En vistas a cerrar próximamente el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno analiza lanzar un nuevo dólar agro con el objetivo de aumentar la recaudación y lograr acumulación de dólares que revierta la tendencia negativa de las reservas netas del Banco Central.
Se trata de parte de la estrategia con la que el ministro de Economía, Sergio Massa, busca evitar que el FMI pida una devaluación del tipo de cambio oficial como contraparte al adelanto de fondos que el Gobierno necesita para afrontar con paz cambiaria los meses electorales. Para ello, el Gobierno evalúa establecer un impuesto extra a la importación de bienes, que llevaría el dólar mayorista de los 260 pesos actuales a un valor cercano a los 350 pesos y tendría menos impacto en un eventual traslado a precios.
Como complemento, en el Gobierno evalúan establecer un nuevo dólar para el agro. Según pudo saber El Destape de fuentes oficiales, por estas horas este tipo de cambio diferenciado incluiría a ciertos cultivos clave como el maíz y el sorgo, además de las economías regionales.
En cambio, las fuentes descartaron que este régimen incluya la soja, como se dio durante los tres "dólar soja" que estuvieron vigentes entre septiembre de 2022 y junio de 2023. Al respecto, señalan que el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, salió la semana pasada a desmentir, en Twitter, una noticia que indicaba que se estaba analizando un nuevo dólar especial para el complejo sojero.
Tampoco se incluiría al trigo, ya que la mayoría de la cosecha 2022-2023 de este cultivo ya fue liquidada y la próxima estará disponible recién hacia diciembre, cuando haya terminado el período electoral.
Aun así, ahora todo indica que la medida sí se dará pero con otros cultivos. Aunque en Economía evitan por el momento dar precisiones, los trascendidos estipulan que el nuevo dólar podría liquidarse a un tipo de cambio de aproximadamente 350, teniendo en cuenta el valor de los "dólar soja" previos y la inflación acumulada desde que el último terminó a inicios del mes pasado.
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Estos valores explicarían la inclusión de las economías regionales, ya que, en verdad, actualmente sigue rigiendo un "dólar agro" para ellas a 300 pesos, que recién vencerá el 31 de agosto. El problema es que el aumento de la brecha con los dólares paralelos, tanto el blue como los financieros, hizo que la liquidación se volviera poco atractiva para los productores.
Hasta el momento, las fuentes tampoco ofrecen precisiones acerca de cuándo podría realizarse el anuncio o entrar en vigencia la medida, más allá de las versiones que indicaban que podría haber un anticipo oficial este viernes por la tarde.
Tampoco hay cálculos oficiales sobre cuántos dólares espera el Gobierno que se liquiden con el nuevo régimen. Aun así, analistas económicos del sector agro estimaron a este portal que solo de maíz quedan por liquidar unas 10,3 millones de toneladas que, al precio actual de 230 dólares por tonelada, representarían un total de aproximadamente 2.370 millones de dólares.
El impacto del dólar agro en el acuerdo con el FMI
Ello sumado a la liquidación del sorgo y lo que resta de las economías regionales, podría significar un importante alivio para las debilitadas reservas netas del Banco Central, que actualmente se encuentran en valores negativos de al menos 5.000 millones de dólares. En paralelo, el adelanto de la liquidación de estas cosechas también permitiría aumentar la recaudación fiscal y revertir así el vacío que dejó la sequía.
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En resumen, mientras que el impuesto extra a las importaciones podría evitar una devaluación directa de todos los tipos de cambio como pide el Fondo, el dólar agro se complementaría como la herramienta que permitiría acercarse a las nuevas metas que se establecerán en el nuevo acuerdo con el organismo de crédito. Fundamentalmente, las metas de acumulación de reservas netas y de déficit fiscal.
De llegar el anuncio oficial en las próximas horas, sería un gesto de compromiso público del Gobierno para acelerar el cierre del acuerdo con el FMI cuando los tiempos apremian, ya que Massa espera, idealmente, viajar a Washington para encabezar la firma él mismo, con la urgencia de que el directorio del organismo lo apruebe antes del inicio del receso de la primera quincena de agosto.