Durante la semana pasada la agenda económica estuvo enfocada en lo que sucederá con el control sobre el dólar y los idas y vueltas dentro del equipo económico para encontrar una solución a la sangría de reservas. Pese a los cambios en el gabinete económico, las denuncias a Vicentin y los avances en el canje bajo ley local y extranjera, la atención se mantuvo en el eterno problema argentino de la restricción externa. Según pudo saber El Destape se barajan distintas alternativas para evitar el costo político, no solo electoral sino también de credibilidad en el marco de una reestructuración de deuda en proceso, de endurecer el cepo cambiario. Algunas ya se pusieron en práctica, con relativo éxito, como ofrecer seguros de cambio a empresas para evitar que utilicen el dólar como herramienta de ahorro o cobertura.
Los rumores se habían gestado la semana previa, a partir de un comentario que realizó el presidente Alberto Fernández sobre la preocupación que generaba en el Gobierno la constante y creciente demanda de dólares. Detrás de la idea de ajustar más el cepo se encuentra el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, quien ve cómo mes a mes el ahorro del sector que tiene capacidad aún de hacerlo se dirige al dólar. A esto se suman la dolarización a través de canales alternativos, como la compraventa de bonos y acciones en pesos y dólares para quedarse con la divisa, lo que se denomina en la jerga financiera el "contado con liquidación".
Desde la autoridad monetaria se buscó reducir la operatoria a partir de una serie de controles. Como es una actividad permitida, no se puede impedir la operación, solo emplear mecanismos que la hagan menos sencilla. También fueron al cruce de los que se dio en llamar "coleros virtuales". Son personas que prestan sus datos para comprar el límite mensual de 200 dólares para un tercero que recauda en su cuenta la transferencia de las divisas por parte de estos "prestanombres". Por esta causa hay 4500 CUIT sancionados. Sin embargo, la demanda continúa en aumento.
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La idea de ajustar el cepo no es una alternativa para el ministro de Economía, Martín Guzmán, que está haciendo malabares entre acreedores extranjeros, locales y el Fondo Monetario Internacional para reestructurar la herencia financiera macrista. En el equipo económico entienden que cualquier medida que se vea como un mayor control al movimiento de capitales --algo que genéticamente rechaza el Fondo-- podría generar mucho ruido blanco con la troika de negociadores.
El fin de semana pasado rápidamente Economía comunicó que modificar el esquema de compras no era una opción. "Continúa la operatoria de dólar ahorro vigente. No hay cambios. Los interesados en tales adquisiciones podrán continuar haciéndolo por hasta 200 mensual", categórico fue el mensaje que se difundió a través de los grupos de Whatsapp de periodistas.
El atraso en el análisis
Dejar de hablar el problema no hace que deje de existir. Además dejar a libre interpretación de los medios hegemónicos algo tan delicado como los movimientos de la divisa en una economía bimonetaria como la argentina es un error imperdonable. De hecho, estos grupos concentrados, a través de sus voceros oficiales y analistas, intentan justificar la brecha cambiaria entre el precio oficial y el paralelo en un supuesto atraso técnico del precio de la divisa respecto a los precios internos.
Tomando las dos maneras habituales de medir la competividad de la moneda, frente a la inflación o contra una cesta de monedas con las que el país comercia, el peso se encuentra mejor posicionado que a principio de año. Frente a la desaceleración de la inflación de los últimos meses, producto de un menor consumo que generó la pandemia, en lo que va del año la inflación acumula (a julio) una suba de 15,8 por ciento, mientras que el precio del dólar oficial avanzó en 20,8 por ciento. Según el relevamiento del Central, el tipo de cambio real multilateral, el que sirve realmente como medida de competitividad del peso se ubica al mismo valor de principios de febrero.
La comparación con el blue (compras en cuevas) y los precios bursátiles, como el MEP o el contado con liquidación, respecto de la cotización oficial es arbitraria. Sólo permite mostrar que existe una demanda insatisfecha, pero la composición del precio no es una valuación técnica sino que incluye el costo del "riesgo" que le asignan los oferentes y que los transforman en ganancias respecto de lo que se paga en el canal oficial. En el caso de los dólares bursátiles hay costos de intermediación, comisiones y oscilaciones del mercado, entre otros conceptos, que suman a la gestación del precio.
En las últimas semanas se intensificaron algunas medidas para frenar la dolarización. El BC elevó el piso de tasa de interés al 33 por ciento anual. Según fuentes oficiales, los rendimientos fueron superiores a la inflación general desde el 10 de diciembre de 2019 (19,9 por ciento): plazo fijo UVA +1 (23,7 por ciento), depósito a plazo fijo de personas humanas (22,2 por ciento), caja de ahorro dólar (21,7 por ciento).
Para grandes inversores la Comisión Nacional de Valores informó también un fuerte crecimiento de las colocaciones de dólar linked (vinculado a los movimientos del tipo de cambios). En julio se realizaron cinco colocaciones bajo la modalidad de dólar linked por 187 millones de dólares (13.372 millones de pesos). "En lo que va del año se han emitido 32 ON de este tipo por un monto de 868 millones de dólares (59.694 millones de pesos), lo que representa un 24 por ciento del total emitido", señala la órgano de contralor que conduce Adrián Cosentino.
Las alternativas sin dólares
Pese al crecimiento de la demanda por activos en dólares, la compra hormiga crece en volumen y cantidad de personas que la realizan. En junio fueron 3,3 millones de personas que adquirieron 660 millones de dólares de compras de 200. Para julio se estima que esa cifra aumentó a 4 millones de compradores por 800 millones. Esta semana se conocerá el número oficial.
"Hoy se está interviniendo el mercado cambiario para manejar el tipo de cambio nominal con muy poca volatilidad. El problema es que eso coloca casi siempre al Banco Central de vendedor. La necesidad pasa por inducir a la oferta vendedora en el mercado cambiario. Para eso está la administración del comercio exterior y los plazos de liquidación de divisas. Desde la macro ya está. El problema es cuánto margen hay para hacer sintonía fina. El estimulo de tasa de interés para generar oferta de divisas y desdolarización sabemos que no funciona", aseguró a El Destape el economista Hernán Letcher, titular del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Un aumento de la tasa de interés podría, como hizo con el macrismo, entorpecer cualquier salida post pandemia al encarecer el crédito. "Lo que podés hacer desde la sintonía fina es eliminar el parking para el contado con liquidación y MEP que te permita achicar la brecha facilitando el arbitraje y con eso bajar la presión compradora al oficial o modificar el tipo de intervenciones que hace el BCRA, habilitando un poco mas de volatilidad en la cotización para que haya un costo de ir al dólar, que no sepan las personas que si compran a principio de mes y venden a fin de mes van a salir arriba", agregó el economista. Esta variable de incertidumbre utilizó en el kirchnerismo, principalmente luego del lockout agropecuario del 2008, hasta el cepo de 2011.
Con intervención de la AFIP se plantea la posibilidad de "refinar" el cepo y aumentar los controles sobre los ATP e IFE que otorga el Estado. También se evalúa negociar líneas contingentes de liquidez con bancos del exterior. Incluso ampliar el swap de monedas con China convertibles a dólares, algo que hizo el macrismo apenas asumió en 2015, pese a haber defenestrado este tipo de acuerdos. La puja del mercado es por un desdoblamiento o mega devaluación, algo que no está en los planes oficiales. La estrategia hasta ahora se mantuvo en microdevaluaciones de la moneda que vayan por encima de la inflación "La clave es incentivar consumo para que no quede la guita flotando en la cuenta de la gente y la meta en el dólar", concluyó Letcher.