Mientras varios países despliegan estrategias para minimizar los despidos durante la pandemia, Estados Unidos registró la mayor destrucción de empleos desde la crisis de 1929. La mayor economía del mundo puede arrastrar a sus socios comerciales a una peor recesión, incluida Latinoamérica.
Las pérdidas laborales estadounidenses pueden llegar a los 47 millones en el segundo trimestre, lo que implicaría una tasa de desempleo del 32%, de acuerdo a Miguel Faria-e-Castro, economista de la Reserva Federal de San Luis. No obstante, opina que no se mantendrá en ese nivel tanto tiempo.
La proyección máxima del analista excede ampliamente el 25% de desocupación registrado en 1933, durante la gran depresión. Sin embargo, en esa época la tasa había superado el 20% por cuatro años consecutivos.
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El presidente de la Reserva Federal estatal, Jim Bullard, relativizó las estimaciones al aclarar que el golpe económico del coronavirus será severo e "inédito", pero no será prolongado. Para los funcionarios, el país podrá recuperar parte del empleo destruido antes del final del año.
Estas nuevas vacantes no serán de calidad, puesto que los trabajadores más perjudicados se dedicaban a oficios con bajos requisitos educativos y, por lo tanto, poseían menor remuneración. "Este impacto negativo no afecta por igual a todas las empresas, sectores u ocupaciones", explicó Faria-e-Castro. "Muchos profesionales de servicio, por ejemplo, pueden trabajar desde sus casas y continuar sus actividades con una interrupción mínima", aclaró.
Despreocupado por los derechos laborales, el gobierno de Donald Trump generó que se perdieron 26 millones de empleos, por lo que desde inicios de marzo se sumaron a las filas que viven de subsidios de desempleo, cuando la pandemia arribó al país. Esta cifra, que se acerca al 20% de desocupación, debe compararse con el 4,4% que había en la segunda semana de ese mes.
Por su negativa a aplicar una cuarentena federal, en cinco semanas la nación se convirtió en el epicentro del coronavirus y lideró la cantidad de muertos del mundo. Si se concreta la proyección de los 47 millones de trabajos perdidos, Estados Unidos sufrirá una profunda recesión, que arrastrará a todos sus socios comerciales, con especial énfasis en los latinos.
Después de Brasil y China, es el tercer socio comercial más importante de Argentina, pero también el que genera el tercer mayor déficit bilateral. La estructura de la economía estadounidense no es complementaria, por lo que será más que compleja la labor de cualquier gobierno de exportarle manufacturas al país norteamericano.
Por esto, cuando Trump quiso aumentar el tráfico con Sudamérica procuró enfocarse en productos industriales, mientras que sólo le permitió a Mauricio Macri tratar de conseguir contratos para la exportación de limón y de carne. Históricamente, los términos de intercambio son perjudiciales para los países dedicados a materias primas, lo que les genera una dependencia cada vez mayor de los centrales, que fabrican manufacturas. De ese modo, Estados Unidos y luego China consiguieron afirmar sus imperios económicos.
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