(Por Juan Manuel Colombo) El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, sostuvo que durante 2022, el mercado internacional "estará sediento de productos argentinos" y que el desafío del Gobierno es "buscar una forma novedosa de administrar el mercado interno y promover exportaciones".
El directivo, que también es uno de los principales referentes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), remarcó la necesidad de que el país cuente con una "estructura exportadora fuerte".
En una entrevista con Télam, Idígoras manifestó que uno de los objetivos de corto plazo es "salir del estancamiento" que se verifica en la producción de soja, para mejorar la oferta a la industria, tras advertir que esta situación se dio porque "las fuerzas políticas argentinas, sin importar el color, han demonizado a la soja como un monocultivo contrario a los intereses nacionales y hoy somos un país maicero gracias a esa decisión".
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Otro de los temas que abordó Idígoras fue la decisión de tres -de un total de cuatro- entidades que conforman la Mesa de Enlace de dejar de formar parte del Consejo Agroindustrial Argentino: "Que se vayan entidades que representan a productores primarios es un signo negativo hacia la búsqueda de una unidad imprescindible del agro", dijo.
A continuación los principales tramos de la entrevista:
Télam: La exportación de granos generó ingreso récord de divisas en 2021, ¿Se puede repetir en 2022?
Gustavo Idígoras: Argentina culmina el año con un récord en exportaciones no solo de la agroindustria sino del país, con US$ 79.000 millones en total, de los cuales hay un saldo favorable de US$ 15.000 millones, US$ 12.000 millones aportados por el sector.
Tuvimos un año excepcional de precios internacionales elevados. Históricamente estábamos en US$ 22.000 millones y, según nuestros registros, culminamos en US$ 32.900 millones. Pero también incrementamos el volumen de cargas. Fuimos muy eficientes en la logística y pasamos de 100 a 120 millones de toneladas, aún con la peor bajante histórica del río Paraná.
En 2022 el mercado internacional sigue estando sediento de productos argentinos. Hay una perspectiva de precios buenos por tres razones: la climática, por la demanda sostenida creciente y por la amenaza de un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que son competidores nuestros.
Argentina necesita tener una estructura exportadora fuerte. Tiene que tener un saldo fiscal, lo dijo (el ministro de Economía, Martín) Guzmán, de US$ 5.000 millones, por lo que va a tener que tener una balanza comercial superavitaria que siempre supere ese monto y la única forma de lograrlo es con una fuerte política de exportaciones y una política que persista por un tiempo en materia de restricción importadora.
Pero para promover exportaciones hay que buscar una ecuación razonable con el mercado interno: el Gobierno tiene que buscar una forma novedosa de administrar el mercado interno y de promover exportaciones. No va a ser fácil ese debate, pero es una de las discusiones de 2022.
T: Estiman una cosecha de soja de 40 millones de toneladas para la actual campaña, muy por debajo de la capacidad de molienda instalada ¿Cómo afecta esa baja y cuál es la estrategia por delante para que aumente la producción?
GI: La industria tiene una capacidad instalada de molienda de 67 millones de toneladas y procesa por año entre un rango de 40 a 45 millones. En diciembre, por ejemplo, terminamos en 42% de capacidad ociosa y eso lleva a que tengamos márgenes negativos de producción.
Esto se debe al fuerte estancamiento de producción de soja de los últimos 10 años. La principal causa es que las fuerzas políticas argentinas, sin importar el color, han demonizado a la soja como un monocultivo contrario a los intereses nacionales y hoy somos un país maicero gracias a esa decisión.
Pero el maíz vale la mitad que la soja y Argentina tiene una industria sojera de las mas eficientes del mundo, vendiendo harina. aceite, biodiesel y ganamos valor gracias a eso, pero hemos destruido la materia prima.
El gran desafío es salir de ese estancamiento. La Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) presentó una propuesta para llegar a 70 millones de toneladas. Eso implicaría US$ 12.000 millones más en exportaciones y 68.000 puestos de trabajo adicional, más viaje de camiones. Queremos que haya un programa de reactivación de la industria sojera intentando buscar un equilibrio en los derechos de exportación, que no los queremos, pero somos realistas, sabemos la situación en la que estamos. Acsoja hizo una propuesta concreta: bajar las retenciones de 33 a 25 puntos.
T: El proyecto de Fomento a la Agroindustria será tratado en sesiones extraordinarias del Congreso y desde el Consejo Agroindustrial (CAA) se habló de lograr mejoras ¿Cuáles serían?
GI: Tenemos algunas cosas de las que no hemos podido convencer al Ministerio de Economía. Por ejemplo: el proyecto tiene dos etapas: una de 4 y otra de 5 años. La etapa de 4 años, el futuro Gobierno decide si la extiende cinco años más o no, pero la inversión en agro lleva 4 o 5 años en general. ¿Por qué no tenemos 10 años directamente?
El segundo aspecto es el cupo fiscal. El proyecto de ley para estos beneficios establece que todos años el Ministerio de Economía fija un cupo fiscal para que haya empresarios que inviertan y busquen estos estímulos y eso genera mucha incertidumbre ¿Cuál es el cupo fiscal para el 2024? Nadie lo sabe. Si mi inversión es en el 2022, va a ir madurando recién en el 2025 ¿Me arriesgo si me van a seguir otorgando el cupo fiscal para adelante? Nosotros decimos que no hay que poner tope sino otro mecanismos de verificación, como quién genere nuevo empleo, quién genera más producción o exportaciones.
T: ¿Cómo tomaron que tres de las cuatro entidades del agro -Sociedad Rural, CRA y Federación Agraria- hayan abandonado el CAA?
GI: Que se vaya cualquier cámara o entidad es una mala noticia. En primer lugar porque implica que han existido problemas de comunicación o entendimiento entre nosotros. y, en segundo lugar, que se vayan entidades que representan a productores primarios es un signo negativo hacia la búsqueda de una unidad imprescindible del agro, porque es la única manera de que tengamos una política de estado agroindustrial en el país. Las fuerzas políticas no tienen una visión favorable del agro, sino que es visto en general como una fuente de ingresos fiscales y no como una fuente de riqueza para el país. Entonces, la única manera es que nos pongamos de acuerdo y trabajamos juntos.
Ese es el objetivo del CAA. Nos gustaría mucho que las tres entidades reflexionen porque todo lo que ellos dicen que quieren hacer son los objetivos del CAA, entonces cuesta un poco entender por qué se han ido.
Con información de Télam