A pesar del aumento del 35% en la Tarjeta Alimentar que el Gobierno oficializó este martes, todo indica que este beneficio para personas de bajos recursos que reciben la AUH sigue estando atrasado respecto a la inflación en alimentos. Suponiendo que la Tarjeta Alimentar deba igualar el mínimo de 106% de aumento interanual de inflación en alimentos que se registre probablemente en mayo, debería pasar a otorgar 18.450 pesos el mes próximo en lugar de los 17.000 que se oficializaron.
Desde mayo de 2022 hasta el aumento que entrará en vigencia en mayo de 2023, la Tarjeta Alimentar otorgada por el Ministerio de Desarrollo Social subió un 88,9%, al pasar de 9.000 a los 17.000 pesos que comenzará a otorgar el mes que viene para beneficiarios con un solo hijo.
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Sin embargo, las mediciones del Indec muestran que esto no alcanza. En el último año, comparando marzo de 2022 con marzo de 2023, la inflación en alimentos, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del organismo, aumentó un 106%.
A ello debe agregársele que la inflación interanual de los últimos meses se aceleró. De hecho, en marzo fue de 7,7%, exactamente un punto más que el 6,7% de marzo de 2022, tras el estallido de la guerra en Ucrania. Específicamente, el rubro "alimentos y bebidas" subió en marzo último un 9,3% contra "solo" un 7,2% del mismo mes del año pasado.
Dado que todo indica que las cifras interanuales de inflación tanto general como en alimentos serán mayores en abril y mayo próximo que en estos meses de 2022, es prácticamente un hecho que aquel 106% de suba interanual en el precio de los alimentos seguirá incrementándose y quedará al menos 17 puntos por encima que el aumento de la Tarjeta Alimentar para mayo, si no más.
La misma tendencia puede verificarse, hasta ahora, con la Canasta Básica Alimentaria. Este índice, que demarca la línea de indigencia, creció un 115% interanual en febrero pasado (la última disponible por ahora), 13 puntos más que la inflación general. Y resulta prácticamente imposible que la diferencia interanual baje a menos del 89% hacía mayo.
Hasta el momento, de hecho, las mediciones privadas registran una aceleración de la inflación en alimentos en lo que va de abril. La consultora LCG, por ejemplo, mostró en su último informe semanal que los precios de los alimentos aceleraron su aumento por cuarta semana consecutiva. Específicamente, subieron un 2,93% solo durante la segunda semana del mes actual, con eje en las carnes y frutas estacionales.
Para los próximos meses, la posibilidad de desacelerar la inflación en alimentos quedará sujeta al éxito o fracaso de los senderos de precios que marcó la Secretaría de Comercio. Ahora, el sendero del 3,2% ya especificado hasta junio en Precios Justos para las empresas de consumo masivo incorporó a las empresas de las diversas economías regionales que ingresaron al dólar agro. De este modo, deberá revertirse la tendencia del último trimestre, cuando, tal como mostró Matías Tombolini, los valores de los alimentos se dispararon con foco en los comercios de barrio, donde precisamente compra la mayoría de la gente de bajos recursos.