Las empresas multinacionales podrán acceder al bono Bopreal que emite el Banco Central para el giro de utilidades y dividendos atrapados en el cepo, por un monto estimado entre US$ 5.500 millones y US$ 7.000 millones, en una operación que servirá también para absorber pesos de la economía y profundizar la política de recesión y desocupación que se fijó como estrategia la administración de Javier Milei.
La medida se complementó el jueves con otra decisión del BCRA: bajar la tasa de política monetaria, que determina la tasa que luego las entidades financieras utilizan para remunerar los depósitos, como los plazos fijos o las cuentas remuneradas de las billeteras virtuales como Mercado Pago.
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La combinación de estas medidas apuntan a licuar los ahorros en pesos de los argentinos e inducir la decisión de las empresas de comprar el bono en dólares. “El esquema, por lo menos en términos de inestabilidad financiera, no debería generar grandes problema, con la cantidad de dólares que están mandando los paralelos vía el blend (combinación de oficial y financiero para liquidar exportaciones) y otros mecanismos”, evaluó Pablo Moldovan, Director de CP Consultora. Pero advirtió sobre el impacto “sobre la economía real” porque “es todo el efecto de licuación”, en especial sobre “las empresas (que) se les complica cada vez más como gestionar su excedente de pesos porque se le licúa el capital de trabajo”.
El Bopreal es un bono en dólares que emite el Banco Central de la República Argentina y que las empresas compran en pesos. Primero estuvo disponible para el pago de deuda por importaciones, luego se lo extendió al pago de deudas de las pymes y ahora a afrontar el giro de utilidades y dividendo de las multinacionales.
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Hasta ahora se colocaron tres series de Bopreal, la primera emitida en mejores condiciones que incluso incluyen el pago de intereses, por US$ 5.000 millones, la segunda por US$ 2.000 millones y la tercera por US$ 1.094 millones. El BCRA no informó qué serie pondrá a disposición de las empresas que quieran girar dólares al exterior, aunque en el mercado se estima que serán de la tercera serie, aún abierta.
La primera serie devenga un interés de 5% anual, la segunda no ofreción interés pero tendrá flujos de amortización en dólares entre julio de 2024 y junio de 2025, y la Serie 3, se ofrece por un monto máximo de USD 3.000 millones, devenga una tasa de interés del 3% y tendrá amortizaciones en tres cuotas trimestrales, desde noviembre de 2025 hasta mayo de 2026.
Por ahora, la deuda dolarizada por el BCRA supera los US$ 8.000 millones y dependiendo de la demanda de esta nueva emisión, puede rondar en total entre US$ 3.000 y US$ 15.000 millones. Todos esos bonos se vendieron contra pesos, generando una absorción de pesos del orden de los $6,5 billones. Esos pesos que ya no están en la economía contribuyen a generar la recesión que está ralentizando el proceso inflacionario disparado en diciembre con la brutal devaluación decidida por la administración de Milei.
Ahora, con una nueva baja de la tasa de interés para ubicarla en 50% anual, se continúa con el proceso de licuación de los ahorros en pesos de las personas y empresas. Las entidades financieras venían ofreciendo unos diez puntos menos de tasa por los plazos fijos de tal manera que cuando el BCRA la fijó en 70% el rendimiento de los plazos fijos bajó a 60% y cuando el Central bajó a 60%, los bancos bajaron la tasa a 50%. Es de esperar que con la tasa de política monteria establecida en 50%, los bancos ofrezcan una tasa de interés por los plazos fijos del orden del 40%, con una inflación que en marzo fue de 11% y acumula en en año el 51,6%.
La tasa de interés del BCRA no está asociada ni a la inflación pasada, ni a la inflación presente ni a ninguna estimación de inflación futura. Es solo definida con el objeto de licuar los ahorros, destruyendo pesos de la economía. Cada mes que pasa, el poder de compra de los ahorros es menor.
Con una tasa anual de 40%, los plazos fijos rendirán 3,2% mensual. No hay ningún ejercicio económico, ni los más optimistas de la consultoras afines al Gobierno, que esperen en mayo una inflación semejante.
“Ante la desaceleración de la inflación como consecuencia de la recesión inducida por el propio gobierno, Caputo, el “Messi de las finanzas”, tiene un hat-trick de bajas de tasas en pocos días que impacta en la licuación de ahorros del plazo fijo tradicional. Así es, las tres bajas de tasa consecutivas preparan problemas con la clase media que continuará perdiendo poder adquisitivo y deberá afrontar subas de tarifas más temprano que tarde”, evaluó el economista de la UNdAv, Pablo Ferrari. “La inflación se desacelera pero continúa haciendo estragos, lo que parece indicar que hay oscuridad al final del túnel”, advirtió.
Moldovan estimó que “la tendencia a la baja de la tasa está empujando un poquito a los bancos a tratar de ofrecer créditos porque esperan que la tasa siga bajando y eso provoca que aparezca un poco de oferta de crédito” pero señaló que “eso se choca contra una economía que casi no tiene demanda de crédito porque la recesión es muy, muy fuerte”. “No es lo mismo una tasa negativa en un proceso de relativo crecimiento que con un proceso de estancamiento, con un ajuste de la actividad como el que tenemos ahora”, señaló.