“Hay que tomar esas decisiones y la mejor alternativa que tenemos es una ley con un programa de eliminación de los derechos de exportación”. El sector agroexportador volvió a la carga. El titular de la cámara que nuclea a las grandes cerealeras (CIARA CEC), Gustavo Idígoras, le envió un mensaje a Javier Milei durante su disertación en el evento Experiencia IDEA Rosario. “Hay que ir directamente por el corazón, por la madre de la gran batalla de retenciones, que es la soja que tiene 33% sobre el valor FOB”, lanzó.
De acuerdo al último Monitor Agroindustrial, elaborado por la CIARA CEC, existen 24 millones de toneladas de soja en manos de los productores, y otras 7 millones que fueron cedidas pero sin fijar precio. En total, son casi 32 millones de toneladas guardadas en silobolsas, el 67% de la cosecha 2023-2024.
El sector agroexportador presiona sin tamices para conseguir una mejor remuneración vía tipo de cambio, ya sea con la eliminación de las retenciones o una nueva brusca devaluación.
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Concentrados
En el país existen 57.780 productores de soja, pero solamente el 10% de ellos concentra el 56% de la producción, según el informe “Soja, el yuyo maldito”, elaborado por el Centro de Estudios Agrarios (CEA). También existe una concentración en las empresas con capacidad de acopio y exportaciones. Es decir, los granos están en poder de los grandes jugadores del mercado, muchas veces integrados verticalmente con los acopios y las empresas exportadoras.
“Los productores resguardan su soja como reserva de valor porque la demanda de la industria aceitera esta activa todos los días del año, en cambio los exportadores de soja poroto están activos compradores principalmente en los tres primeros meses de la cosecha”, puede leerse en el último informe de la CIARA CEC.
Un detalle: la industria aceitera está integrada por las mismas compañías (mucha de ellas con un anclaje financiero) que solo exportan granos. Un ejemplo de este entramado corresponde al gigante conformado por Bunge – Viterra, fusionadas el año pasado. BlackRock posee el 8,85% de las acciones de Bunge.
Es decir, los granos de soja y los subproductos derivados -y por ende la generación de divisas- son manejados por los grandes jugadores del mercado.
32 millones de razones
Las ventas semanales de soja durante mayo y junio alcanzaron picos de 1,5 millones de toneladas. Sin embargo, durante las primeras tres semanas de julio descendieron a 400.000 toneladas. Según el registro oficial de SIO Granos, la merma se profundizó entre el 29 de julio y el 2 de agosto, con ventas por 101.000 toneladas.
De acuerdo al Monitor Agroindustrial publicado por los exportadores, las ventas acumulas de soja llegaron a los 23 millones de toneladas al 17 de julio. “Se observa una caída de las ventas, consolidando la tendencia verificada en junio pasado. Para el mismo período de la campaña 2021-2022, las ventas fueron de 37 millones y de 40 millones en la campaña 2020-2021”, graficaron desde la CIARA CEC.
La actual cosecha de soja aportó 48 millones de toneladas. “Los granos están bien guardados”, parafrasean en el mercado. El ministro de Economía, Luis Caputo, toma nota. Y los exportadores gritan para que les bajen retenciones o les regalen otro dólar soja vía devaluación.
Para la consultora Pablo Adreani & Asociados, aún quedan en manos de los productores más de la mitad de la cosecha (24,4 millones de toneladas), que sumadas a los 7,7 millones que restan fijar precio, representan un 67% de la actual campaña, es decir, 32,2 millones de toneladas.
¿Atraso?
En julio, el Banco Central vendió reservas por 2620 millones de dólares. Para el departamento de economía de la Universidad Nacional de Avellaneda, dicho comportamiento estuvo explicado, en parte, por cierto “atraso cambiario”.
“El tipo de cambio real multilateral muestra una apreciación de casi el 20% con respecto al promedio desde diciembre de 2015. Además, la inflación ya erosionó el 85% de la competitividad que se había obtenido con la devaluación del 13 de diciembre de 2023”, indicaron en un reciente informe.
De acuerdo a la UNDAV, el punto de inflexión ocurrió en abril cuando el tipo de cambio real perforó el nivel promedio y a partir de entonces el BCRA no pudo acumular reservas.
“Ante esta situación, el gobierno anunció el inicio de la Fase 2 del esquema macro-monetario y a juzgar por la reacción del mercado, éste parece ´no verla´. Desde entonces, las acciones medidas en dólares cayeron en promedio un 10% en junio y un 3% en julio”, concluyeron.