A casi dos meses de gestión, el economista Federico Pastrana se preguntó de qué magnitud es el ajuste salarial que impuso el programa de gobierno de Javier Milei en términos históricos. Según sus estimaciones, se trata de la peor contracción en 30 años y el futuro cercano no ofrece perspectivas de una mejora.
En diciembre de 2023, los salarios reales marcaron una caída mensual sin precedentes en los últimos 30 años: -10% en un solo mes. Esta cifra supera la máxima caída mensual de la historia reciente, establecida por el 8,3% de baja que se registró en abril de 2002 en el contexto de la devaluación y crisis del régimen de convertibilidad. "Hay que remontarse a las hiperinflaciones de finales de los 80s para ver registros mensuales tan agudos", remarcó Pastrana en su cuenta de la red social Twitter.
"Frente a la mayor inflación, y como era de esperar, las negociaciones sal se reactivaron, (resultando hasta ahora en un promedio de +25% en enero). Con los aumentos de servicios y precios regulados se impondrán claros límites a la desinflación (aún en un contexto recesivo)", consignó el economista de la UBA. Esto significa que el "ajuste salarial en marcha es compatible con el establecimiento de un salto en la nominalidad de toda la economía", explicó. Y añadió: "la inflación no frena y tiene un piso claramente por encima de los niveles pre-devaluación. Difícilmente pueda caer sostenidamente debajo del 18-20%".
Inflación matadora
El salto de la inflación a partir de la devaluación anunciada en diciembre del 2023 (suba del 118% del valor del dólar) pulverizó el poder adquisitivo de los salarios. El salario mínimo solo llega a cubrir el 64,8% de una canasta de alimentos. De esa manera, para recuperar poder de compra en un nivel semejante al 2019 debería incrementarse al menos en torno al 26% y si además se quisiera lograr un nivel semejante a fines del 2015, la suba debería rondar el 40%.
La pérdida del valor de los ingresos se enfrenta a su vez con el encarecimiento de los bienes de primera necesidad: se registraron desde el último mes del año subas desmedidas en alimentos (más del 50% en una semana en envasados, carnes, productos de estacionales como frutas y verduras) a lo que hay que sumar la desregulación de precios que en lo concreto se trasladó a un alza del 45% en transporte, el aumento de más del 80% en combustibles, del 300% en medicamentos y del 40% en prepagas, y de más del 200% en alquileres.