El optimismo de los empresarios del Coloquio de IDEA con el gobierno de Javier Milei es explícito y nadie se molesta en ocultarlo. Pero el apoyo a las reformas estructurales se combina la expectativa por una recuperación económica que hasta ahora no se ve y que, esperan todos, llegue para 2025. "Este puede ser un año bisagra para revisar el origen de los problemas que nos afectan", dijo en su discurso de apertura Gabriela Renaudo, la presidenta del 60º Coloquio de IDEA, que se desarrolla hasta el viernes en el Sheraton de Mar del Plata. "No hay más tiempo, es ahora" y "tenemos la oportunidad de dar vuelta la curva" fueron otras de sus frases que reflejaron el lema oficial del encuentro: "Si no es ahora, cuándo".
Renaudo puntualizó algunos de los ítems que son celebrados. "Celebramos que el equilibrio fiscal sea una prioridad, el respeto por las instituciones, la implementación de propuestas de modernización laboral y el avance en desenmarañar el complejo sistema impositivo", dijo, además de señalar que esto se hace sosteniendo la "inclusión de los sectores sociales más vulnerables".
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Básicamente, el apoyo del empresariado al oficialismo se explica por su respaldo a esta dimensión particular, es decir, la de las reformas estructurales. De estas, la que más destacan es la política de superávit fiscal, que Luis Caputo sostiene a rajatabla a costa de generar una recesión profunda. "El ancla fiscal es lo que al mercado más le encanta. Por eso subieron los mercados después de que se sostuviera el veto de Milei a las universidades", señaló un importante consultor económico del círculo rojo de asiduo contacto con Wall Street en referencia a la visión de los inversores externos.
Aseguró que para esos mismos inversores no radicados en el país la conflictividad política que pueda afectar al Gobierno es un factor secundario. "Cuando vienen a recorrer el país, solo se reúnen con diez tipos que piensan como ellos y les dicen lo que quieren escuchar", explicó.
Un histórico dirigente empresario del sector industrial reconoce que se trata del Coloquio más oficialista de los últimos tiempos. Según su argumento, y más allá de la obvia afinidad ideológica con el Gobierno, en el evento, más que los CEOs, se encuentran presentes altos ejecutivos de las empresas que están por debajo y que se vanaglorian de mostrar a sus superiores que por fin se hace lo que siempre sugirieron.
Pero este apoyo general no se explica por los resultados económicos vistos hasta ahora, en el contexto de una recuperación que no llega, sino que está anclado a las expectativas de reactivación de cara a 2025. En tono bajo, los presentes en hotel Sheraton admiten que las inversiones masivas todavía no se ven. Aquel histórico dirigente industrial agrega que la principal preocupación es la falta de levantamiento del cepo cambiario, condición sine qua non para que el país pueda recibir el esperado aluvión de capitales.
Las dudas sobre la llegada de una clara recuperación en 2025 persisten. Un empresario del rubro del consumo masivo señaló, a tono con las consultoras privadas, que esperan ver una reactivación para el año próximo, pero alertó que es más probable que se trate de un rebote de la caída de 2024 y no de un crecimiento real.
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Además, afirmó que hasta ahora es insuficiente el crecimiento del salario real que se percibió levemente en los últimos meses y que su expectativa es que ese sendero continúe para no tener que seguir dependiendo de las promociones al consumidor. Este mismo jueves, la consultora Scentia señaló que el consumo en supermercados cayó un 21% interanual en septiembre, la mayor baja de los últimos años.
La mirada interna no siempre coincide con la de los inversores del exterior. Un referente empresario que hace décadas se mueve entre los políticos de más alto rango del país reconoce que el Gobierno está "muy cerca de la inestabilidad política, a 10 diputados que cambien de postura" y generen impacto la sostenibilidad del plan económico.
En este marco, calificó como "la más importante" a una política oficial de influencia sobre la economía real que es frecuentemente pasada por alto: la baja de la tasa de interés, que, pese a bloquear la posibilidad de ahorro de los sectores medios que todavía tienen algún resto, permite una reactivación de crédito industrial que ya comenzó a verse, aseguró.