Las medidas fiscales y regulatorias adoptadas por el gobierno en los últimos meses lograron que la inflación tenga un impacto menos regresivo, aunque las familias de menos ingresos siguen siendo las más afectadas respecto a la clase media. Desde el congelamiento de tarifas hasta la manera de administrar el acceso a moneda extranjero de los importadores contribuyeron a volcaron hacia sectores de mayores ingresos el efecto de la inflación, aunque el impacto en el bolsillo ya es insostenible en muchos hogares.
"En resumen, gracias a que se adoptaron estas medidas en los últimos meses la brecha de la inflación entre el decil 1 y el decil 10 no fue mayor a lo que efectivamente terminó siendo", asegura la consultora Ecolatina, fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna.
El año pasado pasado el Indice de Precios al Consumidor (IPC) Nacional arrojó una inflación de 53,6 por ciento, mientras que en los primeros siete meses de este año acumula un 15,8 por ciento. "La suba del índice contiene muchas heterogeneidades a su interior: por ejemplo, hay mucha dispersión según qué región se analice. Asimismo, la suba se modifica a lo largo de la pirámide de ingresos. Dicho llanamente, la inflación de los pobres no es la misma que la de la clase media, que también difiere de la población de mayor poder adquisitivo", señala el informe de la consultora.
Esto se refleja esencialmente cuando se analiza la composición del consumo de los hogares y el peso de ese gasto en el total de ingresos. Los sectores de menores recursos destinan una mayor parte de su presupuesto familiar en alimentos, con lo cual cuando aumenta más este rubro le impacta la inflación más a ese sector vulnerable. Lo mismo sucede con bienes básicos e indispensables. En dirección contraria, las familias más ricas gastan más en artículos para el hogar, educación y esparcimiento, entre otros.
Según cifras del INDEC, la inflación suba de precios en el acumulado enero-julio rozó 17 por ciento para el primer decil de menores ingresos, mientras la misma fue menor al 15 en el decil de hogares de mayores recursos. El aumento de los alimentos, de 18,7 por ciento, estuvo por encima del nivel general de precios (15,8 por ciento) y ejemplifica el carácter regresivo de la inflación. El gobierno aplicó una serie de medidas para tratar de morigerar ese diferencia.
"Es importante remarcar que, pese a que las políticas atenuaron parte del carácter regresivo de la inflación, su costo económico no es posible de saltear. En consecuencia, habrá que ver qué parte del importante esfuerzo de gasto público que viene realizando el Estado se sostiene pasada la cuarentena; o, al menos, en qué magnitudes", asegura el informe de Ecolatina.
Entre las medidas que colaboraron a atenuar la regresividad del impacto inflacionario el informe destaca la decisión del Banco Central de que algunas empresas importadoras de bienes no esenciales, como ser electrodomésticos y artículos tecnológicos, debieran usar dólares propios para operar. "Con un impacto directo en su nivel de precios, afecta más a los hogares de mayores recursos, quienes destinan en este tipo de bienes una mayor proporción de su gasto", detalla el informe.
Caso contrario, la decisión de garantizar acceso al dólar oficial para la cadena alimenticia y la compra de medicamentos atenúa las presiones inflacionarias sobre las familias más desprotegidas. El congelamiento en las tarifas de servicios públicos también tiene un componente progresivo en materia de precios: su consumo es ineludible y representa un porcentaje mayor del gasto de los hogares de menores recursos.