(Por Marcelo Bátiz) - El economista Keiji Inoue, oficial a cargo de la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló a la inflación como "el impacto más grande e inmediato del conflicto en Ucrania por el lado de los precios internacionales de las commodities".
En su visita a la Argentina, donde participó de la Conferencia de Comercio Internacional organizada por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Inoue -de origen japonés pero nacido en Chile- remarcó en una entrevista concedida a Télam que el rebrote de la inflación en el mundo es uno de los fenómenos que causaron mayor impacto en un comercio internacional que ya venía en retroceso desde antes de la pandemia de Covid 19.
Asimismo, advirtió sobre las consecuencias en el comercio global de la guerra entre Rusia y Ucrania, con una baja en las proyecciones de su crecimiento para 2022.
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Télam: La pandemia de coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania agravaron la situación del comercio internacional, pero ese proceso viene de antes de 2020. ¿Cuándo considera que tuvo su inicio?
Keiji Inoue: Un punto de partida muy importante de este proceso fue lo que pasó tanto durante como después de la crisis financiera de 2008 y 2009. El comercio internacional, en términos de volumen, cayó cerca de un 20% y si bien tuvo una recuperación bastante rápida -incluso mayor a la esperada- después hubo un estancamiento del comercio global del que aún no nos hemos recuperado.
Ya en 2019, antes de la pandemia, el volumen de comercio global estaba prácticamente estancado. Luego nos pegó la pandemia y hubo un retroceso importante de alrededor del 10%. En realidad, fue menor a lo esperado y además la recuperación fue mejor que la se preveía, pero luego vino el conflicto en Ucrania que nos pegó nuevamente. De hecho, la OMC (Organización Mundial del Comercio) hace unos días revisó las proyecciones a la baja, de un crecimiento del 4,7% a un 3%.
T: Además del precio de las materias primas, existe preocupación por el de los fletes.
K.I.: Antes del conflicto bélico ya habíamos visto que en 2021, el año de la "recuperación" del Covid -entre comillas, porque la pandemia aún no terminó- el precio de los fletes se estaba disparando y había interrupciones de suministro, ya que tras el desconfinamiento hubo una rápida demanda de productos que las empresas no estaban en condiciones de fabricar con la misma velocidad. Ello produjo el encarecimiento de productos esenciales. Y al entrar a 2022, la guerra agravó la situación.
T: ¿Cómo afecta eso a la Argentina, dada su ubicación geográfica?
K.I.: El aumento del precio de los fletes está afectando a todos los países por igual pero en casos como el de la Argentina, que exporta mucho a Asia y Europa y tiene rutas marítimas relativamente más largas, el efecto es más grande, en especial para los pequeños productores.
Antes de la guerra, esos precios se estaban estabilizando a raíz de que el comercio se estaba estancando. Pero en estas últimas semanas se está viendo un rebrote de los fletes por el impacto de la guerra, no sólo en el Mar Muerto y las zonas de influencia sino por las restricciones económicas de los países desarrollados, que están interrumpiendo el flujo.
T: ¿Qué papel juega el rebrote inflacionario en esta situación?
K.I.: A la inflación la veo como el impacto más grande e inmediato del conflicto en Ucrania por el lado de los precios internacionales de las commodities. Si tomamos la canasta exportadora de América Latina, los precios internacionales están en un pico que no hemos visto desde hace décadas. Por ese lado, tenemos el pass through de los precios internacionales a la inflación. Lo estamos viendo en la Argentina.
Si hacemos el análisis de los precios internacionales, vemos que los hidrocarburos y derivados lideran el alza de los precios en un 68% en los últimos tres meses. En segundo lugar, están los agrícolas y en tercero los minerales.
T: ¿Esos incrementos dejan ganadores y perdedores en el comercio internacional?
K.I.: Si lo vemos en su conjunto en estos términos de intercambio, los exportadores netos de hidrocarburos son obviamente los ganadores. Este año van a ganar. Pero un país como la Argentina e inclusive países mineros como Chile y Perú van a perder a pesar de que los precios de sus exportaciones están creciendo, porque crecen más los de sus importaciones, como petróleo y derivados, así como los insumos para la agricultura.
Es un cóctel demasiado volátil para una política comercial que hoy tiene menos espacio. Y ni qué hablar de la política fiscal.
T: ¿Cómo impacta en el comercio global el surgimiento de movimientos nacionalistas, en particular en países europeos?
K.I.: Desde el punto de vista del comercio vemos esta tendencia reflejada en más regionalismo, especialmente en el Sudeste asiático e incluso en Europa, excepto Gran Bretaña por el Brexit. En ese aspecto, América Latina se está quedando atrás, el comercio intrarregional es muy bajo, apenas del 13%. Con eso, quedamos más vulnerables a shocks externos porque no tenemos vecinos que nos compren. No nos estamos dando la tarea de exportar más dentro de la región.
T: ¿Y a qué más quedan expuestos los países de América Latina?
K.I.: Hay otras vulnerabilidades, por ejemplo, la deuda externa. Quedan mucho más expuestos los países que son importadores netos de combustibles y alimentos y además tienen una deuda externa de por lo menos el 60% del producto, como Uruguay, Chile, Ecuador y la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. A la Argentina no la vemos en esa situación, los salva el hecho de no ser importadores netos de alimentos.
Con información de Télam