El presidente, Javier Milei, celebrará este lunes en cadena nacional a las 21 que el resultado fiscal del primer trimestre del año cerró con superávit tanto primario como financiero, algo inédito para la última década. Sin embargo, su festejo oculta que otras mediciones, tanto públicas como privadas, indican que si se toma el gasto devengado el mes de marzo terminó en verdad con resultado deficitario.
Tal como el propio Milei había adelantado el viernes en su discurso privado ante empresarios en el Llao Llao, el ministro del Interior, Guillermo Francos, confirmó el domingo que este lunes el Presidente hablará en cadena nacional para "comunicarle al pueblo lo que vino haciendo hasta ahora, los resultados y las perspectivas".
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“El primer trimestre del año terminó con resultado financiero positivo”, afirmó Milei durante su discurso en el exclusivo hotel de Bariloche. Fuentes de Casa Rosada confirmaron a El Destape que el jefe de Estado se referirá al primer trimestre y que festejará haber alcanzado el superávit. Pero los trascendidos indican que celebrará no solamente un resultado positivo global tomando los tres primeros meses del año, sino también, específicamente, un resultado positivo en marzo.
Sin embargo, esto último no coincide con otras mediciones conocidas en los últimos días. Tanto la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) como la ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública) señalaron en informes presentados la última semana que el mes pasado se registró un déficit tanto primario (gastos presupuestarios sin intereses de la deuda) como financiero (gasto al añadírsele los intereses de la deuda).
Es decir, según estos informes, marzo fue el primer mes completo de la administración libertaria con déficit en las cuentas públicas, luego del superávit primario y financiero que el Ministerio de Economía ratificó oficialmente, y festejó con bombos y platillos, en enero y febrero.
En este sentido, la OPC detalló que, al finalizar el primer trimestre de 2024, la Administración Nacional obtuvo un resultado primario superavitario de 3,4 billones de pesos, pero aclaró que en marzo este fue negativo en 0,06 billones de pesos. Del mismo modo, precisó que el resultado financiero positivo del trimestre fue superavitario en $0,7 billones, pero reveló que en marzo hubo un déficit financiero de $0,4 billones.
Por su parte el informe privado de la ASAP señaló -en línea con la OPC- que "como consecuencia de los saldos positivos acumulados en enero y febrero", durante el primer trimestre de 2024 el resultado primario de la Administración Pública Nacional fue superavitario en $3,4 billones y el financiero en $670.848 millones. Pero advirtió que "en marzo de 2024 y por primera vez en lo que va del año, la ejecución del presupuesto arrojó un déficit financiero y primario de $367.955 millones y $73.145 millones respectivamente".
Tanto la OPC como la ASAP aclaran que toman los gastos devengados (es decir, gastos comprometidos pero que todavía no han sidos pagados). Si Milei efectivamente festeja este lunes haber alcanzado el superávit fiscal en marzo, es probable que tome solo los gastos pagados, lo que resulta menos realista que incluir también los devengados, ya que estos últimos implican la existencia, en el mundo de la contaduría, de una "deuda firme" con terceros.
El problema del déficit en marzo para el plan del Gobierno
Se trataría, en ese caso, de un anuncio maquillado de parte del Gobierno, para poder exhibir frente a los mercados que sigue firme el objetivo pivotal de déficit cero y no evidenciar que este comienza a ceder en el tercer mes completo de gestión. Precisamente cuando Milei y Caputo buscan mostrar resultados sólidos de cara al exterior, con el objetivo de conseguir financiación para salir del cepo a corto plazo, por ahora sin respuestas positivas de parte de inversores públicos o privados.
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No se trata de meros números abstractos en una hoja de papel, sino en una muestra del posible agotamiento del programa de ajuste que el Gobierno ha sostenido en estos primeros meses. En verdad, a excepción de las asignaciones familiares, todas las partidas de gastos disminuyeron en marzo de manera interanual, según detalló la OPC.
El problema es que también cayeron todas las categorías de ingresos. Las más significativas por volumen, los ingresos impositivos y los aportes de la seguridad social, disminuyeron un 11 y un 20% respectivamente en relación a marzo de 2023. En otras palabras, hasta este momento la disminución de la actividad y la caída del salario real habían ayudado a la implementación del plan macroeconómico del Gobierno, vía ancla antiinflacionaria y vía disminución del gasto. En todo caso, no eran más que un lado B incómodo de un ajuste exitoso.
Pero, ahora, son esas mismas dos dimensiones las que están comenzando a socavar el objetivo central de exhibir cuentas con signo positivo. Un nuevo dilema sobre el que Milei y Caputo deberán decidir con bastante urgencia.