La producción de soja alcanzaría los 50 millones de toneladas, según estimó un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que corrigió al alza las estimaciones a partir de las últimas lluvias que mejoraron la condición de la oleaginosa. La nueva proyección significa un incremento de 500.000 toneladas respecto a las evaluaciones previas. Si bien el precio de la soja estuvo cayendo en las últimas semanas, la confirmación de una buena cosecha es un dato relevante para la marcha del plan económico que depende de los ingresos por exportación del poroto para consolidar la acumulación de reservas entre abril y junio.
En otro orden, BCR advirtió que "el maíz enfrenta desafíos considerables debido a un inusitado ataque de spiroplasma, una enfermedad transmitida por la chicharrita y típicamente asociada al norte del país, que se ha extendido a Córdoba y Santa Fe". "A pesar de esto, las estimaciones de producción de maíz se mantienen en 57 millones de toneladas aunque la situación podría conducir a un nuevo ajuste en las proyecciones", alertó la entidad.
El informe bursátil advierte que "la soja alcanzaría las 50 millones de toneladas, mientras que en maíz se mantienen 57 millones", pero remarca que "hay incertidumbre por el inédito ataque de spiroplasma". El agente causal de la enfermedad es la bacteria Spiroplasma kunkelii, la cual se aloja exclusivamente en la planta de maíz, puntualmente en el floema por donde circulan los productos de la fotosíntesis. Este patógeno se va transmitiendo de una planta a otra gracias a su vector la chicharrita Dalbulus maidis.
Las lluvias de febrero lograron poner un piso a la oleaginosa y hay una pequeña mejora de 500.000 toneladas respecto a lo estimado en febrero. "Maíces tardíos en jaque: la enfermedad (spiroplasma) que es transmitida por la chicharrita y típica del norte, llegó a Córdoba y Santa Fe y se observan fuertes daños", aclara el informe del mercado cerealero.
Febrero terminó en gran parte del país con lluvias que superaron las medias mensuales. El cambio llegó tarde: la ola de calor se impuso sobre la condición de la oleaginosa, arrebatando la posibilidad que había de alcanzar una supercosecha de 55 millones de toneladas. Las lluvias comenzaron a llegar después del 7 de febrero. Santa Fe, sobre todo el centro, Córdoba y buena parte de Buenos Aires y La Pampa recibieron lluvias que superaron la media de febrero.
De todos modos, hubo excepciones, con zonas que quedaron al margen y aún hoy siguen sin recuperarse: el centro este y NE bonaerense por un lado, SO también de Buenos Aires, centro de Córdoba, San Luis y gran parte del área productiva de Chaco y Santiago del Estero. "Las lluvias han ganado continuidad desde el inicio de marzo y siguen presentes incluso en las recientes horas: las tormentas ya han pasado por la franja central y hay nuevos pronósticos de que la inestabilidad seguirá presente en gran parte del centro de la región pampeana hasta comienzos de la próxima semana", agrega el informe.
Las lluvias a partir de febrero pusieron un piso a los rindes, mejoraron las condiciones de llenado de las sojas de primera. "En sojas de segunda, si bien tuvieron un gran impacto en la recuperación, es una recuperación que en términos productivos es limitada, ya que venían muy afectadas. Con este panorama, el rinde nacional alcanza una pequeña mejora pasando en marzo a 30,2qq/ha, apenas 0,3 quintales más que en el informe anterior", detalla la BCR. El número de hectáreas pérdidas sigue en 750.000 y con 17,3 millones de hectáreas implantadas en este ciclo, la producción argentina de soja se estima en 50,0 millones de toneladas, medio millón más que hace un mes. Respecto al malogrado ciclo
pasado el país producirá una cosecha y media más que en lo que fue el peor ciclo de la agricultura moderna en Argentina.
En Santa Fe, desde el norte de Rosario hasta la gran área de influencia de Rafaela, la soja ha tenido mejoras que contribuyen a subir la media productiva en casi un quintal. La provincia consolidaría 36,7 quintales por hectárea, dejando atrás la bajísima marca del año pasado de 13,2qq/ha. Córdoba le sigue con una suba intermensual de 0,9 y un promedio de 32,2 qq/ha, lejos de las mejores marcas (36,5 qq/ha) pero también lejos de los 15 qq/ha del ciclo pasado. En Buenos Aires hay un pequeño ajuste a la baja, quedando con 29,6 qq/ha (vs 17 qq/ha en el 2022/23).
En el norte argentino, lo que suceda con las lluvias de los próximos días será importante para seguir limitando los daños, ya que la soja está entre fructificación y principios del llenado y las lluvias han sido escasas y muy heterogéneas durante buena parte de febrero.
En cuanto al maíz, continúa la preocupación por el inusitado ataque de chicharrita que llegó hasta Córdoba y Santa Fe. Las labores de cosecha alcanzan el 3% de avance a nivel
nacional, cuando para esta fecha suele estar cerca del 10%. El desplazamiento que hubo de las fechas de siembra por la falta de agua, que recién se revirtió a finales de octubre,
se siente en una cosecha que va muy lenta y aún más con las recientes lluvias.
En los rindes de región núcleo también preocupa que la cosecha ha empezado con valores que rondan en los 100 qq/ha, muy por debajo de los 110 a 120 qq/ha que se esperaban de los maíces tempranos. El informe resalta que el "adelgazamiento", la pérdida de peso en el llenado de granos por la ola de calor, afectó en buen grado a los primeros lotes que se están levantando. Pero lo que está encendiendo todas las alarmas de la región central, en particular en las provincias de Córdoba y Santa Fe, es el alcance y daño que se está observando por spiroplasma en maíces tardíos. La plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista.
"Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 10 al 15 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema", advierte el informe de la entidad rosarina.