Los precios en Alemania se aceleraron al 8,8% interanual durante este mes de agosto frente al 8,5% de julio, mientras que en España avanzaron 10,3%, cuatro décimas menos que el índice precedente, según informaron hoy sus respectivos institutos oficiales de estadística.
En el caso alemán, los precios acumularon un aumento anual de 8,8%, lo que supuso un nuevo récord y un incremento frente al 8,5% de julio, aunque el índice mensual se redujo a la mitad al marcar 0,4% respecto del 0,8% del mes anterior.
Respecto de las causas, la oficina de estadísticas alemana (Destatis) remarcó que los incrementos de precios “aguas arriba” –es decir, en los precios de producción- “tuvieron un impacto al alza de los precios”, al igual que “las interrupciones en las cadenas de suministro causadas por la pandemia de Covid-19”.
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Tanto la energía como los alimentos subieron por encima del promedio, según los datos preliminares, con alzas anualizadas del 35,6% y del 16,6% respectivamente.
La energía registró una baja de una décima respecto del índice de julio, mientras que los alimentos tuvieron un alza de 1,8 puntos.
La entidad remarcó que algunas medidas dispuestas por el Gobierno como “la rebaja del abono mensual de tren a 9 euros y los descuentos al combustible” tuvieron un efecto a la baja, pero que “no es posible aún determinar la medida exacta de estos efectos”.
No obstante, dichas medidas expirarán pronto, de no mediar renovación, lo cual podría causar una mayor aceleración de los precios, según señala la agencia de noticias Bloomberg.
En ese marco, el Bundesbank –el banco central alemán- prevé que la inflación anualizada llegue a los dos dígitos en el ultimo trimestre, según subrayó la semana pasada su presidente, Joachim Nagel.
Asimismo, prevé –como fruto del recorte del suministro de gas de Rusia- que la inflación se mantendrá en un promedio del 6% para el año próximo.
Por su parte, en España la inflación de agosto alcanzó un 10,4% interanual, un número que, de confirmarse, supondrá una disminución de cuatro décimas frente al dato de julio –el cual fue un récord desde 1984-.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) español adjudicó la desaceleración principalmente “a la bajada de los precios de carburantes” y, en menor medida, “al descenso de los combustibles líquidos”.
No obstante, el INE remarcó en un comunicado que hubo un alza en los precios de “la electricidad, alimentación, restauración y paquetes turísticos”.
Por su parte, la inflación subyacente –que excluye a la electricidad y los alimentos- continuó su avance, situándose en 6,4%, tres décimas más que en julio, lo cual indica una amplitud del alcance de la inflación.
“La inflación comenzó a desacelerarse y esto debería continuar en los próximos meses”, anticipó la ministra de Economía, Nadia Calvino en diálogo con Televisión Española (TVE), según difundió la agencia de noticias DPA.
Sin embargo, Calviño indicó que ello dependerá de factores externos como la guerra y las cadenas de suministro, y propuso un pacto de salarios entre empresarios y gremios para evitar una espiralización de precios.
La inflación en los países del Euro coloca bajo presión al Banco Central Europeo (BCE) para que acelere las subas de su tasa de interés y ponerle un freno a la inflación, tras haber realizado una suba de 0,50 puntos –la primera en once años- en julio último.
La próxima reunión del BCE será el 8 de septiembre y si bien se espera una nueva suba de medio punto porcentual, en los últimos días algunos de sus funcionarios especularon con un alza más agresiva de 75 puntos.
Mientras tanto, la Comisión Europea se encuentra trabajando en una reforma del mercado energético, ya que el sistema actual “fue desarrollado para diferentes circunstancias”, según subrayó ayer su presidenta, Ursula von der Leyen.
Entre las propuestas en estudio se encuentra la de fijar un tope máximo al valor de la generación del gas, medida ya aplicada en el caso de España y Portugal y que, en el primer país, supuso un ahorro de 30% en la factura de la luz.
Con información de Télam
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