Los empresarios festejaron, ayer por la tarde, el discurso tribunero de Luis Caputo en el Coloquio de IDEA. Sin embargo, hay un punto que incomoda al Gobierno y que subyace a todo el evento: la falta de definiciones sobre el momento de levantar el cepo al dólar y la creencia general de que eso no ocurrirá antes de las elecciones 2025.
Caputo se explayó ayer durante 45 minutos con definiciones fundamentalmente políticas. No ahorró críticas a los kirchneristas, a quienes tildó de "delincuentes y burros", hizo hincapié en la herencia recibida, reivindicó las reformas estructurales y pidió a los empresarios que inviertan más para demostrar su apoyo al Gobierno.
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Al contrario, lo que faltaron fueron definiciones más técnicas y sobre el futuro inmediato, especialmente en relación al cepo cambiario. Caputo se limitó a repetir, como es usual en él y en Javier Milei, que "vamos a salir cuando estén dadas las condiciones y no haya problemas para nadie". Agregó que la permanencia del control de capitales no es un problema porque la baja de la inflación alivia el atraso cambiario e incluso afirmó que es posible crecer con cepo "como Corea del Sur en los ochenta y noventa".
El consenso general entre los empresarios es que, en definitiva, sobre el cepo no dijo demasiado. Quienes más dispuestos se muestran en apoyar a la administración libertaria comprenden, en todo caso, que haya sido así, y entienden que si hoy no están las condiciones macro es mejor no revolver el tema. "Caputo dice la verdad", destacan.
Representantes de algunas empresas subrayan que el equipo económico libertario "la viene llevando bien para tener cepo", reivindicando la baja inflacionaria y el superávit fiscal. Un argumento lógico: de hecho, la suba de precios y del tipo de cambio son más fáciles de manejar con una demanda limitada de dólares.
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Otros, con más realismo, señalan que el ministro "dio pocas definiciones sobre el cepo a propósito", porque hablar de un tiempo concreto para levantarlo sería contraproducente, en tanto llevaría a que ningún capital externo quiera invertir hasta ese momento.
Pero muchos son menos optimistas. Un representante de uno de los principales bancos privados del país se animó a aventurar que la mayoría de sus colegas cree que el cepo no se levantará antes de las elecciones de octubre de 2025. No es algo descabellado. Más de uno admitió que nadie en su sano juicio comparte la afirmación de Caputo de que es posible crecer con cepo como Corea del Sur porque, dado el historial de Argentina, es imposible que así lleguen inversiones externas.
En este escenario, uno de los expositores reconoció por lo bajo que no es seguro que haya financiamiento de parte de organismos supranacionales como el FMI y que, por lo tanto, habrá que salir del cepo bajo la condición, más difícil, de alinear los factores internos. Especialmente, que suban las reservas mientras sigue la baja de la base monetaria, para lograr una unificación de los tipos de cambio. De ser así, el fin del control de capitales requeriría profundizar previamente el ajuste, en un escenario complicado porque la baja de la brecha con los dólares financieras se dio, en parte, gracias a la resignación de reservas.
La falta de definiciones exaspera a algunos. "Acá nadie dice nada", rezongó un reconocido consultor financiero del establishment al preguntársele por el discurso de Caputo. Y recomendó titular alguna nota periodística con la frase "Coloquio sin ideas".