Este jueves el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, se reunirá con referentes de la cadena de producción y comercialización de carne vacuna para establecer los márgenes que le permitirá exportar el año próximo. La renovación de los cupos a la exportación tendrá como destino asegurar el abastecimiento interno para un consumo objetivo en torno a los 55 kilos per cápita, un 10 por ciento por encima de la ingesta actual por habitante. Pese a las expresiones del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, sobre la posibilidad de incrementar las retenciones para desacoplar los precios de las carne y derivados de los valores en góndola, el resto del equipo económico se inclinó por un esquema de cupos para evitar mayores tensiones con el sector agropecuario.
Las razones que explican la decisión son dos. Por un lado, la brecha entre los precios externos e internos es tan elevada que el efecto de las retenciones como desacople sería casi nulo en la decisión del matarife entre exportar y vender el mercado doméstico, salvo que se aplique un diferencial suficientemente alto. Por otro lado, se busca minimizar las inevitables tensiones con las corporaciones agropecuarias que habría que enfrentar ante una suba en las retenciones. Más allá de que no cambie su ecuación de negocios, la jugada es conocida: especular con las ventas, retacear el ingreso de dólares y presionando sobre el tipo de cambio; algo que las frágiles reservas del Banco Central no están en condiciones de afrontar en el corto plazo.
Las expresiones de Feletti provocaron algunas tensiones en el equipo económico y la semana pasada en la reunión de gabinete hubo varios cruces sobre qué medidas a adoptar. Esa semana se comenzaba el digerir el efecto directo e indirecto que generó de la decisión del titular del Banco Central, Miguel Pesce, de cortar el subsidio a las cuotas para pasajes y paquetes turísticos al exterior. "Lo que faltan son dólares y hay que privilegiar la importación de insumos para mantener la producción", dijo el titular de la autoridad monetaria, Miguel Pesce, durante la reunión de gabinete.
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En el contexto actual de falta de reservas, la posibilidad de aplicar retenciones y que eso derive en un nuevo conflicto agrario que complique el ingreso de divisas no estaba en los planes de casi nadie, especialmente después del resultado de las elecciones de medio término y el antecedente del año pasado, cuando el campo ya le ganó una primer pulseada y el Gobierno convalidó una baja de retenciones temporal para que liquidaran sus stock en silo-bolsas. El ministro de Economía, Martín Guzmán, acompaña algún retoque en el esquema de retenciones, pero sólo a fines de no perder recursos fiscales.
Al igual de que Domínguez, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, defienden que la forma de bajar la inflación es asegurando el ingreso de dólares que rompa con la restricción externa que termina impactando en precios. En el acto de cierre de encuentro anual de la Unión Industrial, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, les adelantó que se anunciaría próximamente la eliminación de retenciones para economías regionales aún alcanzadas por el impuesto. Las grandes exportadoras de aceites y oleaginosa volvieron a la carga con el lobby para conseguir una baja en las retenciones hasta su eliminación en cuatro años, una vieja propuesta que presentaron el año pasado al Gobierno y de cuyo articulado se confeccionó parte del plan agroindustrial oficial que recién el mes pasado ingresó al Congreso.
Mientras, la vaca vuela
En el medio de esta discusión, que lleva varias semanas, el precio de la carne ya acumula un alza de hasta 90% al público. De acuerdo con la planilla de un frigorífico testigo que sigue cotidianamente un diputado de la bancada kirchnerista y al que tuvo acceso El Destape, con el salto de noviembre los precios ya casi se duplican en el año para algunos cortes. En enero del año pasado pasado el kilo de asado costaba 155 pesos y en enero de este año se ubico en 420 (un 170 por ciento más) y en noviembre último fue de 670 pesos. Pero lo llamativo es que a septiembre se había logrado se mantuvo estabilizado con la aplicación de cupos en 399 pesos.
El vacío costaba en enero del 2020 el kilo 250 pesos, para pasar a 490 pesos al año siguiente y el mes pasado se ajustó a 940 pesos, con un alza de 91 por ciento en lo que va del 2021. El matambre pasó de 180 a 480 entre enero del año pasado y el de este, y en noviembre se vendió a 820 pesos, con un alza acumulada de 71 por ciento solo en el 2021. La tira de asado pasó de 210 a 420 pesos (enero/enero) y en noviembre saltó a 660 pesos. La cuadrada costaba 250 pesos en enero 2020 y en enero 2021 se vendía a 420. En noviembre costó 660 pesos. En el caso de la bola de lomo, pasó de 250 a 480 pesos de enero a enero y en noviembre aumentó 775 pesos, mientras que el precio del roast beef era de 200 pesos el primer mes de 2020 y aumentó a 395 doce meses después y en noviembre aumentó a 555 pesos el kilo.
El primer borrador que circuló esta semana y que contaba con apoyo de todo el equipo económico era mantener un esquema de cupo del 20 por ciento para la exportación, lo que permitiría asegurar un consumo per cápita de 55 kilos anuales. En el Gobierno reconocen también que existe un techo de consumo vinculado con cambios de hábito y no esperan que se vuelva a los niveles récord de 2013, por encima de los 60 kilos por persona. Actualmente el porcentaje de la producción que se exporta se ubica cerca de su máximo histórico (sólo superado por el 2020) de 28 por ciento. Esto implicaría, según el stock actual de producción de 3,1 millones de toneladas anuales, un nivel de exportación de 600.000 toneladas para el 2021. En este año se autorizaron 800.000 toneladas.
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Desde Agricultura señalan que se va a cumplir con la palabra acordada con los productores y no se tomará ninguna medida sin consulta. El viernes pasado hubo una reunión técnica entre el equipo de esa cartera y de los integrantes de la cadena de valor. Este jueves se discutirá, sobre la base de la oferta de hacienda que estime el sector, cuál será el número de ese cupo. En principio se aseguraría el cumplimiento de las cuotas Hilton, la cuota 481, la correspondiente a los Estados Unidos, Colombia, Chile e Israel, como también garantizar la exportación de un millón de vacas y toros categorías "D" y "E", más conocidos como vacas conserva o manufactura.
Donde aún se mantiene la idea de algún retoque en las retenciones es en maíz y trigo, dos cultivos que están con cotizaciones récord y tensionan los precios internos, ya sea directamente por sus derivados como indirectamente como insumo (por ejemplo, para la producción de proteína animal). El equilibrio seguirá siendo la correlación de fuerzas que tenga --o crea tener-- el Gobierno para utilizar esta herramienta como desacople para frenar la inflación.
Desde mediados de este año se inició además un trabajo de fuerte control sobre la evasión. Según afirman especialistas del sector, el costo recaudatorio y en inflación que genera la especulación del sector agroexportador es mayor que el beneficios que se podría obtener de una suba de impuestos. Es por eso que se está trabajando sobre esa vía. En los últimos cuatro meses, la AFIP desarticuló maniobras de evasión y exportaciones fraudulentas por más de 23.000 toneladas de granos. Se estima que 20 por ciento del comercio de granos se evade por algún mecanismo de triangulación o fuga.