Dólar soja: más de 20% de las cerealeras se inscribió al registro para acelerar la liquidación

Los primeros días de la medida anunciada por Massa denotan buena recepción por parte de los exportadores. En Economía esperan un gran refuerzo de reservas y descartan un impacto de precios en otros productos a causa del diferencial que pagan por la soja.

06 de septiembre, 2022 | 21.53

En apenas dos días, los agroexportadores liquidaron cerca de 1.800.000 toneladas y en el Gobierno esperan superar el umbral de U$S 5.000 millones estimada inicialmente para septiembre. Tras el arranque del esquema del "dólar soja" a 200 pesos, en el Ministerio de Economía esperan un gran refuerzo de reservas y descartan un impacto de precios en otros productos a causa del diferencial que pagan por la soja.

Según pudo saber El Destape, en los pasillos del Palacio de Hacienda recogen muy buenas respuestas por parte del sector y el ritmo de liquidación es superior a las previsiones que tenían en mente los funcionarios del equipo del ministro de Economía, Sergio Massa. De un universo primario de 20 millones de toneladas por liquidar -y teniendo en cuenta que los exportadores suelen quedarse con un remanente de cinco millones- quedarían alrededor de 14 millones de toneladas por ingresar. De esta forma, se podrían superar los U$S 5.000 millones proyectados en un primer momento.

De un mundo de 100 empresas, 22 exportadoras se anotaron al programa de incentivo a la liquidación de soja. En la Secretaría de Agricultura había más soja acumulada en la escala de medianos productores de la que creían, por lo cual son muy optimista en agilizar el mecanismo. Durante la jornada del martes, en una sesión con un gran volumen operado, de unos U$S 870 millones en el segmento de contado, alrededor de U$S 320 millones fueron vía liquidación por dólar diferencial. De esta manera, el Banco Central terminó su intervención con compras por U$S 140 millones.

¿Por qué la cifra de compra es inferior al negociado vía liquidación? La entidad monetaria compró los U$S 320 millones a un precio de $ 200 y revendió unos U$S 180 millones en la plaza mayorista para abastecer la demanda importadora. La diferencia del tipo de cambio por el "dólar soja" es sostenida por el Ministerio de Economía, a través de la colocación de una Letra en pesos en el activo del BCRA.

Uno de los motivos por los cuales se aceleraría la liquidación es que aquellos exportadores que vuelquen hasta un 85% de su stock se verán beneficiados por incentivos durante la próxima cosecha bajo un programa que aún no fue detallado. Se espera que la próxima semana haya una reunión entre los equipos técnicos del ministerio con representantes del sector agrario para definir pasos futuros, o mejor dicho, futuros beneficios. Aún se desconoce adónde convergerá el modelo de liquidación a partir del 1 de octubre.

El dólar diferencial se termina el 30 de septiembre

Había sectores del agro que antepusieron críticas a la medida porque la consecuente suba de la soja impactaría en la cadena por la suba de costos. En diálogo con este medio, el presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas, Javier Prida, sostuvo: "Impacta entre un 10 y un 15% de los costos. Si sube la soja, linealmente sube el maíz. Cosas que ya están subiendo. Quizás el traslado a precio no sea tan automático, es probable que ante el consumo deprimido los productores absorban gran parte de la suba sin trasladarlo a los consumidores hasta que pasen los 30 días". 

"Entendemos que es una medida que nos golpea, pero como lo necesita el país, haremos es esfuerzo necesario para ver como lo llevamos a delante sin perjudicar al consumidor. El tema es que hace 90 días que no nos dejan importar nada de nada. Y esto se esta complicando mucho. Ya hay stocks quebrados de insumos básicos y nadie del gobierno da respuesta", explicó el funcionario. Para evitar daños colaterales, en el Gobierno no hay intenciones de prorrogar la medida luego del 30 de septiembre.

En el Ministerio de Economía confían en que no habrá daños de relevancia en los productos finales que pagan los consumidores. Aunque aceptan que en el caso del pollo, por ejemplo, podría haber una suba del 3% en el precio final mayorista, minimizan otras afecciones en la cadena porcina y la láctea.

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