Casi a contrarreloj, el Gobierno busca que la Cámara de Diputados apruebe una nueva ley de biocombustibles antes del 31 de mayo, fecha de vencimiento de la normativa vigente. El proyecto, que es liderado por el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, ya obtuvo media sanción en el Senado.
En 2006, el país apostó por la generación biocombustibles, con hincapié en el biodiesel, y sancionó una ley que fijó normativas que alentaban la producción por parte de las pymes. Fue una de las actividades que mejores réditos había dado hasta el 2015, agregando valor a la cadena agropecuaria.
A su vez, el corte con biocombustibles permitió reducir la dependencia de los combustibles fósiles, disminuir las importaciones de combustibles líquidos y abaratar los precios de las naftas y el gasoil en el mercado local.
El principal aporte a la producción de biocombustibles deriva de la elaboración de etanol a base de caña de azúcar, que explica cerca del 90% del superávit total del etanol. Dado que en su producción no se consumen insumos exportables significativos, su utilización ha permitido un ahorro de divisas relevante para la economía argentina. Tampoco compite con el mercado interno ante un cambio en los hábitos de consumo por una menor ingesta de los azúcares.
Sin embargo, la ley en cuestión tiene vigencia hasta el 31 de mayo de este año, por lo cual la incertidumbre abruma al sector. El año pasado se había acordado con todos los presidentes de bloques que la ley se trataría en Diputados a fines de enero, pero nada de eso ocurrió aún. El proyecto en cuestión podría extender los términos de la reglamentación hasta el 2030. En conversación con El Destape, el empresario referente en el mercado del biodiesel Juan Carlos Bojanich afirmó que el proyecto busca "dar previsibilidad" y agregó que "es beneficiosa para el sector, busca defender a las pymes y a los capitales nacionales".
La idea central es que el segmento de pymes esté regulado con plazos, cupos y precios y que el porcentaje de corte del biodiesel y bioetanol se mantenga en el 5% y 7,5%. Las petroleras deben agotar ese segmento para adquirir el insumo.
"Hay que desarrollar el empleo con este tipo de leyes, que apuntan economías regionales. Esta es una ley federal y debe ser una política de Estado. Desde nuestro sector pedimos que la apoyen y la aprueben lo antes posible", aseguró Bojanich. Cabe mencionar que el sector evidencia una crisis notable.
De mal en peor
Según Bojanich, la ley "no se cumplió durante el mandato de Mauricio Macri" y recalcó que esa falta los "afectó mucho" porque la gestión de Cambiemos fue "prograndes empresas, capitales extranjeros y agroexportadoras".
La industria argentina de biocombustibles evidenció en 2020 su peor año histórico desde el inicio de la actividad, en 2008. Los registros de producción, ventas al mercado interno y exportaciones, registran caídas muy significativas. En el caso del biodiesel, en la comparación interanual contra 2019, la producción bajó más de un 40%, el consumo interno se contrajo más de un 50% (por la parálisis que generó la pandemia en la actividad económica) y las exportaciones cayeron alrededor de un 35%, según cifras de la cámara del sector.
En la Argentina hay unas 30 fábricas de biodiesel y 24 plantas de bioetanol que se distribuyen en la provincia de Buenos Aires, la zona del sur de Santa Fe y Entre Ríos, también en San Luis y Santiago del Estero, el bioetanol en base a maíz se ubica en el centro de Córdoba y en base a caña de azúcar, en Tucumán, Salta y Jujuy. El sector de los biocombustibles emplea a más de 10 mil personas en forma directa.