Más allá del discurso que intenta imponer el Gobierno sobre la supuesta ineficiencia de la línea de bandera respecto de empresas que en la jerga aerocomercial se denominan ‘low cost’, las cancelaciones y reprogramaciones de estas empresas dan una idea del servicio que pueden o no entregar las aerolíneas sin infraestructura ni regulación. Son, en muchos casos, los mismos gremios, que hoy son denostados, los encargados de velar –por respeto a la vida de los pasajeros y hasta por el simple instinto de supervivencia—por la seguridad del vuelo. Pero además son los que permiten que haya una coordinación que haga que el vuelo llegue a término.
Un informe privado señaló que, incluso pese a las medidas gremiales, Aerolíneas Argentinas es la más puntual de las compañías, mientras que (por robo) Flybondi es la peor puntuada (hasta en la comparativa de firmas internacionales).
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Esta semana, se vio claro un ejemplo de cómo funciona en la cabeza del gobierno libertario su política de cielos abiertos. “Bueno, debería haber sabido que si pagaba un servicio barato habría problemas. Por eso, debemos apostar a Aerolíneas”, dijo con claridad en una entrevista televisiva un pasajero afectado por una de las 71 cancelaciones que llevó a cabo Flybondi para sus vuelos en épocas de las Fiestas. Fue una buena interpretación de lo que espera el Gobierno de su política de cielos abiertos, el que puede se paga una aerolínea y un servicio que no le cancele a último momento y el que no, queda a la suerte. No hay funcionarios volando en low cost.
El 10 de julio pasado, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, anunció la –y.. sí—desregulación del mercado aeronáutico, autodefinido como "cielos abiertos". La medida afecta a las autorizaciones aerocomerciales para operar en territorio argentino. Las mismas serán otorgadas para realizar las actividades de transporte aéreo interno e internacional de pasajeros y/o de cargas, para servicios regulares o no regulares, realizados con aeronaves; para el trabajo aéreo y para los servicios aeroportuarios operacionales y de rampa en general. El funcionario asegura que cualquiera puede iniciarse en el mercado aeronáutico con una inversión mínima.
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Tres jóvenes abrieron la firma Humming Airways en mayo de este año con un capital de 5 mil dólares, una noticia que fue celebrada por Sturzenegger. Sin embargo, a días de la inauguración, se suspendió el primer vuelo que iban a realizar. Y esta semana, Flybondi, la aerolínea amarilla que nació con el macrismo volvió a ser noticia con la suspensión de 71 vuelos, que afectará a unos 13 mil pasajeros durante la semana de Navidad y Año Nuevo. Desde la empresa aclararon que "los pasajeros fueron reubicados”, buscando evitar la palabra “suspensión”. De todos modos, si el motivo del viaje era pasar la Fiestas y al pasajero lo están reubicando para después del 4 de enero, se llama “suspensión”.
Las más y las menos
Pese a buscar quitarle mercado culpando a las medidas de fuerza de los trabajadores, que ocuparon el prime time de la televisión durante días, Aerolíneas Argentinas se mantuvo como la más puntual en la previa a las Fiestas. Entre octubre y noviembre la puntualidad en general del sistema aerocomercial argentino bajó del 80,4 a 78,7 por ciento, pero la línea de bandera se mantuvo por encima del 80 por ciento. Aunque Aerolíneas Argentinas tuvo problemas en su operación por sucesivos paros gremiales, no fue la línea aérea con menor puntualidad y más vuelos suspendidos.
De acuerdo a un informe de la consultora Adventus, entre octubre y noviembre la puntualidad en general bajó del 80,4 a 78,7 por ciento (-1,7 puntos porcentuales) y los vuelos demorados subieron de 13,99 a 17,24 por ciento (+3,25 puntos porcentuales). La empresa menos puntual fue Flybondi con un 52,86 por ciento en agosto, 57,42 por ciento en septiembre, 57,10 por ciento en octubre y 49,05 por ciento en noviembre.
“Tanto Aerolíneas Argentinas como JetSmart tuvieron una puntualidad por encima del 80% en dichos meses. Flybondi además se ubica entre las aerolíneas menos puntuales del Aeropuerto de Ezeiza, junto a Boliviana de Aviación, Ethiopian y Paranair”, señaló el informe de la consulta de servicios turísticos.
En cuanto a los vuelos cancelados, Flybondi también encabezó el ranking con el 68 por ciento del total de cancelaciones, seguida por las únicas dos locales en operaciones: Aerolíneas Argentinas (22 por ciento) y JetSmart (10 por ciento). En total, el 4,06 por ciento de los vuelos fueron cancelados. Según fuentes del mercado, solo en noviembre, Flybondi canceló 140 vuelos solo en noviembre “sin ningún tipo de protección a los pasajeros”, a los que se suman los 71 de esta semana.
En este escenario, sin muchas precisiones, el Gobierno aseguró que está analizando medidas y que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) se encarga de fiscalizar los aviones y su mantenimiento y revisa las cancelaciones que son sancionables. No obstante, en simultáneo, el Gobierno desmantela uno de los principales organismos de infraestructura de Aeropuertos. Los trabajadores del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) ya habían finalizado su jornada laboral este viernes 20 de diciembre –el último previo a las fiestas de Navidad y Año Nuevo- cuando recibieron la noticia de que habían sido despidos. El Destape confirmó que son unas 50 personas, algunas con contratos por tiempo indeterminado; más otras 30 a las que las intiman a jubilarse.