El Congreso comenzó a analizar esta semana distintos proyectos para regular la actividad de los cajeros automáticos. Se trata de una serie de obligaciones que tendrán las entidades bancarias respecto a la instalación de cajeros por kilómetro cuadrado, el mantenimiento del servicio, la disponibilidad continua de billetes, la bancarización, el acceso simplificado para adultos y la incorporación más terminales biométricas en las distintas sucursales. Los representantes de los bancos manifestaron su completo rechazo a todas y cada una de las propuestas por considerarlas que son un gasto innecesario.
El Banco Central había llevado a cabo hasta 2015 una política de federalizar la bancarización de las personas, una práctica que el macrismo dejó de lado en su apuesta la banca digital, que requiere de menos inversión para las empresas. Los tres proyectos que fueron girados al Congreso recogen algunas medidas de esa política y amplía servicios y obligaciones de los bancos para el uso de los cajeros.
"Las entidades bancarias y sus redes deben adoptar todas las medidas que resulten necesarias para garantizar a todos sus usuarios la posibilidad e practicar las diversas operaciones que se realizan por cajero automático y máquinas de autoservicio, de la manera más rápida, sencilla, barata, útil y segura que sea posible", es el espíritu que rige las distintas alternativas.
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Lo que se propone
El objetivo es optimizar la calidad integral de las prestaciones y satisfacer las necesidades de los usuarios. Con el arribo de la pandemia, la utilización de los cajeros automáticos --para evitar el contacto personal-- se disparó exponencialmente y en la mayoría de los casos provoca demoras por mal funcionamiento.
En uno de los proyectos, el del senador Edgardo Kueider (Frente de Todos), establece que condiciones de las instalaciones de las terminales, de sus accesos, de sus equipos, de los fondos contenidos en ellos y de la información manejada por los mismos. En este caso se establece que "las redes de cajeros automáticos y máquinas de autoservicio que operan en el país deben asegurar una cobertura completa y suficiente del territorio en el que opera, con una distribución eficiente y equitativa dentro del mismo".
En términos concretos establece que "dentro de las ciudades deben garantizarse, como mínimo, un cajero automático y máquina de autoservicio de la propia red por kilómetro cuadrado".
“No es necesario tener un cajero cada kilómetro cuadrado. Debe depender de la densidad poblacional de ese lugar y de la actividad que se desarrolle”, aseguró Juan José Alegre, gerente de Soporte Comercial de Santander Argentina, en representación de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), durante la exposición sectorial que se realizó en la Comisión de Economía Nacional del Senado. El proyecto ya establece que esa distribución debe guardar relación "con el volumen y la densidad demográfica de cada lugar y las necesidades del tráfico comercial y el flujo de dinero en general, habituales de cada zona".
"Las terminales de cajeros automáticos y máquinas de autoservicio deben contar de manera permanente con la provisión del dinero, señala en otro artículo la medida que se debate en la Cámara alta. En el proyecto se establece que el límite de extracción debe ser diez veces el sueldo mínimo, vital y móvil, que en la actualidad es de 16.800 pesos.
“Nos parece lejos de la realidad actual. En Banelco tenemos un límite promedio de extracción de 5400 pesos por operación. El Central nos fijó un límite de 15.000. Además, habría un problema técnico: los cajeros no pueden dispensar más de 40 billetes por operación. Y la mayor denominación hoy es de mil pesos, por lo que deberían hacerse varias extracciones”, sostuvo el directivo de Santander.
Otro punto en debate es el mantenimiento de los cajeros. En caso de producirse un desperfecto o rotura de los equipos involucrados, o de las instalaciones de la terminal indispensables para el uso de aquéllos en las condiciones fijadas en la presente, la entidad responsable debe solucionar el problema dentro de un plazo máximo de 24 horas. Alegre lo consideró “abusivo”. "Hay situaciones fáciles, como que se traben algunos billetes y cuestiones más sensibles para las que se necesita la intervención de un técnico, por lo que no se llegaría a tiempo en un país tan amplio”, argumentó el representante de ABA.
Una Bio-medida
La senadora Inés Blas (Frente de Todos) presentó una iniciativa para que el Banco Central "instruya a las entidades bancarias de todo el país para que adquieran cajeros automáticos biométricos que deberán instalarse en las sucursales de todo el territorio de la República Argentina". Este sistema permite la identificación mediante huella dactilar para las operaciones bancarias que se realicen en las terminales de autogestión.
"Los bancos se han convertido en una suerte de tercero obligado, inmiscuido en la mayor parte de nuestras operaciones (pago de impuestos, tasas y contribuciones; transacciones comerciales de todo tipo; pago/cobro de honorarios y salarios; etcétera)", señala la legisladora catamarqueña. "Los bancos se convirtieron entonces en el depositario obligado de los fondos -percibidos y ahorrados- de nuestra gente", agrega.
"Pero toda esta responsabilidad contrasta groseramente con la deficiente calidad de los servicios financieros que prestan las entidades bancarias establecidas en nuestro país (...), quienes han logrado posicionarse y consolidarse como el sector más ganancioso de la economía argentina (¡por lejos!)", concluye Blas. En el primer semestre del año las entidades financieras en su conjunto informaron un resultado positivo global superior a los 130.000 millones de pesos.
De todos modos, los bancos también rechazan esta propuesta. "Los cambios de hard y de soft en los cajeros, tal como se exigen en la legislación, resultan imposibles. Hay bancos que ya tienen cajeros con el sistema biométrico y otros que no requiere de clave ni de tarjeta, sino un código”, aseguró el gerente general de ADEBA (de bancos privados de capital nacional), Alejandro Pérez.
Según cifras del sector, un cajero simple cuesta 18.000 dólares, mientras que los que permiten depositar dinero tienen un precio de 30.000 dólares y se estima alrededor de 20.000 terminales en todo el país.