Argentina apunta a una transformación de su matriz productiva y la industria del cannabis aparece, sin dudas, en el horizonte como uno de los pilares que empuja la reconversión. Sin embargo, la aparición de una nueva cadena supone el surgimiento de profesionales a la altura de las circunstancias. Dos cultivadores, Ignacio Telias y Gabriel Méndez, formaron la primera academia cannábica de Latinoamérica para brindar conocimientos esenciales sobre el cultivo inteligente, las distintas formas de preparación y las bases para el consumo responsable y en equilibrio.
De la novedosa idea surgió un emprendimiento que no parece tener límites ante el entusiasmo de estos dos socios. La academia de instrucción cannábica ya cuenta con 200 graduados certificados, más de 20.000 seguidores en redes sociales y tres cursos que se pueden rendir tanto sincrónica como asincrónicamente. Aunque el paradigma prohibicionista sigue latente y mantiene a la planta como un tabú social, las nuevas generaciones traccionan para impulsarla, en principio, hacia un polo industrial de calidad.
“Al que le importe la plata, al que le importe la planta, al que le importe la industria, al que le importe el país, se va a meter en el cannabis”, sintetiza Ignacio, quien a sus 22 años es el artífice de la idea madre del proyecto. Hasta la irrupción del coronavirus, era un cultivador que estudiaba Economía en la UBA, pero el encierro derivó en la introspección, tal como les sucedió a muchos. Una noche de agosto de 2020 conectó sus ansias de transmitir conocimiento con algo que pueda sostenerlo económicamente. Allí surgió la idea de abrir la academia y comenzó a delinearla.
“Arranque solo, di tres cursos y en el tercero apareció Gabi. No era un novato y le interesaba el curso. Sabía mucho de cultivo exterior y le salía explicarlo muy bien. Así fue que me propuso sumarse al proyecto y ahora somos socios”, relata sobre la inclusión de Gabriel. Él tiene 30 años, es licenciado en comercialización y fue jefe regional de ventas en una empresa. Sin embargo, su lazo como consumidor de cannabis y el encontrarse con la academia lo embarcaron en un proyecto donde dice aprender día a día.
En diálogo con El Destape, cuenta: “Siempre me interesó saber que consumía, investigo mucho. Empecé a cultivar, a leer, a informarme, y en esa experiencia fui formando un criterio para poder hablar del tema. Mis amigos me consultaban, yo regalaba semillas, y conocía más a través de la gente que estaba metida en el tema. Todo lo que acumulamos desde la experiencia, todos estos aciertos y errores, lo pusimos en un plan de estudios para aumentar el nivel del cultivador argentino”.
Hasta el momento se ofrecen tres cursos en la página oficial de Educación Cannábica: "Master Grower", “Hidroponia" y “Extracciones Medicinales”. El primero plantea incorporar todos los conceptos fundamentales para comprender el desarrollo y la vida de una planta de cannabis.
El segundo es algo más avanzado y pensado para aquellos que se graduaron de "Master Grower" pero pretenden tener algún tipo de especialización. Por último, el tercero está dedicado puntualmente a la perspectiva medicinal de la planta y está a cargo del doctor Roberto Aleman.
Cannabis industrial
Para Gabriel, “uno de los valores el cannabis es el colectivismo”, la idea de “circular, de compartir conocimiento, que tiene que ver con el prohibicionismo”. Y este conocimiento será vital para los años venideros.
Es que desde el Ministerio de Desarrollo Productivo piden por la aprobación del proyecto de ley que brinda un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial. El mismo promueve mecanismos de autorizaciones para los productores y comercializadores, y estrategias de seguridad, fiscalización y trazabilidad en la cadena. Aunque la discusión no prosperó en 2021, se espera que sea aprobado en 2022, ya que contaría con el aval necesario en ambas Cámaras.
“La industria avanzará y mucha gente va a poder vivir de esto. La misión y sueño que nos empuja como empresa es que aquel que quiera capacitarse para insertarse en la industria del cannabis tenga el espacio para aprender y ser fuerza de empleo para las compañías del futuro. Que un empresario diga `tengo este lote y necesito 10 cultivadores´ y que tengan la bolsa de trabajo de Educación Cannábica para poder recurrir a ellos”, remarca Ignacio. Las posibilidades, según su óptica, son enormes en cuanto a generación de empleo directo e indirecto.
