(Por Jorge Millán) La Argentina cierra el año con un crecimiento de la economía en torno
al 10 por ciento, recuperándose de la fuerte caída por la pandemia en 2020 y ubicándose por encima de los indicadores del 2019, mientras el gobierno define los detalles del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de US$ 44.000 millones contraída durante el gobierno de Mauricio Macri.
El 2021 se caracterizó por los rebrotes de la Covid-19 -inicialmente a través de las cepas Delta y en los últimos meses por la Ómicron-, y por la reactivación económica global que en el caso de la Argentina superó las expectativas y muestra niveles de recuperación entre los más elevados del mundo.
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De acuerdo con datos del Indec, el Producto Bruto Interno creció al término del tercer trimestre 11,9% respecto de igual período del 2020.
De esta manera, en los primeros nueve meses del año la actividad económica mostró una suba acumulada del 10,8%.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que el PBI crecerá este año 10%, tras haber caído 9,9% en 9,9%, y estimó un crecimiento del 4% para 2022.
La industria tuvo un importante rol en esta reactivación, especialmente el sector automotor, como también fue trascendente la actividad de la construcción y, como es habitual en la Argentina, el agro fue un baluarte en lo que respecta a producción y aporte de divisas por exportaciones.
Pese a la sequía que llegó con la corriente de la Niña, el campo mostró su dinámica con una producción que supera las 120 millones de toneladas, y según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las seis principales cadenas agroindustriales (soja, maíz, trigo, cebada, girasol y sorgo) habrán generado este año un récord histórico de divisas por US$ 37.134 millones, que representa un aumento del 54,85 por ciento respecto de 2020.
La parte negativa de este escenario es la inflación, un flagelo que la mayoría de los países había desterrado y que ahora volvió porque la demanda supera la oferta de bienes y servicios, tras el parate productivo por la cuarentena global.
La Argentina, que lleva décadas de inflación alta con algunos períodos de estabilidad relativa, también sufrió la fuerte suba de los precios de los commodities y uno de los productos que más sintió el impacto fue la carne vacuna, que registró un aumento interanual del 70 por ciento, que algunos especialistas del rubro atribuyen al ingreso de China como fuerte importador de proteínas.
En mayo de este año el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca dispuso el cierre de las exportaciones de carne por el transcurso de un mes, medida que motivó que el precio al consumidor bajara un 3% entre julio y octubre.
La medida se fue flexibilizando y ahora sólo los siete cortes de carne populares o "parrilleros" tienen vedada su exportación, en el contexto de un plan que instrumentó el ministro Julián Dominguez que también apunta a incrementar la producción, en especial aumentar el número de cabezas de ganado.
Pero la suba de precios no sólo afectó a la carne sino también a la mayoría de los productos de consumo masivo, por lo que la Secretaría de Comercio Interior decidió congelar desde el 1 de octubre pasado los valores de 1.432 artículos de consumo masivo, hasta el 7 de enero próximo.
De cara al futuro, la idea de la secretaría que conduce Roberto Feletti es acordar con empresarios e industriales un listado de unos 1.300 productos de consumo masivo, con revisión trimestral, para dar un horizonte de previsibilidad a los precios.
El otro gran tema que ocupa al Ministerio de Economía es la renegociación de la deuda de US$ 44.000 millones que el país mantiene con el Fondo Monetario Internacional, que fue contraída durante el gobierno de Mauricio Macri por un monto total de US$ 57.100 millones, sin que pasara por el Congreso nacional.
El objetivo es firmar un Acuerdo de Facilidades Extendidas a diez años que permita estirar los plazos de pago, teniendo en cuenta que el país debe afrontar compromisos por casi US$ 19.000 millones en el 2022 y un monto similar en el 2023.
Las negociaciones tuvieron un traspié en el plano local con la decisión de la oposición de rechazar el proyecto de Presupuesto 2022 en el Congreso, una de las hojas de rutas previstas por el oficialismo para avanzar en las conversaciones con el organismo.
El Gobierno dejó en claro en reiteradas oportunidades que no firmará nada que signifique un freno al crecimiento económico, y con esa premisa se presenta en las negociaciones.
En síntesis, se busca un entendimiento que sea sustentable en el tiempo, sin afectar la reactivación que se logró este año y que permita a la Argentina ir hacia un camino de equilibrio fiscal de forma gradual, e incrementar las reservas del Banco Central a través del aumento sostenido de las exportaciones.
El dólar, un punto central en lo que respecta al comercio exterior, este año ha tenido un fuerte aumento de la brecha entre el oficial y los alternativos, de casi 100 por ciento, en un contexto donde la expectativa por las elecciones de medio término y por la firma del acuerdo con el Fondo tuvo mucho que ver.
Por su parte, la bolsa porteña va camino a cerrar el año con una suba aproximada del 70% medida en pesos, y de más del 11% medida contra la cotización del dólar con liquidación (CCL).
El buen rendimiento en el año del índice S&P Merval responde a que en el 2020 la bolsa porteña había cerrado en precios de liquidación, afectada fundamentalmente por la crisis económica derivada de la pandemia de la Covid-19 y por la recesión iniciada en el 2018. .
Por último, la inclusión financiera durante este año se caracterizó por nuevos récords de transferencias y pagos con tarjetas y la plena implementación del sistema de Transferencias 3.0.
En junio se alcanzó un récord de más de 8,5 operaciones por adulto con medios electrónicos de pago -tarjetas de débito, crédito o transferencias electrónicas- mientras que el total de operaciones realizadas en el primer semestre de 2021 fue 40% superior al promedio del mismo período de 2020, según datos del Banco Central (BCRA).
Además, cerca de 33 millones de personas tienen una cuenta bancaria o cuenta de pago en la Argentina -el 94,2% de la población adulta-, lo que marca un nivel de bancarización récord para el país.
Con información de Télam