"Esto es lo mejor que me podía pasar", sintetizó Olga con una felicidad que traspasaba el teléfono... y no es para menos ante el hecho histórico que acaba de concretarse. Ella es la primera mujer de nuestro país que va a jubilarse por el reconocimiento de años de aporte por haber realizado tareas de cuidado.
Olga Leguizamón es matancera, vive en la localidad de Rafael Castillo y es la manzanera del barrio hace muchos años, a través de un programa del Ministerio de Desarrollo Social. Vivió siempre en el mismo lugar junto a su papá, que hacía pavimentos, y su mamá, una ama de casa. Se casó y se separó hace 15 años, siempre fue ama de casa o trabajó por horas haciendo "changas". Ella tiene dos hijas: Sofía de 21 años y Maura de 24.
En el peor momento de la crisis económica que pasó nuestro país, entre el 2000 y el 2002, Olga era la lechera del barrio en el marco del Plan Vida. No lo hacía por plata, porque a lo sumo Desarrollo Social la "premiaba" con dos o tres leches para llevarse a su casa. Lo hacía por bondad para su comunidad y así lo siente hoy en día: "Acá en el barrio se quema una lámpara y voy yo a la Municipal a reclamar. Me gusta ayudar, mi papa aunque no tenía un mango siempre ayudaba a todo el mundo, hasta invitaba a gente a comer a casa". Al parecer, heredó esos valores: "Si preguntás por mí en Rafael Castillo, ¡me conocen todos! Soy re metiche y ahora que tenemos un vacunatorio cerquita de casa ubico a los que vienen de otras partes y andan perdidos".
En el mientras tanto de una vida agitada por el propio ritmo económico del país, se encargó de la crianza de sus dos hijas, en tierras donde prevalecen las turbulencias pero el amor a la vez. Ahora, Sofía es tatuadora y en paralelo estudia para ser maestra jardinera. Por su parte, Maura hace carrera en derechos humanos por la mañana y es contadora en una carnicería por la tarde. Ambas cuentan con el apoyo incondicional de su madre.
Una vida dedicada al cariño y la ayuda hacia los otros está a punto de ser recompensada por el Estado.
En la Argentina, la organización social del cuidado depende principalmente del trabajo no remunerado que se realiza al interior de los hogares y recae, en mayor medida, sobre las mujeres. Este trabajo doméstico, además, emerge como una dimensión central del bienestar y desarrollo humano que produce valor pero no todos pueden hacerlo por exceso de tiempo libre o no todos pueden acceder a pagarle a alguien externo para que lo haga.
Así, tanto el género como el nivel económico y social se convierten en factores que potencian y reproducen la desigualdad en el uso del tiempo que las personas realizan entre actividades. La sobrecarga en las tareas de cuidado impacta directamente en las mujeres que ven limitada su autonomía económica y condiciona su posibilidad de desarrollar trayectorias laborales
Por este motivo, el Gobierno ampliará este año la cobertura de la Seguridad Social a cerca de 155 mil mujeres que hoy no cuentan con ingresos previsionales. La medida se efectuará mediante el Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Aportes por Tareas de Cuidado.
Se trata de una medida de justicia social que busca reparar parte de las desigualdades estructurales que sufren las mujeres a lo largo de su vida. Son alcanzadas por este beneficio mujeres en edad de jubilarse -con 60 años o más-, que sean madres y no cuenten con los 30 años de aportes necesarios para acceder a una jubilación. El reconocimiento computa un año por hijo o hija, dos años por hijo o hija adoptado o adoptada siendo menor de edad, dos años por hijo o hija con discapacidad y tres años en caso de que haya accedido a una Asignación Universal por Hijo (AUH) por al menos 12 meses.
"Agustín se emocionó tanto que le bajó la presión"
Cuando sus hijas se enteraron de la noticia, le comentaron inmediatamente a su mamá sobre esta gran posibilidad. Olga ya se paseaba por las oficinas de Anses para intentar tramitar una jubilación, pero no corría con suerte. Una vez solicitado el turno con el organismo previsional, no pasaron 10 días que un mensaje de whatsapp le llegó a su celular: tenía cita el sábado.
No fue con grandes expectativas, sino que esperaba una reunión informativa para saber qué chances tenía por haber cobrado la AUH durante varios años. Y de pronto, cuando se sentó frente al stand de Agustín, empleado de la seccional de Anses, sucedió lo tan ansiado.
"Cuando verificaba todo con la computadora, el alta salió ahí mismo. Agustín se emocionó tanto que le bajó la presión, no lo podía creer ¡y yo tampoco!. Hicimos videollamada con Fernanda (Raverta, titular de la Anses), estaba temblando de la emoción, no entendía nada y me sacaban fotos", contó Olga, mujer trabajadora y en breve jubilada. Si todo sale bien, en octubre debería poder cobrar su haber en el banco que le asignaron.
Por supuesto que la celebridad del barrio ya fue felicitada por todos los vecinos. Muchas mujeres de Rafael Castillo desconocían de la posibilidad de jubilarse por este medio, así que Olga ya se encargó de correr la bola y muchas ya tienen su turno para el mes de septiembre. "Conozco gente que no podía acceder a una jubilación, esto es lo mejor que nos pudo pasar. Yo soy manzanera y ayudamos porque nos sale de adentro, esto es un reconocimiento a toda mi vida", expresó Olga.
"Yo siempre fui para todos lados, esperaba hace rato para jubilarme y esto viene espectacular. Yo la veo perfecta esta medida, es una gran ayuda y no afecta a nadie, sino que es un alivio para miles. Ojalá que mucha gente pueda acceder a esto", celebró. Atención, no se trató del primer nexo entre su vida y la adjudicación de nuevos derechos.
Allá por el 2008, el gobierno de Cristina Kirchner lanzó una amplia moratoria para que miles de amas de casa puedan jubilarse y la madre de Olga fue una de las beneficiarias. Lo recordó como si hubiera pasada ayer: "Cristina sacó la moratoria, y mamá que ya no está, se jubiló después de tantos años. Siempre estuvo agradecida con Cristina. Ella era ama de casa como yo y no podía más de contenta en ese momento".
Según datos del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, de cada $ 100 que gana un varón, una mujer gana $ 78, en promedio, por el mismo puesto. Más de la mitad de las mujeres en edad de trabajar se encuentra inactiva, mientras que de los varones de esa edad sólo tres de cada 10 están inactivos.
Siete de cada 10 mujeres que perciben una jubilación pudieron acceder gracias a la moratoria. En contraposición, cuatro de cada 10 varones jubilados accedieron a través de la moratoria. Una de cada 10 mujeres de 59 años alcanzarán a reunir los 30 años de aportes requeridos por el SIPA.
Se estima que el esfuerzo fiscal del Estado por el reconocimiento de aportes a las madres argentinas ronda los $ 3.700 millones. Suponiendo que todas las madres se incorporasen de forma inmediata, la inversión mensual total ascendería a $ 3.400 millones.
"Yo ando en bici por todos lados y ahora me cargan por ser famosa (ríe). Ahora pienso en que quiero arreglar la cocina y reformar el baño, dos cosas que quiero hacer hace mucho pero no me alcanzaba la plata", se mostró ilusionada Olga. Una caricia al alma en medio de la pandemia.