El juego de las diferencias en el mundo cripto y la estafa de Milei

Las criptomonedas nacieron con el Bitcoin, un proyecto que intentó generar dinero no controlado por los Estados. Con el correr de los años derivaron otros productos, las stablecoin, que refleja el valor de un activo, y las memecoin, inspiradas en un meme.

20 de febrero, 2025 | 13.28
El juego de las diferencias en el mundo cripto y la estafa de Milei El juego de las diferencias en el mundo cripto y la estafa de Milei

El mundo cripto que nació en la primera década de este siglo con el lanzamiento de Bitcoin fue evolucionando hasta derivar en tres grandes ramas, el de las criptomonedas anárquicas clásicas, la tokenización de activos reales y las memecoin, un instrumento de diversión sin ningún anclaje en la economía real.

El presidente Javier Milei tenía opciones para elegir entre las que presentan las criptomonedas como instrumento de desafío al rol de los Estados, facilitador para la canalización de inversiones a la economía real o la versión para la diversión y colección como elemento distintivo de una época.

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Las criptomonedas son una moneda virtual gestionada por una red de computadoras descentralizadas que cuenta con un sistema de encriptación para asegurar las transacciones entre usuarios. La primera fue el Bitcoin que nació en 2009 y su principal característica es la escasez, lo que provocó que con los años cambiara su rol al de inversión especulativa.

En su concepción original, fue pensada como un instrumento para comercializar en internet en una moneda global, lo que evitaba tener que realizar operaciones de cambio en especial cuando en países que tenían restringido el acceso a las divisas.

Sin respaldo físico

No posee un emisor centralizado y cuya generación se lleva a cabo mediante algoritmos específicos de los nodos de la red, la disponibilidad no responde a la demanda y su precio suele reflejar alta volatilidad asociada a tendencias geopolíticas globales.

Después del Bitcoin nacieron otras monedas como Litecoin y Ethereum, que mantienen la característica de no ser emitida por ningún Estado y su utilización no está regulada ni avalada por ningún país, que incluso resisten a definirlas como activos financieros lo que permitiría interactuar con el sistema financiero formal.

La tecnología criptográfica que dio origen a la Bitcoin también pasó a utilizarse para reflejar el valor de un activo de la economía real, dando origen a las stablecoin, una moneda que puede estar atada a otra moneda, preferentemente el dólar, o reflejar el valor de un bien de la economía real, como las materias primas.

Este tipo de moneda fiduciaria sirve para facilitar la inversión de pequeños ahorristas en instrumentos de alto valor comercial, al facilitar la compra de una participación en la cosecha de soja o de un jugador de fútbol, por ejemplo.

El tercer grupo importante derivado de la tecnología cripto fue denominado “Memecoin” y se trata de una criptomoneda inspirada en un meme, una tendencia viral o un personaje de internet con el objetivo de ser divertida y alegre, y suele tener el apoyo de comunidades en línea.

La primera memecoin fue Dogecoin, precisamente basada en la foto del perro Shiba Inu que se popularizó en la segunda década de este siglo realizando un monólogo interno, a menudo contradictorio y en un lenguaje poco sofisticado. El éxito de la moneda se debió al interés por coleccionar como parte de la cultura de internet, pero en el último mes perdió protagonismo y su precio bajó hasta el límite del colapso.

En una conversación con un vocero paraoficial, el presidente Milei intentó justificar su respaldo al lanzamiento de la memecoin $LIBRA como parte de un proyecto para financiar créditos destinados a familias o empresas que se desempeñan en la economía informal y no tienen capacidad de acceder al sistema financiero.

Pero entre todas las opciones del mundo cripto, eligió para dar su respaldo a la única identificada con la diversión muy lejos de cualquiera opción que dentro de las reglas de los Estados o aún por afuera son reconocidas y aceptadas como instrumentos de pago y de inversión en la economía real.