El Banco Central Europeo (BCE) dispuso hoy un nuevo incremento en sus tasas de interés de 50 puntos, con el objetivo de frenar la inflación en la zona del Euro, la cual, desde que comenzó el ajuste monetario, mostró una tendencia a la moderación.
Se trata del quinto incremento de tasas desde julio pasado, momento en el cual comenzó con una revisión al alza de 50 puntos y luego siguió con dos de 75, y otra de 50 en diciembre pasado.
El endurecimiento del banco implicó el fin de una era de dinero fácil en el continente, donde las tasas llegaron a ser negativas desde 2014 con el objetivo de estimular la economía y evitar una inflación demasiado baja.
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Ahora la situación es la opuesta: frente a una alta inflación, el BCE busca enfriar la actividad.
Esto comenzó a dar resultados pues la inflación, de la mano de la caída de los precios de la energía, pasó de un pico histórico de 10,9% anual en septiembre pasado a ser de 8,5% en el último mes de mayo.
Como consecuencia del alza de hoy, la tasa de interés para las operaciones de financiación, la de depósito y la de facilidad de préstamo subirán a 3%, 2,50% y 3,25%, respectivamente, desde el próximo 8 de febrero, el nivel más alto desde fines de 2008.
El incremento de tasas anunciado hoy estaba en línea con lo esperado por el mercado y los economistas, según la agencia Bloomberg.
El BCE busca así mantener las tasas en un nivel suficientemente restrictivo para asegurar un retorno de la inflación a su meta de mediano plazo del 2% anual, según informó en un comunicado el ente monetario,
Asimismo, la entidad anticipó que espera aumentarlas aún más en las próximas reuniones monetarias, precisando -de forma inusual- de cuanto será el próximo incremento.
En vistas de las presiones subyacentes en la inflación, el Consejo Gobernante posee la intención de incrementar las tasas de interés en otros 50 puntos básicos en su próxima reunión de política monetaria de marzo y allí evaluará el camino subsecuente, explicó el BCE.
El banco central hace referencia, en ese sentido, a la inflación núcleo (que excluye los precios de los alimentos y la energía), la cual, pese a la baja de la inflación general, se mantiene en un récord de 5,2%.
Mantener las tasas de interés en niveles restrictivos va a reducir la inflación a lo largo del tiempo al reducir la demanda y evitar el riesgo de un cambio al alza en las expectativas inflacionarias, indicó el banco, que aclaró que las futuras decisiones se evaluarán en base a los datos y continuarán con un abordaje reunión a reunión.
Además de la modificación en las tasas, el BCE proseguirá con su desprendimiento de bonos del Programa de Compra de Activos (APP), instaurado en 2014 para combatir la deflación y la crisis de deuda.
En una conferencia de prensa posterior a comunicarse la decisión, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó que las presiones en los precios continúan siendo fuertes debido, en parte, a que los altos costos de la energía siguen diseminándose en la economía.
En ese sentido, Lagarde señaló que existen efectos retardados en los precios, por ejemplo, de los problemas en las cadenas de suministros que impactaron meses atrás o de la demanda contenida tras la reapertura en el caso de los servicios.
Por otro lado, la funcionaria también se refirió a la actividad económica del bloque, que si bien presentó una expansión de solo 0,1% en el último trimestre de 2022, evitó la recesión, lo cual permite servir de soporte para que el BCE siga con el endurecimiento de su política.
Lagarde admitió que la actividad continuará débil en el corto plazo debido al contexto global y la alta incertidumbre geopolítica vinculada con la guerra, las cuales junto con la alta inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras, son vientos en contra al gasto y la producción.
Pero también se mostró optimista por el fin gradual de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la mayor certidumbre en la oferta de gas, al igual que la resiliencia en la demanda de los servicios.
En ese sentido, destacó que la economía se mostró más resiliente de lo esperado y debería recuperarse en los próximos trimestres.
Si bien destacó su aporte para aliviar a los hogares, Lagarde advirtió que las asistencias gubernamentales para compensar el aumento de la energía deben ser temporarios y revertirse en línea con la baja de los precios energéticos ya que, de lo contrario, representarán una presión a la inflación a mediano plazo.
La decisión del BCE se da en una semana donde otros de los principales bancos centrales también realizaron nuevos ajustes al alza de sus tasas.
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) decidió ayer una suba de las tasas de interés de 25 puntos -la octava consecutiva- hasta situarlos en un rango de entre el 4,50% y el 4,75%.
El presidente de la FED, Jerome Powell, destacó que la economía estadounidense entró en una proceso "desinflacionario y anticipó que habrá un par más de subas de tasas de cara al futuro para llegar a un nivel propiamente restrictivo, descartando por el momento, la posibilidad de recortes en las mismas para este año.
Una diferencia entre el BCE y la FED, es que esta última ya apunta a ralentizar e incluso terminar con su subas de tasas. Esto se vincula con el hecho de que el aumento de tasas en Estados Unidos comenzó en marzo y el pico de inflación fue en junio, en ambos casos meses antes que en la Eurozona.
Por otro lado, el Banco de Inglaterra (BoE) también realizó hoy un nuevo ajuste de su tasa de interés de 0,5 puntos, llevándolas al 4%, el máximo nivel en 14 años tras registrar en diciembre una inflación de 10,5%, un número inédito en 40 años.
Otra decisión que podría, en sentido contrario, presionar a los precios en el corto plazo es la de la OPEP, que decidió ayer mantener sin cambios su producción de petróleo tras el recorte de dos millones de barriles diarios de noviembre pasado.
Con información de Télam