(Por Juan Manuel Colombo) Las exportaciones de granos y sus derivados industriales cerrarán 2021 con un récord histórico de facturación, con un monto equivalente a casi el 50% de los ingresos totales de divisas generados por el comercio internacional.
Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), este año concluirá con exportaciones por parte de las seis principales cadenas agroindustriales (soja, maíz, trigo, cebada, girasol y sorgo) por US$ 37.134 millones.
Esta cifra implica un salto del 54,85% respecto de lo registrado el año pasado, al sumar US$ 13.153 millones, equivalente al 47,98% de los ingresos por exportaciones totales del país, una proporción que también es récord.
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Si se cuenta el aporte estimado de los tres principales complejos, el sojero es el de mayor importancia, con embarques por US$ 20.765 millones, un 59,6% superior a lo registrado en 2020; mientras que el maicero tuvo un crecimiento del 42,2% hasta los US$ 8.032 millones y el triguero del 18,2%, hasta los US$ 2.537 millones.
Este salto en los ingresos se dio, en gran medida, por el considerable aumento registrado en 2021 de los precios internacionales de los commodities agrícolas.
Esto, a modo de ejemplo, se puede evidenciar en la cotización de la soja en el mercado de Chicago, sobre todo, la gran diferencia que muestra con los precios de 2020, cuestión que también se pudo observar en sus subproductos (aceite y harina) y en el maíz.
En la plaza bursátil estadounidense, de referencia mundial, la oleaginosa cotizó durante los primeros siete meses de 2020 en torno de los US$ 300 y US$ 315 la tonelada, pero de la mano de una gran demanda por parte de China esos precios comenzaron una escalada sostenida que culminó con el poroto superando los US$ 600 en mayo de 2021, para después encontrar cierto equilibrio entre los US$ 450 y US$ 475 hasta la fecha.
Si bien la suba de los precios fue el principal factor que explica este salto exportador, en volúmenes también se registró un aumento aunque más moderado.
La BCR estima que las exportaciones de los citados complejos se ubicarán en 98,9 millones de toneladas, frente a las 88,3 millones de toneladas que se despacharon en 2020.
El aumento más importante se dio en los envíos de harina y pellets de soja, que pasaron de 23,05 millones a 28,9 millones de toneladas, mientras que los embarques de aceite de soja pasaron de 5,4 a 6,1 millones de toneladas y de poroto de 6,75 a 5,5 millones de toneladas.
En el caso del maíz, cuyos despachos se encuentran a niveles récord, pasaron de 37 a 39,2 millones de toneladas y de trigo de 10,6 a 12,4 millones.
No obstante estos aumentos en valor y en volumen no necesariamente estuvieron acompañados por una cosecha extraordinaria, sino que la campaña 2020/21 culminó con un tonelaje similar al ciclo 2019/20.
Si se cuenta la producción de los seis principales cultivos con destino a grano comercial (no se contempla aquella producción que no tenga como finalidad la comercialización), la campaña 2020/21 finalizó con 123,1 millones de toneladas, 5,2 millones de toneladas menos que en la campaña precedente.
Por supuesto, este ciclo se vio afectado por el fenómeno climático de La Niña, que provocó largos períodos de insuficientes o nulas lluvias que trajeron graves consecuencias para el trigo, el girasol y la soja, cuyas producciones sufrieron importantes mermas, sobre todo en aquellos lotes ubicados en el norte y centro del área agrícola nacional.
Otro tema central que ocupó la agenda agropecuaria durante este año fue la fuerte suba del precio de la carne al consumidor, lo que llevó a que el Gobierno nacional adopte medidas para intentar estabilizar su valor en góndola.
Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA) la carne vacuna comenzó una carrera alcista sin interrupciones desde julio de 2020 hasta junio de 2021 que llevó su valor a tener un incremento interanual por encima del 70%, razón por la cual el Poder Ejecutivo decidió a mediados de mayo cerrar las exportaciones del producto por un mes.
Esta decisión fue rechazada de manera unánime por el sector cárnico en su conjunto, que incluso motivó un cese de comercialización de hacienda por parte de las entidades agropecuarias integrantes de la Mesa de Enlace por 15 días.
Ya en junio el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el por entonces titular de la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, implementaron un esquema de exportación con cupos que limitaban los despachos al 50% de los embarcado en 2020 y prohibía la comercialización al exterior de siete cortes populares, mientras que las cuotas arancelarias quedaban sin restricciones.
Esta medida logró que entre julio y octubre el precio de la carne al público acumulara una baja del 3%, aunque las subas de los valores de la hacienda en noviembre dejaran sin efecto estas reducciones, con nuevos aumentos en góndola superiores al 10% en dicho mes.
Con la asunción de Julián Domínguez como ministro en reemplazo de Basterra en septiembre, se flexibilizaron los envíos de vaca categoría D y E con destino a China hasta fin de año y, en los últimos días se anunció la implementación de un nuevo esquema para 2022 que contempla la eliminación de los cupos, continúa con la prohibición para exportar los cortes antes mencionados y se crean líneas de crédito a tasa subsidiada para aumentar el rodeo nacional.
Con información de Télam