El Gobierno pondrá en marcha mañana el canje voluntario de deuda en pesos con vencimiento en el segundo trimestre de 2023 por dos canastas de bonos, una que incluye exclusivamente títulos ajustados por inflación (CER) y otra con una combinación del 70% ajustados por CER y 30% de bonos duales -que ajustan por inflación o tipo de cambio-, con vencimientos en 2024 y 2025.
En el mercado existe una fuerte expectativa de que el canje de títulos -que están mayormente en poder de entidades públicas, bancos, y aseguradoras- logre un importante nivel de adhesión.
Economistas y especialistas financieros consideraron que la operación contaría con un piso de adhesión de entre 60% y 80% sobre el total de los vencimientos involucrados, estimados en 7,3 billones de pesos.
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El lunes, al anunciar la decisión a los bancos, el ministro de Economía, Sergio Massa, resaltó el hecho de "poder plantearnos una oferta de dos canastas, la posibilidad de tener un programa de deuda que, inclusive, desactiva esa idea de la bomba, de que cada dos o tres meses está algo por explotar y que le da una curva de vencimiento 2024, 2025, mucho más ordenada, asociada además al programa de orden fiscal".
En las últimas jornadas la medida fue criticada por referentes económicos y políticos de Juntos por el Cambio.
El pronunciamiento de la principal fuerza de oposición fue objetado por las entidades bancarias, que en el contexto imperante salieron a apoyar la operación.
El presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, que agrupa a entidades de capitales internacionales con operaciones en el país, defendió el canje de deuda en pesos que anunció el Ministerio de Economía y cuestionó que la oposición la haya calificado como una operación "vil y ruinosa".
"No hay que mezclar las cuestiones políticas con lo que esto significa en materia económica", dijo Cesario.
"Nosotros desde nuestro sector entendíamos que era lo más razonable para tratar de despejar el tema y alargar los vencimientos", señaló Cesario en declaraciones radiales
El titular de ABA sostuvo que "una operación vil es cuando uno compra a un precio que no es el precio de mercado", algo que el canje no está planteado.
"Se está hablando de una garantía del Banco Central que no es tal" porque, es ese sentido, "el Central no está garantizado precios de salida ni nada por el estilo", completó Cesario.
El presidente de ABA respondió así las criticas de los referentes de JxC.
"Los bloques legislativos de Juntos por el Cambio advertimos sobre los graves riesgos que implica el canje de deuda que prepara el Ministerio de Economía", sostiene el comunicado que sostiene que la "nueva maniobra sólo traerá más inestabilidad", señalaron desde la principal fuerza de la oposición.
Plantearon que "el canje implicaría un seguro de cambio para los bonistas (los bancos) y que la deuda local que vencía cada 3 meses ahora, en la práctica, tenga vencimientos diarios. Todo ellos extendido hasta 2024".
Y continuaron con que esto podría generar "un enorme riesgo para los argentinos ya que podría desembocar en un salto inflacionario mayor al ya producido por este Gobierno además de generar serios problemas a la gestión económica presente y futura". Además, consideran que viola los principios de la ley de administración financiera y la carta orgánica del BCRA.
Ayer en Expoagro, el economista Hernán Lacunza continuó con las críticas a la medida, que había iniciado durante el fin de semana: "Ofrecer un bono dual que le da la opción al acreedor de elegir entre devaluación e inflación, lo que más le convenga, es caro. Si encima les damos la opción de venderle el bono en cualquier momento, directamente es una operación de carácter usuario", dijo Lacunza invitado a disertar en un panel.
Cesario, por su parte, dijo que "esto no es un seguro (de cambio) como dicen" desde la oposición.
En la misma línea, el titular de Adeba, la asociación de bancos de capitales nacionales, Javier Bolzico, dijo que "si este canje es exitoso, es decir, si una proporción importante acepta el cambio de bonos, lo que hace es despejar la incertidumbre sobre pagar o no la deuda conforme van venciendo".
"Estiran el horizonte y dan la tranquilidad de que la deuda va a ser paga y eso es bueno para todos los sectores de la economía. Nadie quiere la espada de Damocles de ver si cada tantos meses el gobierno va a poder o no refinanciar sus deudas", concluyó Bolzico.
En tanto, los analistas privados remarcaron que, más allá del canje, las principales fuerzas políticas -en medio de un año electoral- deberán poner el foco en resolver el problema del exceso de pesos de la economía y la generación del déficit fiscal, que son problemas que recaerán en la próxima administración.
El Ministerio de Economía formalizó este lunes la convocatoria a un canje de deuda en pesos con vencimiento en el segundo trimestre de 2023, por dos canastas de bonos, una que incluye exclusivamente títulos ajustados por inflación (CER), y una segunda con una combinación de 70% ajustados por CER y 30% de bonos duales -que ajustan por inflación o tipo de cambio-, con vencimientos en 2024 y 2025.-
La operación, cuya conclusión está prevista para el lunes próximo, abarcará a títulos por un monto estimado en $7,3 billones que están en manos de organismos públicos, bancos, fondos de inversión, empresas aseguradoras y privados.
Con información de Télam