El campo no está conforme con el precio actual del dólar y amaga con liquidar poco si no mejoran las condiciones cambiarias para las próximas semanas, cuando comience la cosecha gruesa de la soja. Se trata de un círculo vicioso que puede complicar los planes de Javier Milei de evitar un salto devaluatorio que vuelva a generar presión sobre la inflación.
Tras tocar máximos de casi 50% a mediados de enero pasado, la brecha entre el dólar oficial y las divisas financieras (MEP y CCL) cayó ahora al rango del 20% y se encuentra en mínimos desde fines de diciembre pasado.
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Aunque este dato es auspicioso para la liquidación de la cosecha, las dudas se generan por el atraso del tipo de cambio, dado que el ministro de Economía Luis Caputo mantuvo el dólar prácticamente planchado, en solo un 2% de aumento mensual frente a una inflación que alcanzó el 71% entre diciembre y febrero. La cuestión, entonces, es si los productores estarán dispuestos a vender su cosecha ahora o retendrán sus granos a la espera de una posible devaluación próxima.
Fuentes del sector reconocen que esta última opción es la que más se acerca a la realidad de los próximos meses. "Cuanto más se hable del tipo de cambio, más se hable de eliminación del tipo de cambio, de achicar brechas y demás, el productor va a intentar vender lo mínimo indispensable", reconocieron a El Destape desde una de las cuatro entidades que conforman la Mesa de Enlace.
En el mismo sentido, un importante empresario del mundo de las cerealeras afirmó a este portal que "lo que se vio en Expoagro (hace unos diez días) es que el productor cree que Milei va a unificar el tipo de cambio y levantar el cepo. Por eso ahora no vende".
Desde el mismo sector exportador de la soja también admitieron que "el flujo de oferta de granos a la exportación actualmente esta bajo en términos históricos", y señalaron que "aparentemente se debe a una expectativa de unificación cambiaria que el Gobierno ha instalado". Al respecto, aseguró que las cerealeras apoyan "la intención del Gobierno de unificar y levantar el cepo, porque es la única manera de lograr un mercado de granos fluido".
En otras palabras, las expectativas que generó el Gobierno sobre la baja de la inflación a un dígito en abril chocan con las expectativas que también generó respecto al levantamiento del cepo hacia mitad de año. Ahora, podría tener que afrontar las consecuencias.
Un factor clave, más allá del atraso del dólar en sí, es el precio alto que están teniendo los insumos para la cosecha de la temporada próxima, al igual que la maquinaria agrícola. Esto, explica un ruralista e histórico dirigente del sector no lleva a los productores a aumentar la venta de la cosecha para hacerle frente a los gasto sino que genera el efecto contrario. "Se retrasa la compra de insumos" esperando ya sea un mejor tipo de cambio o una posible baja en su precio, lo que a su vez "retrasa venta maíz y soja de la cosecha 2024", señala. La caída internacional del precio de los granos en los últimos meses tampoco ayuda.
En este escenario, lo único que está garantizado es que el productor venda lo necesario para cubrir sus gastos. "La parte para salir de las 'peladuras' se va a liquidar. A algunos les va a abarcar gran parte de la cosecha o toda, y a algunos les va a quedar algo. Al que le quede algo es muy probable que no liquide todo", remarcó a El Destape un dirigente agrario que se sienta en la mesa chica de las negociaciones, quien coincidió en que se debe ir en búsqueda de "una paridad única" para incentivar la venta de los granos.
Debido a la sequía del año pasado, que dejó a muchos productores endeudados, la cantidad a vender para cubrir los gastos necesarios tampoco será desdeñable, y algunos la calculan entre 10 y 15 millones de toneladas de soja.
Ahora, Milei y Caputo tendrán el dilema de decidir entre convalidar un nuevo salto devaluatorio y posponer la desaceleración inflacionaria, acelerar el ritmo de la devaluación mensual con otro posible impacto en precios o mantener el tipo de cambio semi congelado como ahora y presionar políticamente al campo u ofrecer incentivos como el dólar soja, que el sector no quiere y que el propio Presidente ha rechazado durante los meses de campaña.