¿Qué está pasando con el precio de la carne?

19 de diciembre, 2020 | 19.00

El último trimestre del año ha visto una aceleración de la suba del precio de los alimentos en general, pero con un impacto singular en el valor de la carne vacuna para consumo interno. 

Las fiestas de fin de año en el marco de la pandemia exigen reuniones de pocos concurrentes en espacios abiertos aprovechando el clima de verano en que se recorre nuestra Navidad. Escenario propicio para el retorno del asado.

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El Gobierno debió apresurar la regulación de una oferta de cortes parrilleros a precios accesibles para no aguar la expectativa de despedida de un año por demás horrible.

Corresponde evaluar el movimiento estructural acaecido en el mercado de la carne de vaca durante el último lustro. El cuadro que continúa refiere la evolución de la producción de carne y la demanda consecuente dividida entre el consumo interno y exportaciones:

 

 

Como se aprecia en las cifras vertidas, durante el gobierno de Macri el mercado cárnico asumió un fuerte sesgo exportador impulsado por la baja de derechos de exportación, la suba del dólar en casi 500% y la liberación total de las ventas al exterior, emulando una de las primeras decisiones de la dictadura cívico-militar.

En el lapso 2015/2019 la producción y faena se incrementó un 13,6% con una caída en el consumo interno del -9,7% y una casi triplicación de las exportaciones.

El problema es que esta tendencia en el mercado se acentuó durante el primer año de gestión del actual Gobierno. El consumo continuó descendiendo en un -0,5% respecto del año anterior y las ventas externas subieron un 8%, en el marco de una mejora de la producción del 1,8% a pesar de la recesión inducida por el virus. 

Las exportaciones en los primeros once meses del 2020 alcanzaron los u$s 2.244 millones. No obstante, el precio promedio en el exterior de la tonelada peso-producto descendió un -17%, de u$s 5.390 en 2019 a u$s 4.485, evidenciando que la menor renta exportadora por caída del precio internacional se compensó con baja de costos internos por la devaluación ocurrida a lo largo del 2020 en torno al 38,4%, situación respaldada por el hecho que los frigoríficos argentinos cuentan con un mercado seguro de demanda potente en el extranjero.

El mercado que absorbe el grueso de los embarques de carne argentina al exterior es la República Popular China que recibe el 73,9% de dichos despachos. 

El cuadro que sigue muestra el efecto negativo sobre el consumo interno “per capita” de carne en la medida que crece la participación de las exportaciones en el destino final de la producción total. 

 

 

El -15% de baja en el consumo “per cápita” anual (de 59kg a 50kg) en el lapso de cinco años tiene como correlato un potente crecimiento del porcentaje de exportaciones sobre la producción pasando del 7,6% al 28,1% de la faena en el período 2015/2020. Cabe la pregunta: ¿los argentinos comen menos carne y los chinos más?

Esta consolidación del modelo exportador de la carne es el principal detonante de la suba de precios durante la pandemia.

El cuadro que sigue muestra la evolución del precio de algunos cortes tradicionales de parrilla y horno durante el corriente año.

 

 

El aumento promedio en los once meses del año supera el 45% y posiblemente el cierre anual se aproxime al 50%, por encima de la inflación promedio y muy por arriba de las subas experimentadas por los ingresos populares en todas sus formas.

Desde esta columna escribimos sobre la necesidad imprescindible de desvincular el consumo interno de los mercados internacionales, como modo de asegurar la alimentación de los argentinos y argentinas. 

Llegando al final de un año extraordinariamente complejo para el mundo y nuestra Nación, advertimos en el segmento de la carne una tendencia a consolidar el modelo macrista de producción y consumo.

La carne es un consumo esencial del pueblo. Durante el gobierno del general Perón se afirmó la comercialización de carne por media res en todas las ciudades de la Argentina como señal que no había cortes baratos para los humildes provenientes de los cuartos delanteros y cortes caros para las élites locales e internacionales que se extraían de los cuartos traseros del animal.


Esa conquista social del consumo igualitario de carne perduró con altibajos hasta el presente. La oligarquía pretende retornar a un pasado de segregación social, en que se le pedía al pueblo que comiera guiso de porotos porque la carne debía exportarse para bien del país. Pero eso no es factible.

Además, y lo señalamos también desde esta columna, las divisas provenientes de las ventas exterior no se han atesorado en el Banco Central, con lo que el sacrificio del pueblo este año resultó estéril.

 
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Roberto Feletti

Actualmente es secretario administrativo del Senado de la Provincia de Buenos Aires. Desde 2015 hasta 2019 se desempeñó como secretario de Economía y Hacienda del Municipio de La Matanza. Anteriormente ha ocupado diversos cargos y funciones, entre los que se destacan: diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja (2011-2015);  viceministro de Economía de la Nación (2009-2011); vicepresidente del Banco de la Nación Argentina (2006-2009); ministro de Infraestructura y Planeamiento de la Ciudad de Buenos Aires (2003-2006) y presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires (200-2003). Además es docente en la materia Administración Financiera en la Universidad Nacional de Moreno, tarea que ha desarrollado en otras universidades.