Las empresas que componen el sector biofarmacéutico facturaron más de US$ 700 millones el año pasado, y generaron más de US$ 200 millones en exportaciones, de acuerdo a las cifras de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), cuyas empresas emplean a 18.200 personas y reinvierten en investigación y desarrollo el 4,6% de sus ventas.
En la actualidad, el segmento biofarmacéutico de la industria farmacéutica del país está compuesto por alrededor de 60 empresas y grupos empresariales de diverso tamaño, señala por su parte el informe de Argentina Productiva producido por Graciela Gutman, Pablo Lavarello y Juan José Pita.
Se trata en su mayoría de empresas de capital nacional, ya que sólo 11 son filiales de corporaciones farmacéuticas multinacionales que no producen en el país.
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Además, cinco empresas medianas nacionales (especializadas o integrantes de grupos farmacéuticos) abordan la producción de principios activos junto con la formulación de las drogas.
Si bien externalizan algunas actividades, integran la mayoría de las etapas de la cadena de valor biotecnológica y se articulan con la infraestructura de ciencia y tecnología nacional e internacional.
Algunas de ellas están fuertemente orientadas a los mercados externos, ya que por ejemplo se exporta un 80% de la producción de proteínas de la primera generación de biosimilares.
El resto de las empresas se ubica en distintas etapas y segmentos de la cadena de valor con estrategias que van desde el desarrollo de nichos de mercado, como los kits de diagnóstico, hasta el desarrollo de plataformas de I+D.
Una estimación preliminar indica que la producción local de medicamentos a partir de principios activos biotecnológicos producidos en el país representa casi un 24% del mercado interno; el resto de la demanda es cubierto con importaciones.
El documento de Gutman, Lavarello y Pita destaca "la importancia de una política de promoción de la producción local de biosimilares a partir de la compra pública y la sustitución de importaciones".
Los científicos remarcaron que "los análisis preliminares realizados muestran, por una parte, la diferencia de precios que puede lograrse con la sustitución de las compras de drogas originales por biosimilares, permitiendo a la vez abaratar los elevados costos de los sistemas públicos de salud y extender su alcance a un mayor número de beneficiarios".
Además subrayaron que "el análisis de diferenciales de precios pone en evidencia que la política de compre nacional es una herramienta crucial con impacto presupuestario y de reserva de mercado para fomentar las capacidades tecnoproductivas locales".
"Por otra parte, el ejercicio de simulación de ahorro de divisas por sustitución de importaciones de un conjunto limitado de moléculas, con ahorros potenciales de entre US$ 48 y US$ 84 millones anuales, puso en evidencia los impactos posibles de una política como la propuesta, los que pueden ser aún más significativos con estrategias de promoción de exportaciones", concluyeron.
Con información de Télam