El secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, y diversos economistas destacaron hoy el cumplimiento de las metas por parte del país en el marco del Acuerdo de Servicio Ampliado del Fondo (SAF) con el Fondo Monetario Internacional, que permite allanar el camino para un desembolso de US$ 6.000 millones que posibilitará pagar los vencimientos previstos del programa de 2018.
De Mendiguren hizo foco en los comentarios de los técnicos del FMI que acompañaron la tercera revisión del programa y cuestionó que la oposición no lea este tipo de diagnósticos.
La oposición es tan poco seria que ni siquiera lee lo que dice el FMI sobre la economía argentina, criticó esta mañana de Mendiguren a través de un comunicado.
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El funcionario hizo referencia a los comentarios de Luis Cubeddu, director adjunto del Departamento del Hemisferio Occidental; y Ashvin Ahuja, jefe de Misión para la Argentina, quienes forman parte del equipo del FMI en las revisiones con la Argentina.
La prudente gestión macroeconómica y los esfuerzos para movilizar financiamiento externo están respaldando la estabilidad macroeconómica: se está restableciendo el orden fiscal, moderando la inflación, mejorando la balanza comercial y fortaleciendo la cobertura de reservas, señalaron anoche al anunciar que llegaron a un acuerdo a nivel técnico con el equipo económico del país sobre la tercera revisión del programa del organismo.
El acuerdo allana el camino para un desembolso de US$ 6.000 millones, el cual deberá ser aprobado por el Directorio Ejecutivo del FMI, que se espera que se reúna este mes.
A pesar de los desafíos, consecuencia también de la guerra en Ucrania, se cumplieron todos las metas cuantitativas de desempeño hasta fines de septiembre de 2022, incluido el déficit fiscal primario debido a fuertes controles de gastos y acciones para mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social, afirmaron los técnicos del Fondo, quienes señalaron, a su vez, que las autoridades siguen encaminadas en cumplir los objetivos del programa para fin de 2022.
También remarcaron que las acciones del nuevo equipo económico están comenzando a dar sus frutos, la inflación se está moderando (aunque desde niveles altos) y la balanza comercial está mejorando, en gran parte debido a una desaceleración apropiada de la demanda interna y las importaciones.
De Mendiguren se mostró de acuerdo con el diagnóstico, y concluyó que hay una gestión macroeconómica prudente y ordenamiento gradual en todas las variables.
En la misma línea, diversos economistas destacaron el cumplimiento de las metas por parte del Gobierno a través de las medidas instrumentadas en los últimos meses, ya sea en el plano fiscal como en el monetario.
Siempre cumplir una meta con el Fondo es importante para una economía con tantas fragilidades como la Argentina porque permite generar expectativas de que la hoja de ruta en este caso, el acuerdo con el Fondo- se sigue cumpliendo, enfatizó Ricardo Delgado, titular de la consultora Analytica en diálogo con Télam.
Si bien Delgado consideró que será desafiante cumplir con la meta de reservas para el cuarto trimestre al cerrar el año, señaló que la segunda edición del Programa de Incremento Exportador (PIE) conocido como dólar soja- puede contribuir a que la misma sea alcanzada.
Posiblemente lleguemos holgados con la meta de acumulación de reservas (de US$ 5.000 millones para este año) y de déficit fiscal cuando hace un mes y medio atrás se tenían muchas dudas e incertidumbre sobre si se podía llegar a cumplir con ambos objetivos, coincidió por su parte el director de la Consultora Sarandí, Sergio Chouza, quien también indicó a Télam que con el nuevo dólar soja y los resultados que vienen dando en los primeros días parece que van a aliviar ese objetivo.
De cara al 2023, ambos economistas se mostraron de acuerdo en que la política económica deberá seguir la misma senda, un aspecto recalcado por el FMI en el anuncio de anoche.
Es ese el punto de vista de Cubbedu y Ahuja, quienes enfatizaron que una sólida implementación del programa es esencial a futuro y que, para ello, será fundamental seguir con la baja del financiamiento monetario.
Los agregados monetarios, la emisión y la base viene cayendo en términos reales, explicó Delgado e indicó que, en el caso del gasto, el mismo se sitúa 20 puntos reales por debajo de lo que venia creciendo el año pasado.
En tanto, Chouza precisó que el país deberá extremar los esfuerzos en el año entrante para encuadrarse dentro de los objetivos estipulados por el programa.
Entre ellos se encuentra prevista una reducción del déficit fiscal primario del 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2022 al 1,9% en 2023.
Por otro lado, la asistencia financiera del Banco Central (BCRA) al Tesoro deberá pasar del 1% del PBI al 0,6% en 2023.
Si bien para Chouza la meta de emisión de 2023 será más módica al plantearse una reducción de 0,4 puntos frente a la de 2,7 puntos de este año, la meta de reservas se vuelve un poco más agresiva al prever engrosarlas en US$ 4.000 millones.
Posiblemente la demanda de importaciones caerá porque el crecimiento económico va a moderarse el año que viene. Eso posibilitaría un mayor superávit fiscal y, por ende, consolidar más reservas en el Banco Central, estimó el economista.
Con información de Télam