. A inicios del año pasado, el kilo de maíz costaba $ 8, mientras que ahora cuesta $ 21. Esto quiere decir que aumentó 162% en un año y alrededor de un 60% desde diciembre de 2020, cuando el maíz es el principal insumo de engorde del animal que se encuentran en los feedlots (engorde a corral).
Mientras tanto, la producción sigue al alza
La producción de carne vacuna fue de 260 mil toneladas res con hueso en marzo, es decir 6,6% mayor a la de marzo de 2020. Pero, corregida por el número de días laborables, resultó 6,7% inferior. El peso promedio en gancho del animal faenado fue de 228 kilos y superó en 2,4% al de un año atrás, evitando una caída mayor de la producción.
Al considerar el primer trimestre de 2021, la producción de carne vacuna totalizó 725 mil toneladas res con hueso y registró una caída de 0,4% anual. Sin embargo, cabe aclarar que la producción de carne vacuna de marzo del año pasado fue el noveno nivel de producción más elevado de los últimos 25 marzos. Además, se trató del sexto primer trimestre con mayor volumen producido de los últimos 25 años.
Exportaciones y el caso de China
De acuerdo a las últimas cifras disponibles, se registraron exportaciones de carne vacuna por 45 mil toneladas peso producto en febrero. Fue el mejor febrero en décadas y el primero en que se registró un volumen exportado superior a las 40 mil toneladas.
En relación al récord previo alcanzado en febrero de 2020, se observó una suba de 31,1%. En esta oportunidad, China continuó absorbiendo casi 75% del total exportado por los frigoríficos argentinos (explicando la totalidad del crecimiento interanual del volumen exportado). En total, en el segundo mes del año se exportaron 64 mil toneladas res con hueso, es decir 24,4% más que en febrero de 2020.
La consolidación del modelo exportador de la carne es uno de los detonantes de la suba de precios durante la pandemia. Durante la gestión macrista, el mercado cárnico asumió un fuerte sesgo exportador impulsado por la baja de derechos de exportación, la suba del dólar en casi 500% y la liberación total de las ventas al exterior.
Entre 2015 y 2019, la producción y faena se incrementó un 13,6%, con una caída en el consumo interno del -9,7% y una casi triplicación de las exportaciones. Pero esta tendencia en el mercado se acentuó durante el primer año de gestión del actual Gobierno. El consumo continuó descendiendo en un -0,5% respecto del año anterior y las ventas externas subieron un 8%.
Según el mercado Rosgan, en 2010 las exportaciones de carne vacuna -sin incluir menudencias y desperdicios- se ubicaron en las 160.000 toneladas peso producto. El 2020 finalizó con una cifra récord de 616.000 toneladas peso producto, lo que equivale a un incremento del 285%.
Hace apenas 10 años, China sólo participaba con un 11% de las ventas totales, mientras que ahora significa el 75 %. Según estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el gigante asiático pasó de comprar unas 17,5 mil toneladas anuales a más de 462 mil toneladas en el último año. Esto supone un crecimiento claramente exponencial del 2544% en diez años.
Esta dinámica fue en parte alentada por nuestro país. En 2019, la Secretaría de Agroindustria informó que las autoridades de Beijing habilitaron la exportación argentina de carne enfriada y con hueso. Se firmaron los protocolos de carne bovina para la inclusión de carne enfriada con y sin hueso y congelada con hueso, que se sumaron a la carne congelada deshuesada que ya se exportaba.