“Viene una empresa y quiere poner un dispensario... necesita alguien que cultive, que sea proveedor y alguien que esté en la barra vendiendo, y queremos que se capaciten acá. Y hay muchos rubros, como el transporte, crianza, conserva, venta, producción, el que vende cogollos, hasta el aceite, el que vende extracto, el que exporta como CBD... hay una industria muy fuerte y todos necesitan aprender”, profundiza Telias.
Crecimiento a nivel internacional
Entre sus objetivos para este año, esperan que la academia multiplique sus cursos en base a cada especificación y se sumen profesionales en cada área para oficiar como docentes. La cantidad de alumnos crece a un ritmo alto y el encuadre no es solo local, sino que paraguayos, uruguayos, chilenos, peruanos, y personas de otras nacionalidades participan en este espacio.
De acuerdo a la perspectiva de ambos, existen dos grandes grupos que confluyen en la academia: la franja etaria que va de 25 a 34 y la de 18 a 22. Sin embargo, también aparecen aquellos desde los 50 años que buscan aprender puntualmente sobre la producción de aceite cannábico, el cual es utilizado para el tratamiento médico de diversas patologías.
“Esto no es una competencia a ver quién la pega primero, es llegar entre todos a que todos sepan. Por eso, buscamos la certificación internacional de enseñanza cannábica (CIEC) para formar una entidad macro con los polos educativos en toda Latinoamérica, para que, si me quiero ir a cultivar a México, puedan ir con el CIEC desde acá”, explica Ignacio. De hecho, en el último año surgieron otras academias latinas con las que ya se contactaron para empezar a formalizar el proyecto.
Expansión y capacitación
En cuanto al posicionamiento de la empresa, Gabriel comenta: “Pretendemos formar comunidad a nivel presencial y que se aprenda en práctica real como sucede en la Facultad de Agronomía. Queremos ser una entidad de capacitación publica para la Fuerza, los municipios, los partidos políticos”.
Al respecto, Ignacio agrega: “La vieja escuela, que está en el poder, no tiene conocimiento. Los policías no saben que es el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN). Yo salgo con toda la documentación a la calle y no tienen idea de que le hablas. Hay que capacitarla para que comprendan que no se trata de cocaína, es una planta”. Lo mismo cabe para cada estamento gubernamental que quiere insertarse en la cadena productiva de la planta.
“Hay muchas empresas expectantes, todas están esperando, consultando constantemente. El futuro de la planta seguirá siendo una presión social, el costado industrial empujará. A nosotros nos queda mejorar el costado profesional, con perspectiva de cuidado del medio ambiente”, sostiene Méndez. Sobre este punto, Telias se detiene sobre el rol del Estado: “Todos van a querer sumarse, es una torta gigante para repartir y puede ser un gran reactivador económico. Sobre el futuro, es un debate muy interesante porque hay que saber quién lo va a habilitar, cómo lo va a habilitar, ¿Con políticas nacionales o de liberación al exterior para las empresas de afuera? Tenemos que proponer algo sustentable en el tiempo”.
Los cursos de la academia seguirán durante el verano y la inscripción está abierta. Cabe destacar que, una vez finalizadas las siete clases, los alumnos se llevan consigo toda la bibliografía, las clases grabadas, con más de 15 libros para que puedan ser compartidos con sus conocidos. Marca del espíritu colectivista.
“Somos resultado de la gente que hace años viene militando, poniendo el pecho, yendo a marchas, cayendo en cana. Me siento resultado de la lucha histórica y causa de la presión industrial que impulsa esta cadena productiva, que el resto de los países observa como posible generación de empleo. Se empiezan a deconstruir las ideas”, reflexiona Telias.
A modo de conclusión, Gabriel añade: “Estamos viviendo el neomovimiento del cannabis en medio de la pandemia, emprendedores que surgieron con ideas nuevas. Nuestra idea es darle valor profesional al cultivador, el neomarihuano”.