La titular del FMI, Kristalina Georgieva, instó hoy a reforzar el apoyo al fideicomiso para el crecimiento y la lucha contra la pobreza de los países más pobres (PRGT), en el contexto que dejó la guerra que desató Rusia en Ucrania, y la fragmentación del comercio internacional tras la pandemia de coronavirus.
Georgieva consideró que es "imperativo que no olviden las crecientes necesidades de las naciones más pobres del mundo" y, en particular, se refirió al "instrumento del FMI para ayudar a estos países, el Fideicomiso para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza", ya "probado" y que "necesita urgentemente una reposición".
Fue a través de un mensaje a los hacedores de políticas de los 190 países miembros del organismo multilateral, que se congregarán a partir del 10 de abril en Washington para participar de la Asamblea de Primavera (boreal) del FMI y del Banco Mundial.
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La titular del Fondo recordó que, "desde la pandemia, el FMI ha apoyado a más de 50 países de bajos ingresos con unos US$24.000 millones en préstamos sin intereses".
Entre los países que recibieron ayuda mencionó a República Democrática del Congo, Chad y Nepal.
Según las estimaciones del FMI, se prevé que la demanda de préstamos PRGT alcance casi los US$ 40 mil millones en el período comprendido entre 2020 y 2024, más de cuatro veces el promedio histórico.
En este contexto, para Georgieva el FMI hoy requiere de una estrategia de financiamiento que recaude "alrededor de $16.900 millones (DEG 12 600 millones) en recursos crediticios y $3.100 millones (DEG 2.300 millones) en recursos de subvención, pero hasta el momento, las promesas ascienden a alrededor de las tres cuartas partes de la meta".
Según la funcionaria, "el PRGT debe estar adecuadamente financiado y subsidiado para que esta fuente vital de financiamiento sin intereses pueda continuar".
"Es un asunto de máxima prioridad", enfatizó la titular del FMI.
Entre los fundamentos, Georgieva dijo que "los desafíos que enfrentan los países de bajos ingresos han crecido enormemente en los últimos años, han sufrido tanto la pandemia como una sucesión de crisis económicas, y hoy enfrentan desafíos adicionales derivados de la escasez de financiamiento, la alta inflación, la persistente inseguridad alimentaria, las crecientes vulnerabilidades de la deuda y las tensiones sociopolíticas, especialmente en los estados frágiles y afectados por conflictos".
El crecimiento per cápita de los países de bajos ingresos está cada vez más por detrás de "las tasas necesarias para ponerse al nivel de las economías avanzadas y esto amenaza con revertir una tendencia de décadas de convergencia constante de los niveles de vida", completó Georgieva.
Con información de Télam