El crudo impacto de la pandemia en la desigualdad en el mundo y Argentina

La crisis provocada por el Covid 19 tuvo como uno de sus correlatos una fuerte ampliación de la brecha entre las elites económicas y las mayorías. Qué sucedió con las políticas en nuestro país.

14 de febrero, 2022 | 00.05

El último informe del World Inequality Report 2022, organismo compuesto por más de 100 economistas y coordinado por uno de los mayores especialistas en desigualdad, el francés Thomas Piketty, resultó contundente: “Las desigualdades globales parecen ser tan grandes hoy como lo fueron en el apogeo del imperialismo occidental a principios del siglo XX”

De hecho, en el informe afirman que la porción del ingreso total que actualmente recibe la mitad más pobre de la población mundial es la mitad de lo que recibía en 1820, y que en la década del ochenta del siglo pasado se comenzaron a profundizar los niveles de desigualdad tanto de ingresos como de riqueza, por los programas de desregulación y liberalización de la economía.

En la actualidad, añade el informe, el 10 por ciento más rico de la población mundial recibe el 52 por ciento del ingreso global, mientras que la mitad más pobre obtiene el 8,5 por ciento. Además, la riqueza se concentra en un 76 por ciento dentro del 10 por ciento de la población, y solo en un 2 por ciento en el 50 por ciento más pobre.

La pandemia no hizo más que empeorar el panorama.

Ochenta y cinco ricos incrementaron su fortuna en medio millón de dólares por minuto en el último año y poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, es decir, 3.500 millones de personas. De hecho, durante los últimos dos años se produjo una reducción en los ingresos del 99 por ciento de la población mundial y más de 160 millones de personas cayeron en la pobreza, mientras que en la otra punta, un nuevo multimillonario se creó cada 26 horas y los diez hombres más ricos del mundo más que duplicaron sus fortunas al pasar de 700 mil millones de dólares a 1,5 billones, lo que arroja un crecimiento de 15.000 dólares por segundo o 1.300 millones por día.

Estas últimas cifras fueron aportadas por otra ONG Oxfam, ligada a la Universidad de Oxford y presente en 90 países. En su último informe -titulado “La desigualdad mata”-, la organización añade que si estos diez hombres perdieran el 99,9 por ciento de su riqueza, seguirían siendo más ricos que el 99 por ciento de todas las personas del planeta, pues hasta el momento tienen seis veces más riqueza que las 3.100 millones de personas más pobres.

Específicamente, Oxfam plantea en su informe que los ricos obtuvieron 5 billones de dólares en los últimos dos años, el mayor aumento en la riqueza multimillonaria desde que comenzaron sus registros, y propone que un impuesto único del 99 por ciento solo sobre las ganancias inesperadas de la pandemia de los diez hombres más ricos podría pagar vacunas, atención médica y protección social universal en el mundo, así como mejorar la adaptación climática y reducir la violencia de género en más de 80 países. Todo esto sin que estas personas dejaran de poseer un promedio de 8 mil millones de dólares más que antes de la pandemia.

“La desigualdad no solo crea sociedades más insalubres e infelices, sino que también es violenta. La desigualdad mata”, afirmó Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, sustentándose en cifras relevadas por su organización, que dan cuenta de 21.000 muertes diarias, -es decir una cada cuatro segundos-, por falta de acceso a atención médica, violencia de género, hambre y crisis climática, dentro de un cálculo que incluso desde este centro plantean como “conservador”.

El caso argentino

“Los países en desarrollo se han visto obligados a recortar el gasto social a medida que sus niveles de deuda se disparan y ahora enfrentan la perspectiva de medidas de austeridad”, apunta Oxfam, en una frase que se ajusta al caso argentino.

Y es que en efecto, durante el pandémico 2020, el actual gobierno sancionó un impuesto a la riqueza que recaudó cerca del 0,6 por ciento del PBI (2.500 millones de dólares), subió las retenciones a las exportaciones de soja y creó prestaciones sociales como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para 9 millones de argentinos en situación de vulnerabilidad y la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para 150.000 pymes y un millón quinientos mil empleados.

Sin embargo, durante 2021 quitó parte de esa asistencia y no volvió a insistir con el impuesto a la riqueza, mientras las retenciones están hoy en una cifra menor a la sostenida hasta 2015, aun cuando el precio de las materias primas experimentó subas del 33 al 43 por ciento.

2021 fue también un año de reducción en los montos erogados para las jubilaciones y diversos programas sociales. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), las prestaciones sociales se redujeron un 9,9 por ciento por efecto de la fórmula de movilidad y la disminución del gasto Covid-19. Puntualmente, las jubilaciones y pensiones exhibieron una variación negativa del 4,3 por ciento, mientras que las transferencias en programas sociales tuvieron una caída del 32,8 por ciento, principalmente por la eliminación del IFE y el ATP, más allá de que paralelamente se ampliaron los montos para el programa Potenciar Trabajo Políticas Alimentarias becas Progresar y los REPRO, aunque sin compensar los egresos de 2020.

Lejos de esta tendencia, Oxfam señala que para reducir la desigualdad los gobiernos deben “gravar la nueva riqueza creada desde el inicio de la pandemia a través de impuestos permanentes sobre la riqueza y el capital”, “invertir los billones que podrían recaudarse con estos impuestos en gasto progresivo” y “poner fin a las leyes que socavan los derechos de los trabajadores”.