El Banco Mundial volvió este martes a mejorar las perspectivas de crecimiento de Argentina para este año, las cuales ubicó en 4,5 por ciento en su último informe de perspectivas globales, casi un punto por encima de la estimación de abril (3,6%). Por su parte, la estimación para el año próximo la mantuvo en 2,5 por ciento. En enero de este año el organismo había pronosticado para la Argentina un crecimiento de 1,9 por ciento este año y de 0,4 por ciento para el próximo.
Como agravante de los daños provocados por la pandemia de COVID-19, "la invasión rusa a Ucrania exacerbó la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación", según el último informe Perspectivas económicas mundiales elaborado por el organismo.
MÁS INFO
Este contexto aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo. "En Argentina, en medio del aumento internacional de alimentos y precios de la energía, continuaron, aunque disminuyendo, el financiamiento monetario del déficit fiscal, lo que contribuyó a impulsar la inflación mensual a aproximadamente 6 por ciento". detalla el organismo.
También alerta sobre la suba de los precios internacionales de loa energía, que representan un fuerte aumento de los costos de los insumos en muchos países, "mientras que los costos más altos de los fertilizantes frenarán el beneficio de los elevados precios de las exportaciones agrícolas".
El BM prevé que el crecimiento mundial descienda del 5,7 por ciento en 2021 al 2,9 por ciento en 2022, un porcentaje considerablemente menor que el 4,1 por ciento que se anticipó en enero.
Se prevé que oscile en torno a ese ritmo durante el período 2023-24, a medida que la guerra en Ucrania afecte la actividad, la inversión y el comercio en el corto plazo; la demanda reprimida se disipe, y vayan eliminándose las políticas monetarias y fiscales acomodaticias. Como resultado de los daños derivados de la pandemia y la guerra, este año, el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi un 5 % por debajo de su tendencia previa a la pandemia.